Tendones de cerdo para reparar rodillas
Un ensayo emplea, por primera vez, injertos de tejido porcino, al que se ha extraído el ADN y el material celular, para recomponer el ligamento cruzado
Dice el refranero popular que del cerdo se aprovecha todo, desde la pezuña hasta el morro. También sus músculos isquiotibiales. Pero a diferencia de lo que se acostumbra a hacer con el animal, lo de los isquiotibiales no se aprovecha para comerlos, sino para injertarlos en rodillas humanas y reparar las roturas de ligamentos cruzados. En el marco de un ensayo clínico internacional, traumatólogos del hospital de Bellvitge de Barcelona han realizado una reparación del ligamento cruzado anterior de la rodilla a partir de un injerto porcino descelularizado. Esta técnica, pionera en el mundo, resulta menos invasiva y arriesgada que la que se empleaba hasta ahora, que consistía en extraer tendón sano del propio paciente o de un limitado banco de donantes para injertarlo en la zona dañada.
Apelando al viejo dicho, se había intentado ya 20 años atrás usar tejido de vaca y de cerdo para recomponer esta dolorosa lesión, pero la técnica no tuvo el éxito esperado, basicamente por el rechazo que provocaban estos injertos en el cuerpo humano. Sin embargo, la tecnología actual ha ido al rescate del viejo procedimiento para recuperar sus posibilidades. Así, los investigadores han sometido al músculo isquiotibial porcino a un proceso de descelularización, esto es, de extracción del ADN y material celular del animal para evitar el rechazo. "La novedad está en que la tecnología nos permite eliminar el rastro celular y genético del tejido porcino que nuestro cuerpo, a priori, rechaza porque lo ve como un elemento raro", explica Gabriel Oliver, médico de la Unidad de Rodilla del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología y responsable de este estudio en el hospital de Bellvitge.
"La novedad está en que la tecnología nos permite eliminar el rastro celular y genético del tejido porcino que nuestro cuerpo, a priori, rechaza porque lo ve como un elemento raro", explica el doctor Gabriel Oliver
El ligamento cruzado es el responsable de alrededor del 90% de la estabilidad de la rodilla. Su rotura, muy común en deportistas, es compleja y la recuperación puede prolongarse seis meses. Hasta ahora, para reparar esta lesión se extraía tejido del tendón del paciente o de un donante para hacer la reconstrucción quirúrgica. "En ese caso, el riesgo para el paciente es que se lesiona una zona sana para conseguir el injerto y, en el caso de que sea de donantes, el banco es muy limitado y caro. Esta nueva alternativa nos ofrece otra opción y estamos estudiando sus posibilidades", apunta Oliver.
En Bellvitge ya han hecho 11 intervenciones de este tipo desde el pasado diciembre. Aunque el ensayo clínico implica un seguimiento postoperatorio durante dos años, los médicos ya han detectado que la técnica "facilita el injerto y reduce el tiempo quirúrgico y el daño al paciente". Tras la operación, los pacientes intervenidos han manifestado menos dolor que con otras técnicas, menos inflamación y la recuperación muscular ha sido más rápida.
Además de las intervenciones realizadas en Bellvitge, el ensayo clínico se está llevando a cabo en una decena de centros europeos, situados en Reino Unido, Polonia y España. Los hospitales implicados reunirán una muestra mínima de 40 casos para continuar el seguimiento durante los próximos dos años. Los investigadores esperan que, de confirmarse los buenos resultados, la técnica sea aprobada en 2017.
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