Nadia Calviño: “No hay espiral: la inflación bajará en la segunda mitad de este año”
La ministra de Asuntos Económicos sostiene que la recuperación es sólida y que el despliegue de los fondos europeos va a muy buen ritmo
La vicepresidenta Nadia Calviño (A Coruña, 53 años) parece inasequible al desaliento y al ruido político. Aunque no desdeña el contexto de guerra e incertidumbre, no duda de que la inflación ha empezado a descender. Argumenta que la recuperación es sólida, y que el despliegue de los fondos europeos va a un ritmo impresionante. Subraya que este es un Gobierno reformista. Y aunque constata un cambio en el tono del PP, no cree que lo sea en la sustancia.
Pregunta. ¿Ha sido espiada?
Respuesta. Hemos hecho verificaciones. No tengo ninguna indicación de que haya sido espiada.
P. ¿Amenaza esta turbulencia la recuperación económica?
R. No veo por qué.
P. El ruido tapa el silencio.
R. Esta cuestión está atrayendo mucha atención. Pero yo veo que el Gobierno está reaccionando correctamente, dando toda la información en los foros adecuados. Se están esclareciendo los hechos sin dejar lugar a dudas.
P. El ruido daña la economía.
R. Afortunadamente, desde el Gobierno nos hemos centrado en trabajar para construir, pensando en el interés general. Gracias a eso, ahora vemos una recuperación económica fuerte.
P. Pero si flaquean sus aliados… Quedan reformas por aprobar.
R. Hemos dado un enorme impulso a las reformas, y espero que a mediados de año hayamos culminado las más importantes. Están en tramitación parlamentaria la ley crea y crece, la de startups, la reforma concursal, la del audiovisual, de telecomunicaciones y todas las de mejora de la justicia y la ciencia. Son reformas importantes, además de necesarias para que sigan fluyendo los fondos europeos por estar incluidas en el Plan de Recuperación. Tendrían que quedar al margen de la confrontación política.
P. ¿Se ampliarán más allá de junio las medidas de choque contra la inflación?
R. Vamos a evaluarlas en función de su eficacia. Algunas tienen un impacto fiscal muy significativo. Por ejemplo, la bonificación de los carburantes. Tenemos que ver si están funcionando como deberían para lograr amortiguar los precios.
P. ¿Tiene dudas?
R. Puede haber un riesgo de que las empresas internalicen esas subvenciones y al final no bajen sus precios. He instado a Competencia para que lo analice, y están en ello.
P. El Programa de Estabilidad dice que con las reformas el PIB sumará tres puntos más.
R. Creo que el paquete de reformas que recoge el Plan de Estabilidad no tiene precedentes. Es muy ambicioso. Ya hay reformas importantes en vigor. La de Formación Profesional y la Laboral son de las más importantes. Estamos viendo ya su impacto, especialmente en el empleo, y nos llevan a un cambio de modelo económico más sostenido y sostenible. A la de FP se incorpora además todo el trabajo que llevamos haciendo para modernizar el catálogo de titulaciones y la inversión para crear más de 200.000 plazas y reforzar la capacitación digital. Pero son probablemente las dos más transformadoras.
P. En el mercado laboral, ¿seremos un poco más alemanes?
R. El objetivo de la reforma es europeizar nuestro mercado laboral y los resultados positivos ya son visibles. Se está creando empleo a buen ritmo y de más calidad. Prevemos una reducción importante de la tasa de desempleo por debajo del 10% en 2025, un patrón de crecimiento mucho más equilibrado, con un sector exterior que tiene una contribución positiva, con un peso de la construcción muy inferior al que teníamos antes de la crisis financiera.
P. ¿Son sostenibles los 20 millones de empleos?
R. La reforma laboral ha supuesto un cambio estructural y estamos viendo una aceleración de la contratación indefinida. Desde su aprobación, 1,8 millones de personas tienen empleo indefinido y esos datos son vidas, familias que tienen una perspectiva completamente distinta de la que tenían antes. Los contratos de menos de siete días, los más precarios, han pasado en abril de ser tres cuartas partes a una cuarta parte. Ya hay y habrá más oportunidades, sobre todo para los jóvenes.
P. En abril se firmaron 700.000 contratos indefinidos, un éxito. Pero, ¿una parte de los temporales no se convierten en fijos discontinuos o a tiempo parcial?
R. Tenemos que seguir en un proceso que mejore las condiciones de trabajo y que siga mejorando las salariales. Todo esto se produce en un contexto de fuerte inversión, crecimiento y transformación estructural de la economía, con un peso creciente de las nuevas tecnologías, la digitalización, la ciencia. No depende solo de un texto normativo, sino del cambio estructural que estamos impulsando con el Plan de Recuperación.
P. ¿Por qué se recupera antes el empleo que la economía?
R. El crecimiento de las variables reales, como el empleo, la recaudación, la inversión, no está del todo alineado con la evolución del PIB. Eso sorprende a los analistas. Tenemos que ver si es algo metodológico o si hay una cuestión sustantiva que ha cambiado por la pandemia. Se han puesto en marcha grupos de trabajo con el INE para revisar las metodologías y tratar de modernizarlas.
P. Salvo catástrofe, ¿descarta un estancamiento con inflación, la temida estanflación?
R. Todos los organismos prevén para España un fuerte crecimiento este año y el próximo. Y esperamos que cuanto antes se vaya desacelerando la inflación. Todo eso depende en gran medida de factores exógenos, claro, como el impacto de la guerra y las cadenas de valor globales. La pandemia sigue afectando mucho a China. Todo eso cuenta. Pero los ciudadanos y las empresas están viendo una recuperación y una creación de empleo muy fuertes.
P. ¿Descarta rotundamente un escenario de estancamiento?
R. Ningún organismo contempla ese escenario.
P. ¿Estamos preparados para la próxima subida de tipos?
R. Ya hace tiempo que anticipamos que iba a haber una subida de tipos progresiva. En estos últimos años hemos aprovechado para ampliar la duración de la deuda y seguir reduciendo la carga financiera por debajo del 2% del PIB. Es decir, hemos mejorado la sostenibilidad fiscal a largo plazo. El tipo de interés medio de la deuda española seguirá bajando incluso en un contexto de progresivo aumento de los tipos porque quedan títulos que serán reemplazados por otros a tipos más bajos. Y, además, recordemos que la respuesta a la crisis generada por la covid ha supuesto que el sector público ha protegido al privado, provocando un aumento significativo de la deuda pública. Pero a cambio tenemos un sector privado saneado con un nivel muy elevado de ahorro y una mejor solvencia de las empresas.
P. Sí, pero muchos ciudadanos dicen en las encuestas que su situación económica es buena... y que la general es mala.
R. Entiendo que los ciudadanos estén cansados y sientan zozobra, como en otros países, después de dos años tan duros. Pero los ciudadanos saben muy bien que la respuesta que hemos dado a la pandemia es muy diferente de la de crisis anteriores. Gracias a la reacción de Europa, hemos podido proteger a las empresas, el empleo, las rentas de las familias. Hemos tomado medidas muy ambiciosas, muy eficaces, y eso hace que ahora tengamos una base sólida para la recuperación, como vemos en el mercado de trabajo o la inversión. Este año prevemos un crecimiento de más del 7% de la inversión. Y la de bienes de equipo supera el 10%. Solo ahora estamos recuperando los niveles de inversión pública comparables a los de 2012, después de una década perdida. Y todo esto no se explica si no es con las medidas que adoptamos para proteger a la economía y el Plan de Recuperación.
P. ¿Permea eso en la oposición? El PP cambia el tono.
R. Parece que cambia el tono, pero la sustancia es la misma. El PP se opuso a la convalidación del Real Decreto Ley de Medidas de Choque de Respuesta a la Guerra.
P. Tampoco el Gobierno dialogó ni aceptó propuestas suyas.
R. No es cierto. Hemos estado abiertos a hablar de todas las propuestas del PP, sobre todo de lo que pueda ser bueno para la economía. Pero esa no era la cuestión aquel día, sino la de la convalidación del real decreto ley en el que se adoptaban medidas para amortiguar el impacto de la guerra sobre los ciudadanos. Varias de las cuestiones que proponían ya estaban incorporadas: la bajada de los precios y de impuestos a la energía, la agilización de inversiones del Plan de Recuperación. Y otras cuestiones que planteaban serían en este momento contraproducentes.
P. La recaudación está que se sale y así se pueden financiar mejor las políticas. Pero carga mucho sobre el IVA y el IRPF, que afectan más a las clases populares y medias.
R. Hemos visto una mejora de la recaudación de todos los impuestos, incluyendo el de sociedades, un síntoma de la fuerte recuperación. Más del 80% del incremento de recaudación, según la Agencia Tributaria, viene del aumento de actividad. También la creación de empleo tiene un efecto positivo sobre la financiación de la Seguridad Social. Y todo ello refuerza las finanzas públicas. Más de la mitad de lo recaudado va a las comunidades autónomas para financiar sanidad y educación, y más del 60% del gasto público son pensiones y políticas sociales.
P. El Pacto de Rentas se cae.
R. El lunes me reúno con los agentes sociales y analizaremos la situación. Se trata de evitar una espiral inflacionista que, según la última información disponible, en principio no se está produciendo en nuestro país. Pero en este momento es importante que cuanto antes hagamos todo lo posible por cambiar esta tendencia de los precios, sabiendo que hay una buena parte que viene de fuera. Tenemos que actuar sobre lo que está bajo nuestro control.
P. ¿Dice que no estamos en una espiral inflacionista?
R. La información que tenemos no apunta a que España esté en una espiral inflacionista. Vamos a tratar de atajar cuanto antes las causas subyacentes, sobre todo el contagio de los precios de la energía en los mercados internacionales sobre el mercado mayorista ibérico. Y eso ya nos va a permitir amortiguar los impactos más directos en nuestro país.
P. Pero la inflación está en récords, en el 8,4% interanual.
R. Nuestro análisis apunta a que, aunque pueda haber repuntes, ya habríamos dejado atrás el pico y a partir del segundo semestre iniciaremos la senda de desaceleración de los precios. Todos los organismos, incluido el FMI, prevén que la inflación vuelva a situarse en torno al 2% en 2023, por debajo de la media europea.
P. ¿Cómo va la negociación de la excepción ibérica para el mercado eléctrico que la rebajaría?
R. Hemos enviado la propuesta conjunta de España y Portugal y la Comisión Europea está analizándola. Espero que entre en vigor cuanto antes. Es un factor fundamental para atajar la inflación en la Península. Y seguiremos adoptando las medidas para intentar que su desaceleración sea lo más intensa posible.
P. ¿Y para este año?
R. Prevemos que el deflactor del consumo privado quede en una media en torno al 6%. Además, estamos trabajando para mejorar la metodología de cálculo del IPC, para tratar de reducir esa sobreponderación del precio mayorista de la energía.
P. Un dilema: mantener el poder adquisitivo de las pensiones o intentar reducir los precios. Lo primero es una promesa del Gobierno y se convirtió en ley. Lo segundo evitaría que la bola de la inflación engorde. Y ahora que el BCE deja de comprar deuda, ¿qué señal se da a los mercados actualizando las pensiones con el IPC? ¿Se las dejaría al margen de un pacto de rentas?
R. La señal es la de la certeza de que somos un Gobierno que cumple sus compromisos. Hay un acuerdo unánime en el Pacto de Toledo, que hemos plasmado en una ley que establece la revalorización de las pensiones con arreglo al índice de precios al consumo. Es lo que vamos a hacer.
P. ¿Cómo lleva el Gobierno que empresas de servicio público, aunque sean privadas, sean tan insensibles, incluso ofensivas, con los consumidores?, ¿no urge crear una autoridad para proteger al cliente de las energéticas como han hecho con los de la banca?
R. Hay instrumentos de protección y defensa del consumidor que hemos reforzado en la ley. Y en general ha habido un cambio de actitud. En estos cuatro años la mayoría de las compañías energéticas son plenamente conscientes de que deben abordar este cambio tecnológico y la reforma energética, que tienen que apoyarla, que tenemos que ir a un sistema con una mayor penetración de renovables y más sostenible.
P. Con la conducta de algunas eléctricas, ¿no le hierve la sangre?
R. Ya he expresado mi rechazo absoluto a la falta de empatía, sensibilidad y sentido del interés general de algunos representantes de grandes eléctricas. Las compañías energéticas tienen un papel fundamental en este momento para controlar el alza de los precios y, en general, para encauzar bien la transición ecológica. Tienen una responsabilidad especial y deben arrimar el hombro.
P. No toman medidas…
R. Yo creo que hemos tomado medidas decididas, como reducir los beneficios caídos del cielo.
P. ¿Y ante el vaciado arbitrario de pantanos?
R. También tomamos medidas. Se puso una sanción y ha habido un cambio normativo.
P. El Programa de Estabilidad enviado a Bruselas no contempla en su recaudación la reforma fiscal ni los peajes comprometidos, ¿qué ocurrirá con esas reformas pensadas para bajar el déficit?
R. En primer lugar, ya hemos empezado a bajar el déficit y la ratio de deuda. Incluso más rápido que en nuestras previsiones. En este momento, nuestra prioridad es impulsar el crecimiento y la creación de empleo y frenar la subida de precios.
P. La nacionalización de Bankia cumple ahora 10 años. ¿Ya está claro cuál es el destino de la participación del Estado, y en qué plazo?
R. No tenemos prisa. El objetivo sigue siendo maximizar la recuperación de las ayudas. En ese sentido, es clave reconocer que el valor de la acción de CaixaBank desde la fusión ha sido muy positivo, con una revalorización por encima del Ibex.
“La ejecución de los fondos europeos es impresionante”
P. Usted recuerda que España fue pionera en pedir los fondos europeos, y en recibirlos. Pero ¿de dónde saca que es el país más avanzado en la ejecución?
R. Somos el primer país que está pidiendo un segundo pago porque hemos cumplido un segundo grupo de hitos. La propia presidenta de la Comisión Europea ha reconocido en público ese liderazgo de España. Somos, además, el país que ha tenido mayor ambición concentrando inversiones y reformas en los primeros años, a diferencia de otros. Y por eso España es el país más avanzado. Hemos previsto un plan con un ritmo de ejecución más elevado. Y lo que ya tenemos son esos 13.300 millones transferidos a las comunidades autónomas, unos 8.500 millones en convocatorias ya resueltas por el Estado y, sobre todo, los 11 proyectos estratégicos, los Perte, de los que ya están en marcha nueve, para energía renovable, almacenamiento del hidrógeno verde, vehículo eléctrico, salud de vanguardia, modernización del sector agroalimentario... El ritmo de despliegue del plan está siendo francamente impresionante.
P. Autorización, compromiso, pago... El proceso es largo.
R. El Plan de Recuperación ya ha tenido un impacto muy significativo en 2021 por las expectativas. Si no, no se entiende el ritmo de la recuperación, del empleo, y tiene un impacto muy importante sobre la inversión. Fíjense en que Volkswagen ha anunciado una inversión importantísima en nuestro país para desarrollar una parte de su producción de vehículos eléctricos. Por supuesto, esto se debe al Plan de Recuperación y al intensísimo trabajo previo. Otras muchas empresas se aproximan a España y anuncian inversiones por esos proyectos estratégicos. No podemos reducir el impacto del plan a aquella parte que se haya desembolsado. El impacto está siendo muy significativo ya de antes.
P. ¿Cómo incentivar a las autonomías para que aceleren?
R. Las comunidades tienen todo el interés en ejecutar estas inversiones porque es una gran oportunidad para desarrollar aquellos proyectos que tienen en su territorio.
P. ¿Cuál es la líder?
R. En la gestión de los fondos transferidos, Baleares.
P. ¿Porque tiene una consejería específica para ello?
R. La capacidad institucional es clave para la gestión.
P. ¿Y los otros 70.000 millones en préstamos de la UE?
R. A final de junio será la asignación definitiva de recursos a España. Sobre esa base presentaremos una adenda, con las posibles transferencias adicionales. Hay que orientar muy bien los créditos porque hay que devolverlos y, por tanto, aumentan la deuda pública. Hay que centrarse en inversiones productivas, en proyectos que estén teniendo más éxito y en las prioridades estratégicas para el futuro.
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