La crisis venezolana entra en la lista de emergencias para la infancia de 2019
Unicef hace un llamamiento de 3.430 millones de euros para atender este año a 41 millones de niños en el mundo; 60,8 millones para los afectados por la situación en el país latinoamericano
La crisis de Venezuela entra por primera vez en la lista de emergencias para la infancia a las que prestar atención en 2019. Unicef la incluye en su llamamiento anual de recaudación para responder a las necesidades de 41 millones de niños en todo el mundo, fijado en 3.900 millones de dólares (alrededor de 3.430 millones de euros). Así lo recoge el informe Acción Humanitaria para la Infancia 2019, presentado este martes en Madrid, que resume los resultados del trabajo llevado a cabo por la organización en 2018 y hace una estimación de los fondos necesarios para atender a los más pequeños en contextos de emergencia, conflictos o desastres naturales a lo largo de este año.
El panorama para 2019 no es halagador, con más países envueltos en luchas internas o internacionales que en cualquier otro momento durante los últimos 30 años y dificultades cada vez mayores para llegar a los niños en situación de crisis. Unicef pretende alcanzar 73 millones de personas en 59 países, con especial atención hacia las crisis más olvidadas, como Yemen, República Democrática del Congo o República Centroafricana, señala el director ejecutivo del Comité Español del Fondo, Javier Martos.
Conseguir financiación para las emergencias menos mediáticas es uno de los principales retos a los que tiene que hacer frente la organización. “Los países más ricos y algunos donantes sí que nos ofrecen fondos para etiquetar [no vinculados a un contexto determinado], pero hay que seguir trabajando para atraer la atención de la opinión pública sobre estas situaciones más olvidadas”, explica Martos.
La región de Oriente Medio y el norte de África sigue acaparando por segundo año consecutivo la mayoría de los fondos solicitados. De los más de 2.000 millones de dólares (1.700 millones de euros) pedidos para esta zona, alrededor de 903 millones (795 millones de euros) están destinados a los refugiados sirios en distintos países. Cerca de 542 millones (477 millones de euros) se emplearán en Yemen, mientras que unos 73 millones (64 millones de euros) irán a Irak.
Oriente Medio y el norte de África acapara por segundo año consecutivo la mayoría de los fondos solicitados
Para la crisis social y económica que afecta Venezuela y el siguiente éxodo, que ha salpicado a varios países limítrofes, serán necesarios 69 millones de dólares (unos 60,8 millones de euros), según se estima en el informe. “Unos tres millones de personas han abandonado el país en los últimos años y la mayoría se queda en los países cercanos”, indica Martos. “Se necesitan recursos para apoyar su integración, ofrecerles servicios sociales básicos y también prestarles asistencia a lo largo del camino”.
Un total de 27,5 millones de dólares (24,2 millones de euros) se compromete a atender migrados y refugiados en Europa, a pesar de que el número de personas que cruzan el Mediterráneo, en particular niños y adolescentes, se haya reducido significativamente en los últimos años.
La partida destinada a República Democrática del Congo es de 326 millones de dólares (286 millones de euros). Casi 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en un país marcado por una importante escalada de violencia en 2018. Entre ellos hay 5,6 millones de niños. Una nueva epidemia de ébola en el este ha causado hasta el momento unas 400 muertes.
“La inseguridad alimentaria ha aumentado”, sostiene en conversación telefónica desde Kinsasa Inés Lezama, jefa de nutrición de Unicef en el país. “Se estima que este año 1,4 millones de niños corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda severa. El año pasado conseguimos tratar 280.000 casos. La respuesta está allí, pero la financiación nunca es suficiente”. En 2018, solo se consiguió el 44% de los fondos solicitados.
Algo parecido ocurre en Yemen. “Después de cuatro años de conflicto, la situación no ha mejorado y hoy en día el 80% de los niños necesita ayuda humanitaria”, explica en la presentación del informe Meritxell Relaño en conexión en directo desde el país. “Las infraestructuras y los servicios están al límite. Los funcionarios llevan más de dos años sin cobrar. Estamos cerca del colapso de los sistemas de salud, de agua y saneamiento”.
En cuanto a sectores, la educación es el que concentra las mayores necesidades (29%) a escala mundial. Le siguen agua, saneamiento e higiene (20%) —para garantizar, entre otras metas, agua potable a 42,8 millones de personas— y nutrición (18%) —para ofrecer tratamiento contra la desnutrición aguda grave a 4,2 millones de niños—. Otro de los pilares de la intervención consistirá en fortalecer los mecanismos para la prevención de desastres naturales y la alerta temprana, así como mejorar la respuesta de las poblaciones afectadas y reforzar su capacidad de sobreponerse a las catástrofes.
1,4 millones de niños corren el riesgo de sufrir desnutrición aguda severa en 2019 en República Democrática del Congo
Ante la escasez de los fondos, la innovación puede ser una aliada crucial. “Aunque esta palabra se ha puesto de moda, no es nada nuevo, ni se refiere solo a las últimas tecnologías. Se trata más bien de hacer las cosas de manera más eficaz, de escalarlas con mayor rapidez y con menos recursos”, asegura Clara Palau, jefa de producto de la Unidad de Innovación de Unicef.
Menos de la mitad de la recaudación en 2018
La inestabilidad en Libia; el conflicto en el este de Ucrania; los desplazamientos en la cuenca del lago Chad y en Etiopía; las prolongadas guerras en Siria y en Yemen; el éxodo de los rohinyá en Bangladés; los niños en tránsito de Venezuela; el aumento de la violencia en Afganistán y Sudán del Sur; el brote de ébola en República Democrática del Congo son algunas de las situaciones dramáticas a las que han tenido que enfrentarse cientos de millones de niños y niñas de todo el mundo en 2018. El año pasado no se lo puso fácil a la infancia. No obstante, Unicef solo pudo recaudar menos de la mitad de los fondos necesarios para ejecutar sus programas de emergencia.
El Fondo de las Naciones Unidas solicitó al principio del año 3.600 millones de dólares, (3.172 millones de euros) aunque en diciembre el total se había elevado a 3.800 millones (3.348 millones de euros), debido a la aparición de nuevos desastres naturales, la crisis de la migración regional en América Latina y el Caribe, y el deterioro de las situaciones en contextos frágiles como Afganistán, Malí, Siria, Sudán y Yemen. Para el 10 de diciembre, solo se habían alcanzado 1.850 millones de dólares (1.630 millones de euros, un 49% del total solicitado), que se sumaron a aproximadamente 919 millones de dólares (809 millones de euros) disponibles del año anterior.
El director ejecutivo del Comité Español, Javier Martos, achaca la responsabilidad de no alcanzar la meta a la caída de la ayuda oficial al desarrollo y a una acción humanitaria “muy condicionada, cuya ejecución es cada vez más compleja y delimitada”.
Las emergencias en República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Siria y sus países vecinos, y Yemen representaron el 60% de toda la financiación recibida en 2018, mientras que las cinco situaciones de crisis con una financiación más escasa, de manera proporcional a las necesidades, fueron Angola, Camerún, Kenia, Madagascar y Uganda. En conjunto, los fondos recibidos para estas emergencias representaron el 2% del total de la recaudación.
La mayor parte de los fondos recibidos (un 63%) procedieron de Estados Unidos, Reino Unido, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, el Fondo central para la acción en casos de emergencia, la Comisión Europea y Alemania.
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