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Las verduras y frutas que nos son familiares hoy en día no siempre tuvieron una pinta tan apetecible. “El ser humano comenzó a modificar los alimentos para su propio beneficio en el Neolítico, con el nacimiento de la agricultura”, explica el doctor en biotecnología molecular J.M. Mulet. Las modificaciones genéticas en los alimentos dan lugar a productos transgénicos (OMG), creados para que presenten ventajas sobre los originales, "como un cultivo enriquecido en vitaminas o resistente a la sequía, a los insectos o a los herbicidas”, dice el experto. Por ejemplo, “el maíz viene de una especie silvestre llamada 'Teosinte' y el tomate primitivo –muy similar al 'Physalis Nahaufnahme' de la fotografía– era tóxico”, añade. “La mayoría de variedades actuales de tomate son muy recientes y en poco se parecen a aquellas que colonizaron Europa. Las que llegaron a Italia eran de color amarillo, lo que explica su nombre de 'pomodoro' (manzanas de oro)”, explica el biotecnólogo en su blog 'Los productos naturales ¡Vaya timo!'.
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El plátano de hoy no se parece en nada al original (y menos mal)

Muchos de los alimentos que conocemos son fruto de la evolución genética. Este es el antes y el después de algunos de ellos

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