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El Gobierno omite ante Bruselas el riesgo de una subida de tipos

El Ejecutivo prevé en el programa de estabilidad un tipo de interés del bono a diez años al 1% cuando ya está al 2%. Un encarecimiento de la financiación en 120 puntos básicos restaría 0,6 puntos de PIB

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño (i), y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño (i), y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.Eduardo Parra (Europa Press)
Antonio Maqueda

El Gobierno ha omitido en su programa de estabilidad enviado a Bruselas el riesgo de una subida de tipos y el consiguiente encarecimiento de la financiación, uno de los mayores problemas que puede encarar en los próximos meses conforme el Banco Central Europeo vaya retirando los estímulos y comience a subir el precio del dinero para hacer frente a una inflación galopante. Es más, en los supuestos con los que confecciona la previsión de crecimiento, el Ejecutivo dibuja un tipo de interés para el bono a diez años español en el 0,8% en 2022. En los siguientes ejercicios se estabiliza en torno al 1% y acaba en el 1,1% en 2025. Sin embargo, este martes ya estaba en el 2%. Y el día antes de que se publicase el programa de estabilidad se encontraba en el 1,77%. Este documento es el mapa que se remite a la Comisión Europea con la política fiscal y financiera para los próximos cuatro años.

Por ejemplo, el Banco de España confeccionó sus pasadas proyecciones de principios de abril con los tipos del bono a diez años al 1,4% este año, al 1,8% en 2023 y al 1,9% en 2024. Y estas se presentaron antes de la reunión del BCE del 14 de abril, en la que se pisó el acelerador de las subidas de tipos.

Tanto la presidenta del BCE, Christine Lagarde, como el vicepresidente del Eurobanco, Luis de Guindos, han sugerido que la primera subida de tipos pueda producirse tan pronto como julio. “En cuanto el BCE deje de comprar deuda, el bono español debería situarse bastante por encima del 2%”, explica el economista José Carlos Díez.

En los dos últimos años, el banco central ha adquirido prácticamente todo el aumento de deuda que ha tenido que emitir el Estado español para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Y eso ha permitido bajar el coste de los pasivos en circulación hasta un interés medio del 1,6% incluso con el endeudamiento público escalando hacia el entorno del 120% del PIB.

Lejos está el momento cuando el papel a diez años se tuvo que colocar a tipos cercanos al 7% en plena crisis de las primas de riesgo. El año pasado, el Tesoro aumentó la deuda en unos 75.000 millones, además de otros 190.000 millones que refinanció. Pero aun así, colocó el 60% de sus títulos a tipos negativos. El coste medio de emisión fue por primera vez en la historia negativo: un -0,04%. Es decir, España cerró el 2021 ingresando unos 100 millones de euros por endeudarse. Es el mundo al revés: los inversores pagando por prestar al no tener donde dejar su liquidez mientras el BCE cobra por guardarla.

Los tipos negativos que ha impuesto el Eurobanco han dado oxígeno a las finanzas públicas. España ha rebajado su factura anual de intereses en unos 10.000 millones desde la pasada crisis financiera. Pero ahora se podría iniciar el camino inverso. En Estados Unidos, donde ya están abordando las primeras subidas de tipos, el bono a una década ya está en el 3%.

La reinversión del BCE

La ventaja radica en que el BCE todavía no tiene la intención de reducir su balance y, por lo tanto, tendrá que reinvertirlo cuando vayan venciendo los bonos que tiene comprados. La institución ha dotado de flexibilidad el fondo que constituyó con la pandemia para poder comprar según vea oportuno y no en proporción al tamaño de las economías. Lo cual podría ayudar a países como España o Italia en el caso de que se diese un abrupto encarecimiento de la financiación. Sobre la mesa se ha llegado a poner la posibilidad de crear un mecanismo estabilizador que ayude a evitar la fragmentación financiera.

Además, el Tesoro español ha hecho los deberes. Podría haber aprovechado la financiación barata para reducir sus costes todavía más. Pero en lugar de eso, ha intentado alargar la vida de esta deuda barata al mayor tiempo posible. Así ha conseguido que la vida media de la deuda se sitúe en los ocho años. De esta manera, cualquier subida de tipos tardaría bastante más en trasladarse al coste de la deuda.

Tipos optimistas

En su informe para avalar la previsión de crecimiento enviada Bruselas, la Autoridad Fiscal señala que los tipos proyectados por el Gobierno son optimistas. No obstante, al preguntar al organismo encargado de velar por las cuentas públicas, este matiza que es difícil calcular los impactos en el actual contexto de incertidumbre. En su último informe presupuestario, la Autoridad Fiscal hablaba de unos 500 millones más de coste para las arcas públicas por cada punto de inflación, fundamentalmente debido a los 60.000 millones que hay de bonos ligados al IPC de la zona euro. En todo caso y a pesar de los elevados riesgos a corto plazo, la previsión del crecimiento del 4,3% es realista, destacan fuentes de la institución.

Un vistazo a varios programas de estabilidad de otros países europeos revela que el resto tampoco ha incidido en el riesgo que supone el cambio de ciclo en los tipos. Dicho esto, todos tienen que trazar escenarios de sensibilidad. En estos estudios, el Ejecutivo español calcula que para una subida permanente de 120 puntos básicos en los tipos de interés, la economía perdería 0,6 puntos de PIB. También se resentirían el déficit público y el empleo. En general, los expertos siempre subrayan que las subidas de tipos afectan más a España por su elevada deuda pública y externa, y por tener muchas hipotecas a interés variable. La vulnerabilidad será todavía mayor en tanto que persista un abultado déficit público que financiar.

El Gobierno sí que reconoce que la crisis de precios agravada por la guerra de Ucrania ya está afectando a la economía. Y en sus análisis de riesgos cita el conflicto, la inflación, el encarecimiento estructural de la energía y la covid, sobre todo por sus efectos en China. También se menciona la política monetaria de la Reserva Federal. Pero curiosamente nada se dice de las subidas de tipos del BCE. El Gobierno todavía confía en que la inflación se modere a partir de la segunda mitad del año y que al final haya contribuido a diluir la deuda sin que se padezcan grandes dificultades.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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