Cómo la inteligencia artificial se cuela en las rutinas de trabajo
Astrofísicos, médicos, profesores y creativos relatan cómo han incorporado herramientas de IA en su día a día
Muchos empezaron jugando con las plataformas de moda hace poco y acabaron encontrando un aliado para obtener inspiración, resolver problemas o ahorrar tiempo. Otros llevan años trabajando con algoritmos complejos que son parte fundamental de su trabajo. Estos son profesionales de distintas disciplinas que poco o nada tienen que ver entre ellas, pero que implementan herramientas de inteligencia artificial en su día a día.
Xavier Pastor, médico (Barcelona, 66 años)
“La IA puede aconsejar al médico y hacer un cambio en la prescripción”
Xavier Pastor es un pediatra que durante toda su carrera se ha interesado por la innovación tecnológica. Su primera experiencia con la ciencia de datos se remonta a 1984, cuando trabajaba en su tesis doctoral. Se trataba de una investigación sobre recién nacidos con madres diabéticas que exigió un amplio análisis de datos que realizó con los primeros ordenadores personales que se utilizaban en la Universidad de Barcelona. Desde entonces, a este médico le ha apasionado la convergencia de medicina e investigación tecnológica.
En 1996 Pastor fue nombrado jefe de informática médica del Hospital Clínic de Barcelona, un centro que desde 2017 ha estado invirtiendo en la investigación con IA. Su departamento maneja, por ejemplo, proyectos de procesamiento de datos basados en machine learning para generar prescripciones. “Si el sistema considera que la receta es mejorable, puede aconsejar al médico y hacer un cambio en esa prescripción”.
En el hospital están utilizando la IA en múltiples proyectos concretos. Por ejemplo, crean modelos virtuales para poder hacer predicciones de los riesgos de pacientes de cáncer a partir de sus biomarcadores tumorales, trabajan con la detección temprana del cáncer colorrectal con algoritmos de deep learning y también mejoran con IA las lecturas radiológicas para descubrir enfermedades cerebrales y pulmonares.
Belén Yu Irureta-Goyena, astrofísica (Madrid, 24 años)
“No solo sabe hacer lo que haría una persona, va más allá”
Los algoritmos tradicionales “se quedan cortos” para el trabajo de Belén Yu Irureta-Goyena. Ella es astrofísica y en la actualidad cursa un doctorado en la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, donde se dedica a rastrear asteroides, basura espacial y satélites en imágenes astronómicas.
“Uso algoritmos de IA para algo que antes se hacía a simple vista. Tenías a una persona mirando cientos de imágenes”, explica. Los grandes telescopios modernos capturan decenas de miles de imágenes en un tiempo reducido. Analizarlas manualmente se ha convertido en una tarea inasumible, por lo que cada vez es más necesario usar métodos informatizados.
La científica utiliza algoritmos de IA específicos para identificar correlaciones entre datos que no serían evidentes para una persona. “El algoritmo no solo puede hacer lo que haría un ser humano, sino que va más allá”. Insiste en que en todas las ciencias la inteligencia artificial está tomando relevancia por su gran contribución. Hoy resulta “imposible” no tener procesos automatizados. “La IA ha facilitado estos métodos. No todo necesariamente debe hacerse con ella, pero en muchos de los procesos la IA rebasa los límites de los algoritmos tradicionales”.
Juan Hernández, consultor de relaciones institucionales (Mar del Plata, Argentina, 29 años)
“ChatGPT no puede ir por mí a una reunión”
Juan Hernández lleva seis meses utilizando ChatGPT en su trabajo como consultor para una institución financiera internacional. Como otros, probó al principio solo por curiosidad y pronto se dio cuenta de que le podía ser muy útil. “En una ocasión me retrasé mucho con las entregas y no contaba con un equipo al que pedirle ayuda. Me dije: bueno, vamos a disparar”. En su primera experiencia, utilizó ChatGPT para titular un trabajo de investigación. El algoritmo le proporcionó 20 opciones.
Luego amplió su uso. “No puedo generar un documento final que le entregaría a mi jefe con un programa de IA, pero sí es un buen punto de inicio”. Utiliza principalmente ChatGPT porque considera que es “la más fácil”. Con ella plantea el desarrollo inicial de ideas para investigaciones, organiza reuniones y presentaciones, multiplica enfoques para presentar opciones a clientes indecisos y traduce y corrige textos.
Las tareas del día a día se han vuelto más fáciles para Hernández. “Pensar 20 títulos para un documento lleva tiempo y estas herramientas proponen, casi al instante, esos 20 títulos o más donde elegir o, al menos, en los que inspirarse”, explica. Por ahora Hernández no teme que la IA lo vaya a dejar sin trabajo: “ChatGPT no tiene cara y no puede ir por mí a una reunión”.
Raphaël Lozano, diseñador gráfico (Drancy, Francia, 27 años)
“Es un tema controvertido en el mundo del diseño”
Cuando Raphaël Lozano comenzó a ver cada vez más información sobre ChatGPT se le despertó el interés por probar la inteligencia artificial generativa. Al inicio no era más que curiosidad por ver cómo funcionaba, pero ahora, cuenta, se ha convertido en un apoyo al que recurre constantemente en su trabajo como diseñador gráfico para Founderholics GmbH, una empresa de suplementos alimenticios en Alemania.
“Mi vida y mi trabajo no han cambiado, pero la IA ha variado la manera en la que hago las cosas”, explica. Ha sustituido algunas páginas gratuitas o programas de diseño que utilizaba por herramientas de IA. Cuando más le ayuda, dice, es al inicio de un nuevo proyecto, al trabajar las bases. Utiliza sobre todo ChatGPT, Dall-E y Leonardo AI. La primera, por ejemplo, le facilita preparar textos y definir arquetipos de personajes para el desarrollo de proyectos. Las IA de imágenes como Dall-E le sirven, o bien para inspirarse, o para completar imágenes, hacer montajes, ampliar fotos que ya tiene o generar otras nuevas.
En su empresa es el único diseñador gráfico, pero cada día ve cómo sus compañeros usan más ChatGPT para tareas cotidianas como escribir correos electrónicos o redactar newsletters. “En el mundo del diseño es un tema controvertido, porque hay quien está totalmente en contra de usar programas de IA, entre otros, por temas como el uso de imágenes ajenas sin autorización”.
Marvin del Cid, fotógrafo y productor audiovisual (ciudad de Guatemala,Guatemala, 49 años)
“No creo que nos vaya a hacer menos creativos, nos hace más eficientes”
Marvin del Cid es fotógrafo, productor de vídeo y periodista. Para cada una de estas disciplinas le saca provecho a la IA. Vive en República Dominicana y trabaja como freelance para empresas y medios de comunicación como Diario Libre, sobre todo en temas relacionados con el medio ambiente. Usa plataformas de IA para corregir y reescribir textos, generar subtítulos o incluso para conseguir ideas para nuevos proyectos. “Cuando no estoy convencido de lo que estoy escribiendo, uso ChatGPT para darle forma al texto. Por ejemplo, me puede dar sugerencias para plantear nuevos enfoques”, explica.
Con otras plataformas como Gigapixel, Del Cid mejora la calidad de las imágenes cuando solo tiene disponible material en baja resolución que le envían o para rescatar fotos antiguas en formato analógico. “La IA me ha hecho más eficiente, me ha reducido el tiempo en muchas tareas. Ahora me puedo ahorrar dos días de trabajo en el proceso de subtitular vídeos o mejoro la voz en un podcast sin necesidad de ir a un estudio”.
Del Cid piensa que quienes realizan labores como las suyas incorporarán tarde o temprano la IA en sus procesos de trabajo para ser más competitivos. “Yo no creo que nos vaya a hacer menos creativos, nos hace más eficientes”, sentencia. Aunque destaca la utilidad de la IA, cree que hay un matiz ético en la utilización de estas herramientas: “Una fotografía documental se puede mejorar, jamás modificar”. Al aplicar herramientas de edición como Topaz Labs, el resultado puede ser una imagen totalmente nueva.
Alexandra Daniel, profesora de inglés (Caracas, Venezuela, 35 años)
“Los niños aprenderán a usarla como hice yo”
Alexandra Daniel no estaba familiarizada con la inteligencia artificial hasta hace muy poco, cuando comenzó a ver publicaciones sobre el tema “por todas partes”. Vive desde hace casi una década en Buenos Aires y trabaja como profesora dando clases particulares de inglés a niños y adolescentes. “De golpe todos estaban hablando de este famoso ChatGPT y me provocó muchísima curiosidad. Al principio es intimidante ver cómo te responde a todo y lo detallado que es. Decidí que quería aprender a usarlo bien y me di cuenta de que me podía ayudar mucho en mi trabajo”.
Ahora usa esta herramienta para revisar textos, redactar las preguntas que utiliza para las tareas y cuando necesita hacer resúmenes de temas que sean de utilidad para sus alumnos. Además, cree que su responsabilidad es mantenerse al día con los avances tecnológicos para así poder estar “al mismo nivel” que los jóvenes a los que enseña. Quiere que sus estudiantes vean la IA como una herramienta más y no como un atajo para no hacer por sí mismos los deberes. “Decir que es mala y prohibir que la usen no tiene sentido. Aprenderán a utilizarla como hice yo”.
Goran Stipcich, científico de datos (Pula, Croacia, 42 años)
“Ahora se habla de ChatGPT, pero la IA es mucho más que eso”
Goran Stipcich está completamente inmerso en el mundo de la inteligencia artificial desde hace seis años, cuando comenzó a trabajar en el campo de la ciencia de datos porque, según dice, ese ámbito laboral le generaba “curiosidad”. Este ingeniero y doctor en Matemática Aplicada es hoy el responsable del equipo de ciencia de datos en la empresa multinacional de marketing Wunderman Thompson. La IA es “un mundo enorme”, explica, y en casos como el suyo resulta indispensable.
“Se utiliza en todos los ámbitos, desde analizar datos hasta hacer mediciones”. Él la usa para generar un marketing más personalizado, con recomendaciones adecuadas en la web según el perfil de cada usuario. Stipcich aplica algoritmos de IA para agrupar datos de cookies (información que los sitios web albergan de los usuarios) y generar perfiles para las empresas. El objetivo de esto es que con la información disponible se pueda hacer una publicidad más relevante y precisa para cada cliente. Esto se hace, aclara, “sin seguir ni identificar a ninguna persona”, respetando la privacidad del usuario de los sitios web con datos anonimizados.
“La IA abarca muchos ámbitos. Ahora se habla sobre todo de ChatGPT, pero es mucho más que eso”.
Azucena Vázquez, asesora de formación docente (Barcelona, 41 años)
“Me permite ahorrar horas de trabajo cada día”
La Asociación Espiral, Educación y Tecnología es una ONG dedicada a la formación de profesores de colegio e instituto en temas de tecnología e innovación digital en las aulas, incluyendo el uso de la inteligencia artificial. Azucena Vázquez, como vicepresidenta de la entidad y como docente, destaca la importancia de estas herramientas que utiliza para sus labores cotidianas. Ella se dedica ahora principalmente a tareas administrativas de la ONG y la IA le hace el día a día un poco más sencillo.
Una de las tareas de Vázquez es crear planes educativos para profesores y contenido divulgativo relacionado con la digitalización: “Lo aplico, por ejemplo, en el diseño del material didáctico para que el profesorado aprenda”. Esta docente asegura que la IA le permite ahorrar horas de trabajo cada día: “Es útil porque me permite quitarme de encima tiempo que dedicaría al trabajo rutinario y usarlo para cosas nuevas”.
Para realizar videotutoriales, por ejemplo, Vázquez destaca cómo la IA le permite ahorrar el trabajo de escribir los subtítulos que deben llevar todos los vídeos. “Entonces lo único que hago es ver el vídeo con el texto que me propone y yo tomo la decisión de si eso está bien o no. Puedo editar sobre la marcha lo que la aplicación va transcribiendo”. De esta manera, Vázquez se mantiene al día sobre los avances tecnológicos y sus posibilidades dentro de las aulas.
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