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Un niño nacido en África subsahariana tiene 18 veces más probabilidades de morir antes de cumplir los cinco que uno nacido en Australia

Un informe de la ONU alerta de que los recortes actuales en financiación pueden provocar un retroceso en la lucha contra las muertes infantiles, cuya tasa se ha reducido a la mitad desde el año 2000

Niños Africa
Silvia Laboreo Longás

En 2023, 4,8 millones de niños murieron en el mundo antes de cumplir los cinco años, la mayoría por causas prevenibles, según un informe del Grupo Interinstitucional de la ONU para la Estimación de la Mortalidad en la Niñez (UN IGME, por sus siglas en inglés) publicado este martes. Casi la mitad de estas muertes (2,3 millones) se produjeron en los primeros 28 días de vida.

Además, en 2023 se registraron 1,9 millones de muertes prenatales en 2023, según otro informe del grupo difundido también este martes y que indaga en la mortalidad que se produce después de 28 semanas de embarazo, pero antes del parto o durante este. “Dos de cada cinco bebés murieron durante el parto, un momento en el que se pueden prevenir la mayoría de las muertes fetales”, explica el documento, que prevé que, si no se toman medidas, se produzcan 30 millones de muertes de niños menores de cinco años antes de 2030, y 13 millones de mortinatos hasta ese año.

Desde 2000, la tasa mundial de mortalidad de niños menores de cinco años se ha reducido a la mitad y ha pasado de 77 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, a 37 por cada 1.000 en 2023, el último año estudiado. Sin embargo, estos progresos se han ralentizado en un 42% entre 2015 y 2023, en comparación con las mejoras logradas entre el año 2000 y 2015.

Un niño de un país de renta baja tiene un riesgo diez veces mayor de morir en el primer mes de vida que uno de renta alta

La ONU subraya que estos avances están ahora aún más en peligro por los recortes de financiación de los principales donantes, de los que ya se están viendo las consecuencias en los programas de salud infantil. Escasez de personal sanitario, cierre de clínicas, falta de suministros, interrupción de programas de vacunación y de tratamientos como el de la malaria están impactando en territorios donde estas tasas de mortalidad infantil ya son altas. “La tendencia ha sido preocupante en los últimos años. Los fondos disponibles de los Gobiernos donantes y socios para algunos de los países en desarrollo, que están lejos de cumplir los objetivos de salud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se han ido reduciendo y los recientes recortes que han anunciado varios Gobiernos han hecho que las perspectivas sean bastante aterradoras”, explica por videoconferencia a EL PAÍS Fouzia Shafique, directora Asociada de Salud de Unicef y una de las autoras del informe.

El documento advierte de que, si la tendencia actual continúa, 60 países no cumplirán la meta recogida en los ODS de reducir la mortalidad de menores de cinco años a 25 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Y 65 países corren el riesgo de no cumplir el objetivo de reducir la tasa de mortalidad neonatal a 12 muertes por cada 1.000 nacidos vivos para 2030. “Ahora bien, estas son cifras de hace un año y se basaban en la suposición de que, al menos la situación financiera no cambiaría drásticamente”, explica Shafique, que añade que ahora hay países en los que se ha reducido de forma drástica el margen fiscal para el sector sanitario. “Por lo tanto, a menos que los propios Gobiernos y otros donantes intervengan y se aseguren de que se mantengan las inversiones en salud materna, neonatal e infantil, comenzaremos a ver una reversión en la tasa de mortalidad”, cuenta. “Nos encontramos en una situación en la que tal vez dentro de un año estemos hablando de un aumento de las cifras y no de una nueva disminución”, añade.

Las muertes de niños, inciden en el informe, “son especialmente trágicas”, ya que los medios para prevenirlas son bien conocidos y van desde el acceso a servicios sanitarios esenciales, partos atendidos por personal sanitario cualificado, atención prenatal y postnatal de calidad, atención especializada a recién nacidos enfermos, vacunaciones, prevención y programas de nutrición, entre otros. “El cálculo es trágicamente sencillo: si estas intervenciones llegaran a su fin, también lo harían las esperanzas, las aspiraciones y el futuro de millones de niños de todo el mundo”, advierten en la introducción.

Avances desiguales

Pese a los progresos a nivel mundial, un niño nacido en África subsahariana tiene una probabilidad 18 veces mayor de morir antes de cumplir los cinco años que uno nacido en Australia y Nueva Zelanda. Esta región concentra junto con el sur de Asia el 80% de las muertes de menores de cinco años. Es decir, cuatro de cada cinco decesos sucedieron en estos dos territorios. Sin embargo, las causas son muy diferentes. En África subsahariana el paludismo es el responsable del 15% de las muertes de menores de cinco años en la región. En el sur de Asia, “las muertes se deben en gran medida a causas relacionadas con complicaciones en el parto”, menciona el informe.

Los niños nacidos en países de renta baja y media-baja se enfrentan a riesgos de muerte significativamente mayores que los nacidos en países de renta alta. Un niño de un país de renta baja tiene un riesgo 10 veces mayor de morir en el primer mes de vida que uno de renta alta. Y respecto a la mortalidad de niños menores de cinco años, estaríamos hablando de 62 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en países con ingresos bajos, frente a las 4,9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en países de ingresos altos. “Solo cuatro países —Níger, Nigeria, Somalia y Chad— tuvieron en 2023 una tasa de mortalidad de menores de cinco años superior a 100 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, pero todos ellos se encuentran en África subsahariana”, dice el análisis. Además, en esta región también se encuentran los países con las 20 tasas de mortalidad de niños de menos de cinco años más altas del mundo, con más de 60 muertes por cada 1.000 nacidos vivos.

Durante los primeros 28 días de vida, un periodo especialmente vulnerable, las principales amenazas son los partos prematuros, las complicaciones en el parto y las anomalías congénitas

Por otro lado, la infancia que vive en países clasificados como “situaciones frágiles y afectadas por conflictos” tienen casi tres veces más probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los niños nacidos en países no afectados por estas condiciones.

Los riesgos no solo dependen del territorio. Aquellos niños que viven en hogares más pobres tienen casi el doble de probabilidades de morir antes de cumplir los cinco años que los de hogares más ricos, puntualiza el informe. Y aquellos que viven en zonas rurales tienen un riesgo 1,5 veces mayor que aquellos de entornos urbanos. Otros factores, como el nivel educativo de la madre o su edad, también influyen.

En cuanto a las causas, durante los primeros 28 días de vida, un periodo especialmente vulnerable, las principales amenazas son los partos prematuros, las complicaciones en el parto y las anomalías congénitas. Para los niños que sobreviven más allá de ese primer mes, “la neumonía, la malaria y la diarrea representaron en conjunto casi un tercio de todas las muertes”.

Como se indica al inicio de este artículo, desde el año 2000 se ha reducido a la mitad la mortalidad mundial de menores de cinco años. Un hito que algunos países han llevado más lejos, con disminuciones aún mayores. El informe destaca cuatro casos de éxito, Nepal, Senegal, Ghana y Burundi, en los que los retos financieros y geográficos no han sido un impedimento en la disminución de las muertes infantiles. Senegal, por ejemplo, ha logrado “una de las mayores reducciones de la mortalidad de menores de cinco años en todo el mundo”, con un 70% desde el 2000 y también ha disminuido la mortalidad neonatal en un 41%. Nepal ha tenido un descenso del 67% y del 59%, respectivamente. En Ghana y Burundi las reducciones también han sido significativas.

Mejores datos y continuar con las medidas que salvan vidas

En aproximadamente dos de cada cinco países, los datos más recientes disponibles sobre mortalidad infantil tienen más de cinco años. “Sin mejores datos, millones de niños corren el riesgo de pasar desapercibidos, y los esfuerzos para reducir la mortalidad se verán obstaculizados por la incertidumbre y los retrasos, especialmente en los países con mayor mortalidad, donde los sistemas de datos son más débiles”, indica el informe.

Según se incide en el análisis, “ahora no es el momento de reducir las intervenciones probadas que salvan vidas infantiles, sino de fortalecer los sistemas y plataformas a través de los cuales los niños reciben estas intervenciones. Dejar morir a estos niños cuando se dispone de los medios para evitar sus muertes es una violación fundamental de nuestro deber para la infancia de todo el mundo”.

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Sobre la firma

Silvia Laboreo Longás
Trabaja en el equipo de Redes Sociales. Antes, formó parte del departamento de vídeo de Domestika, fue redactora en la revista PlayGround y también trabajó en comunicación. De Zaragoza, estudió periodismo en la Universidad de Zaragoza.
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