El 'Quijote' de la RAE inicia su andadura en Rosario
Vargas Llosa, autor del prólogo, reivindica la importancia del juego en la obra de Cervantes
Poco después de que Belisario Betancur se sumergiera el miércoles por la tarde en las entrañas del Quijote en el teatro El Círculo, la Real Academia Española (RAE) presentó su edición de la gran obra de Cervantes. Una rigurosa propuesta que, entre sus novedades, ofrece un prólogo de Mario Vargas Llosa, que no ha podido asistir a Rosario por problemas de agenda. Hace unos días, sin embargo, hablaba en Madrid de su aportación a esta nueva edición.
"La novela subraya cuánto hay en la vida de representación", afirma Vargas Llosa
"Su individualismo es plenamente contemporáneo y casi, casi, yo diría que liberal"
El origen de este nuevo libro hay que situarlo en Puerto Rico, en 2002, durante el último congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Hubo allí un gran debate sobre cuál debía ser la aportación científica del conjunto de las academias a la celebración, en 2005, del cuarto centenario de la aparición de la primera parte de la novela cervantina. La Academia hondureña hizo, tras debatir distintas ideas, una propuesta formal: lo que las academias debían hacer era publicar "una edición popular que a la riqueza de su contenido uniera la limpieza de presentación, y que, recabando ayudas de todas partes, pudiera ofrecerse a un precio muy asequible, de verdad popular".
Así lo explican la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua en la presentación del nuevo Quijote que volvió a los caminos en Rosario: a la búsqueda de más lectores, de todos los lectores. Cuentan también que todas las academias presentes en Puerto Rico encargaron a la RAE la preparación de esta nueva entrega del clásico, con un texto fijado con todo rigor (lo ha hecho Francisco Rico, autor también de las notas y coordinador de la edición con la colaboración de José Antonio Pascual), pero con precios populares. El miércoles mostraron orgullosos el resultado del encargo.
El volumen tiene una sobria y elegante presentación y una cuidadísima realización tipográfica. Don Quijote de la Mancha, el texto que escribió Miguel de Cervantes, ocupa 1.100 páginas, pero el libro llega a las 1.360: con el prólogo de Mario Vargas Llosa, dos estudios de referencia (el ya clásico de Martín de Riquer y otro que Francisco Ayala escribió durante su exilio americano) y cinco textos que introducen al profano a la lengua de Cervantes, y que han sido escritos por José Manuel Blecua, Guillermo Rojo, José Antonio Pascual, Margit Frenk y Claudio Guillén. Hay, en fin, un glosario de más de 6.000 entradas que recoge palabras, locuciones, proverbios y refranes de la obra cervantina. La edición del IV centenario la firman la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española, y aparece en Alfaguara. En España cuesta 9,5 euros y en Argentina se ofrece por 25 pesos (una entrada al clásico Boca Juniors-River Plate cuesta entre 15 y 20 pesos en las zonas más populares de cualquiera de los estadios).
"Lo considero Un libro para el siglo XXI, y así he titulado mi texto, donde pretendo mostrar cómo el Quijote conecta perfectamente con la sensibilidad del lector de nuestros días, por las técnicas de su narración, por su humor, por la sutileza y ambigüedad con que el narrador se define frente a las cosas que pasan", declaró Vargas Llosa hace poco en Madrid. "Lo que sobre todo me ha interesado resaltar es el papel que tiene el juego dentro del Quijote". "La novela descubre la vida como un juego, subraya cuánto hay en ella de representación. Si entramos, por ejemplo, en los dominios del duque, todo lo que allí se hace y se dice y se vive es puro teatro. La realidad se convierte en ficción. Ese personaje, al que muchos habían tachado de loco, consigue finalmente que las cosas del mundo se plieguen a sus designios. Ha logrado que la realidad se someta a sus fantasías y sueños. Incluso aquel que más próximo estaba al sentido común, a la manera corriente y moliente de entender las cosas, es quien se rebela contra la inactividad de su amo. Sancho le pide volver al mundo de las aventuras, volver a vivir esos cuentos pastoriles".
Cada cual debe leer el Quijote desde su propio mundo, explicó Vargas Llosa, que encuentra "entre las causas que defiende el caballero, un ataque frontal a los nacionalismos de toda índole". "Lo que sí hay en el Quijote es un amor profundo por lo que podríamos llamar la 'patria chica', esa constelación de afectos, costumbres y recuerdos que pertenecen al lugar donde crecimos y nos formamos. Pero las 'patrias chicas' son patrias generosas, carecen de fronteras".
"Don Quijote es un hombre insumiso, rebelde, un hombre de acción. Sale a embarcarse en sus aventuras sin protección de nadie, solo, a su suerte. No reclama a Estado alguno que vele por su seguridad, es un representante del individualismo soberano", cuenta Vargas Llosa, para añadir después, un tanto provocador: "Su individualismo es plenamente contemporáneo y casi casi yo diría que liberal, en el más amplio sentido de la palabra".
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