_
_
_
_
_

La ‘youtuber’ que domestica el capital

Nath Finanças, en el estudio casero desde el que enseña a sus paisanos a no dejarse engullir por la maquinaria del gasto.
Nath Finanças, en el estudio casero desde el que enseña a sus paisanos a no dejarse engullir por la maquinaria del gasto.RAFAEL FABRÉS

Con 22 años y un alud de seguidores, Nath Finanças divulga educación financiera básica en Brasil, donde millones de pobres sobreviven al día, tirando sin mesura de la tarjeta de crédito y acumulando deuda.

Nath Finanças emana entusiasmo con una buena dosis de incredulidad. Hasta hace seis meses, esta brasileña grababa sus vídeos para YouTube en la casa familiar. Difícil evitar que se colaran los sonidos del camión de la fruta, ladridos o el funk del vecino. Ahora el silencio y el aire acondicionado están garantizados porque dejó su barrio de toda la vida —escenario de asaltos frecuentes y asesinatos— para mudarse a un coqueto octavo piso con vistas. Una de las habitaciones es un set. Con los 700.000 seguidores que atesora en redes, ha ganado suficiente para emanciparse e instalarse en una buena zona de Nova Iguaçu, una ciudad pobre, populosa y violenta en la periferia de Río de Janeiro. Las cuentas le salen.

Nathália Rodrigues, de 22 años, ha llegado hasta aquí gracias a que un día se apasionó por la educación financiera. En cuanto empezó a entender los misterios del dinero, descubrió que era fascinante. Y se percató de que nadie hacía llegar esa valiosa información a los millones que eran pobres como ella. Ahora les enseña a gestionar sus finanzas personales.

Sus explicaciones son a la medida de esa mayoría poco instruida que gana menos del salario mínimo (1.045 reales al mes, 150 euros, 175 dólares). Legiones que viven al día, a menudo esclavizados por el crédito. En Brasil es habitual recurrir a la tarjeta de crédito para pagar un menú del día o una cerveza, o para costearse a plazos la compra de la semana o unas Nike. Primera lección, anotar ingresos y gastos. Todos, los ordinarios y los extraordinarios; sea en un folio o en una app gratuita. Su público son empleadas del hogar que trabajan por días, amas de casa, jóvenes freelance…

Su desembarco en YouTube hace menos de dos años fue una pequeña revolución porque los brasileños que hablan de dinero suelen ser hombres y mujeres blancos, de pelo liso, que aconsejan cómo invertir a ahorradores de clase media-alta. Hasta que llegó ella, negra, insultantemente joven y con esos espectaculares rizos a lo Angela Davis explicando con ejemplos cotidianos qué es la inflación, cómo ahorrar poco a poco y cómo navegar por los procelosos vericuetos de las mil tasas y productos financieros. “Hablan de ahorrar el 30%, de emprendedurismo…, es todo muy distante. Usan términos muy técnicos. Lo que quieren es que esa gente siga en la base de la pirámide para contratarla por un salario mínimo”, dice. La crisis que la pandemia ha traído a millones de hogares ha disparado su audiencia.

Un estante donde Nath ha puesto a convivir a Thomas Piketty con Karl Marx.
Un estante donde Nath ha puesto a convivir a Thomas Piketty con Karl Marx.RAFAEL FABRES

Hija de un ama de casa y un militar jubilado, Nath Finanças aprendió lo que sabe gracias a un didáctico profesor de finanzas y a que tuvo que empezar a trabajar a los 16 años. También ella fue parte del engranaje que atrapa a millones de brasileños en un endeudamiento crónico. Cuando empezó a entender de dinero fue consciente de que aquellas tarjetas de fidelidad que vendía en la zapatería de un shopping eran una trampa. Ofrecían crédito, pero solo en esa tienda, y además ¡había que pagar una tasa! También a ella el banco le dio, en cuanto tuvo un empleo, una tarjeta con un crédito que triplicaba su salario. Un caramelo que la enganchó y la haría sufrir para pagar sus facturas. A sus espectadores les explica que el crédito es por si el frigorífico se estropea o surgen otras emergencias.

Sirve sus consejos en todos los canales imaginables: Twitter, Instagram, TikTok, un podcast, y acaba de estrenarse en WhatsApp, donde hace circular un resumen en audio de las noticias económicas de la semana.

Ideas no le faltan.

Sus primeros vídeos eran rudimentarios, ante una pared amarilla. El fondo son ahora unas librerías donde asoma El capital en el siglo XXI, de Piketty, junto a El capital, de Marx. Hasta hace nada estudiaba Administración —se acaba de licenciar—, trabajaba y dedicaba las noches a los vídeos. “Lo hacía todo sola. Grabar, editar, postear, difundir. Un trabajo de hormiga”.

Poco tardó en ser descubierta por una agencia que le vio potencial e impulsó su carrera. A los que creen que YouTube es una máquina para hacer dinero fácil les dedicó un vídeo para contar que consiguió 1,718 dólares en los primeros 18 meses.

Con lo que de verdad logra ingresos es colaborando con marcas que colocan productos en sus vídeos. Su éxito le ha permitido contratar en plena pandemia a 15 personas, incluida su madre, que le lleva la agenda y por fin, gracias a su hija Nath, tiene independencia económica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_