La Real Academia, a 200 por hora
Las 22 máximas autoridades del español presentan el 'Diccionario panhispánico de dudas'
Fernando Lázaro Carreter abrió las puertas de la Real Academia Española y la puso a 150 por hora. Se recuperó el tiempo perdido. Entró sangre joven y ahora avanza a una velocidad superior a los 200 kilómetros por hora. Ayer, fue el momento de hacer balance de los proyectos recientes, próximos y futuros de esta institución. No hay duda: la joya de la corona es el Diccionario panhispánico de dudas, que estará en las librerías en la primavera de 2005. Víctor García de la Concha, el director de la Española, explicó cómo surgió la idea de esta fenomenal herramienta de consulta, hace cinco años en el Congreso de Zacatecas. "Fue asumido por las 22 academias, por el Instituto Cervantes y hemos contado con el patrocinio generoso de Telefónica. La palabra mecenazgo es en este caso muy adecuada. Estamos convencidos de que Santillana, que ya está trabajando en él, hará una edición tan cuidadosa y excelente como la que ha hecho del Quijote". A continuación, Guillermo Rojo, secretario de la Academia, expuso ayer los otros proyectos de esta institución y dejó constancia de sus logros. Si la Española va a toda marcha, las otras 21 academias no le andan a la zaga. El Cuerpo de referencia del español, el Corpus diacrónico del español, la versión electrónica del Diccionario, el Diccionario histórico, el de americanismos, la futura gramática... De todo ello se habló, en el III Congreso Internacional de la Lengua Española. A velocidad de vértigo, porque la sesión anterior se rebasó su tiempo en más de una hora. Afortunadamente, Rojo y sus colegas latinoamericanos quitaron el mal sabor de boca y el disgusto general que causó la intervención, minutos antes, del académico español Gregorio Salvador, que prácticamente aplaudió la desaparición de las lenguas minoritarias.
Los lexicógrafos trabajan en el 'Diccionario de americanismos' a plena dedicación
En la nueva 'Gramática de la lengua' colaboran representantes de todas las academias
El Diccionario de la Academia es una gran base de datos siempre conectada
La Real Academia Española informatizó todos sus ficheros en 1995 y no había acabado aún con la tarea que, con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, puso en marcha un ambicioso proyecto que iba a significar un paso definitivo: el Corpus de referencia del español. Pocos meses después, se apostó también por la creación del Corpus diacrónico del español.
En dos años, se reunió material "procedente de todos los países hispánicos y se trabajó en su adaptación al soporte electrónico", explicó ayer Rojo. Se diseñaron asimismo los programas informáticos para su mejor utilización. "Entre 1998 y 2000 se introdujeron en el Corpus 125 millones de formas representativas del español de los últimos 25 años" procedentes de todos los ámbitos del idioma.
Es aparentemente un trabajo lento, pero la tecnología le da una agilidad impresionante. Ya en noviembre de 1998, la Real Academia abrió una página web en la que puso todos esos materiales a disposición de los investigadores y de todos cuantos en ellos se interesaran. El Corpus se ha convertido en una central de trabajo para todas las academias. Se han desarrollado programas de tratamiento y se ha añadido información léxica que acompaña a los 37 millones de palabras incluidas. En otra línea se ha creado un Corpus oral que recoge, como su nombre indica, textos orales, noticiarios, entrevistas... La búsqueda de un texto comporta en esta base el complemento del sonido. Tiene un millón de palabras con textos de voz.
El Diccionario de la Real Academia, en cuya última edición en papel, en 2003, ya participaron todas las academias iberoamericanas de la lengua, es también una inmensa base de datos permanentemente conectada, en la que día a día se introducen correcciones, enmiendas, supresiones, añadidos... A buena parte de los usuarios les encanta tener el DRAE de "carne y papel", pero esta versión no puede ofrecer esas modificaciones al minuto: desde su edición en 2003 se han introducido 2.600 enmiendas.
Humberto López Morales, de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y secretario general de la Asociación de Academias de la Lengua, puso los dientes largos a todos los académicos y expertos reunidos en el congreso de Rosario, con un proyecto maravilloso, muy avanzado en su realización, pero que aún tardaremos cuatro años en tener en nuestras mesas: el Diccionario académico de americanismos. Ahora se avanza a todo trapo, sobre todo si se tiene en cuenta que la primera idea de este diccionario que parece imprescindible surgió en el siglo XIX. Fue entonces, explicó López Morales, cuando la propia Real Academia Española pensó en la conveniencia de que se elaborase un diccionario de americanismos "al margen del propio DRAE". Su compleja confección presentó enormes dificultades. En 1961, en México, se volvió a la carga con la idea y se celebró incluso una "reunión fundacional". El tercer intento fue en 1996, en Montevideo, a iniciativa de su Academia...
Ahora, en 2004, existe ya un primer borrador y se sabe que será de "una grandísima riqueza para los hispanohablantes".
Se trabaja en él a partir de diversas fuentes: todos los diccionarios de americanismos que se han publicado desde 1975, bases de datos, ficheros de papel de las distintas academias y de otras entidades, "todas las papelas que tengan que ver con América". Un equipo de lexicógrafos trabaja en el Diccionario de americanismos a plena dedicación: de Argentina, de Colombia y de Uruguay, y también españoles.
Siguen de cerca su elaboración tres comisiones: una formada por representantes de las 22 academias; otra integrada por profesores universitarios y lexicógrafos ajenos a las academias, y la tercera, la de los Benjamines, está compuesta por graduados de la Escuela de Lexicografía. "Para que comprendan la importancia de esta escuela, les diré que tiene un númerus clausus de 20 plazas. Pues bien, a la convocatoria de 2003 se presentaron 520 solicitudes de toda América", dijo López Morales. El diccionario incluirá, además del cuerpo central, 12 o 15 apéndices sobre temas, como por ejemplo, las monedas o los gentilicios. "El proyecto está muy avanzado", concluyó Morales. Sólo faltan cuatro años.
José G. Moreno Alba, director de la Academia Mexicana de la Lengua, habló brevemente -el tiempo no daba para más- de la nueva Gramática de la lengua española, cuya elaboración se decidió en 1998. El académico Ignacio Bosque es el ponente de la obra y su colega José Manuel Blecua es el responsable de la parte fonética. Como en el caso del Diccionario panhispánico de dudas, colaboran en su confección representantes de las 22 academias. "Será una gramática descriptiva, pero también normativa, porque las academias no pueden renunciar a su misión normativa", afirmó Moreno Alba. Que nadie se asuste: "No se abandonará la gramática tradicional, aunque se incluirán avances recientes".
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