Crece un 30% la recaudación por el impuesto a los refrescos en México
El consumo de bebidas calóricas no disminuye pese al gravamen especial impuesto por el Gobierno para luchar contra la obesidad
Los mexicanos no se separan de la botella de refresco. El impuesto especial sobre bebidas azucaradas que implantó el Gobierno el año pasado está dando resultados para las arcas públicas, pero no está funcionando como arma disuasoria. Pese a que los refrescos son más caros –un 10% es la tasa del gravamen– su consumo no baja. La secretaría de Hacienda recaudó 8.163 millones de pesos durante los primeros seis meses del 2014, un 31.8% más que el mismo periodo del año anterior.
México tiene un severo problema con la obesidad. Es el segundo país del mundo con más personas obesas y con sobrepeso. El número de casos aumenta además a mayor velocidad cada año, acelerando a su vez los riesgos colaterales: la diabetes es la tercera causa de muerte en el país. El Gobierno lanzó en enero de 2013 un plan de choque que incluía el frente educativo, la publicidad y hasta el fiscal.
México es el mayor consumidor de refrescos del mundo: 163 litros por persona en un año, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo del llamado Impuesto Especial sobre Producción y Servicio (IEPS) es que al gravar estos productos y encarecer su precio final, el consumidor dejaría de comprarlos, o al menos, no compraría tanto. Los datos de recaudación, el termómetro para medir a su vez el consumo, muestran que esa lógica fiscal no se está cumpliendo. Durante el primer ejercicio entero de aplicación del impuesto, 2014, se registró una recaudación de 18.254 millones de pesos, un 40% más que las previsiones que había hecho el Gobierno.
“Estos productos forman una parte muy importante del consumo de los mexicanos, de su dieta. Sobre todo de las capas más pobres. Se trata de una demanda inelástica. Es decir, pese a un aumento de su precio por el impuesto, su consumo no baja. Posiblemente dejan de comprar otros productos como ropa o electrodomésticos, para seguir adquiriendo estos. Comer sano es caro en México y los refrescos, pese al gravamen, siguen siendo más asequibles”, defiende José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico.
Pese a que la inflación está en mínimos históricos en México –por debajo del 3%– , el precio de ciertos alimentos ha registrado fuertes subidas durante los últimos meses. La carne de res aumentó en enero un 23%, el pollo trepó 6% y el huevo 8.8%.
Guerra de cifras en la industria
Un reciente estudio de la Universidad de Carolina del Norte y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) estableció que las ventas de las bebidas azucaradas cayeron en promedio un 6% durante 2014. La industria del sector, que se ha opuesto con ferocidad al gravamen aduciendo su poca utilidad en la esfera de la salud pública, presentó a su vez sus propios resultados. La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (Anprac) anunció que la caída de las ventas anuales fue del 2,5% y que sin embargo el impacto provocó una pérdida de 1.700 empleos.
El estudio del INSP analizó los hábitos de compra de la población de 53 ciudades mexicanas con por lo menos 50.000 habitantes. “Nosotros nos basamos en este informe, que es el más preciso porque estudia en concreto las bebidas sujetas al gravamen. En el trabajo se constata que el ritmo de descenso es progresivo. En diciembre, se registró una caída de las ventas del 12%”, sostiene Fiorella Espinosa, portavoz de la asociación El Poder del Consumidor.
Los datos de la patronal de los refrescos dicen sin embargo que los mexicanos apenas han recortado 6,2 calorías, de las 3.024 que consumen diariamente.
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