Los pistachos que consumimos en España proceden, sobre todo, de Irán y de otros lugares de Oriente Medio. El fruto, que tiene el aspecto de la fotografía antes de madurar, se recolecta cuando el pellejo que lo envuelve se desprende con facilidad, mostrando en su interior el aspecto con cáscara que conocemos. Posteriormente, se secan, se salan y se tuestan y es así como los consumimos. Este alimento supone una fuente de proteína vegetal y de grasas insaturadas, sobre todo de ácido oleico, que según el MAPAMA, ayuda a reducir el nivel de colesterol total y la tensión arterial y tienen grandes cantidades de fósforo y potasio, relacionados con la mejora de la salud mental, el fotalecimiento de los huesos y el mayor rendimiento muscular. Además, son ricos en fibra (más del 10% de su composición), lo que ayuda a prevenir el estreñimiento y el cáncer de colon, y su vitamina B6 puede ayudarle a mitigar el dolor y la irascibilidad de las menstruaciones complicadas. ¿Alguien da más?