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Castro dice que las sanciones de EE UU pueden provocar otra crisis migratoria

Los exiliados de EE UU sólo podrán visitar la isla dos semanas cada tres años

Catorce días cada tres años. Ni una hora más. Ése es el tiempo que el millón de exiliados cubanos en Estados Unidos podrán visitar a sus familiares en la isla, pero sólo si éstos son sus hermanos, esposos, padres, abuelos o hijos, y previa autorización expresa del Gobierno norteamericano. La medida, una de las adoptadas el mes pasado por la Administración de Bush para endurecer el embargo, entrará en vigor el 30 de junio y ha disparado las alarmas dentro y fuera de Cuba. "Es una crueldad incalificable... Un ataque a la familia", dijo ayer Fidel Castro.

En un discurso ante 200.000 personas, el presidente cubano vaticinó un futuro incierto para ambos países, sin descartar una nueva crisis de balseros y hasta una guerra. La Habana se paralizó de nuevo por la manifestación organizada por las autoridades en protesta por las últimas medidas norteamericanas de acoso y derribo económico. Ante la Oficina de Intereses de EE UU, en pleno malecón, Castro leyó una carta dirigida al presidente Bush en la que advirtió a su homólogo de que su país resistirá cualquier medida de asfixia económica y que, como ninguna logrará rendir a su revolución, no trate "aventuras locas" contra Cuba, pues "los acontecimientos se le pueden escapar de las manos".

"Podrían provocar éxodos masivos que no estaríamos en condiciones de impedir; podrían provocar una guerra total", afirmó Castro en tono inquietante. "Sus medidas contra el pueblo de Cuba constituyen una acción atroz e inhumana", había dicho antes. Entre éstas, además de las restricciones a los viajes de los emigrados, que hasta ahora tenían derecho a viajar una vez al año a la isla y por tiempo ilimitado, está restringir de 167 a 50 dólares la cantidad de dinero que pueden gastar diariamente en la isla y limitar a 20 kilogramos el equipaje con que pueden viajar.

El envío de remesas familiares se mantiene como hasta ahora, hasta 1.200 dólares anuales, pero sólo podrán ser receptores de ese dinero aquellos que Washington considera "familiares directos", y siempre que no trabajen en el Gobierno o sean miembros del Partido Comunista.

"Es una salvajada", comentaba ayer Josefa, enfermera de 52 años que asegura no vivir del salario que le paga el Ministerio de Salud, sino de los dólares enviados desde Miami por un hermano de su padre. Acostumbrada a discursos de barricada, a Josefa se la veía más golpeada por la posible interrupción de los suministros de divisas que por los vaticinios tremendos del mandatario cubano.

"¡Imagínese! Mi tío venía todos los años y nos dejaba un dinerito o enviaba algo cuando podía. ¿Ahora qué va a pasar?", era su lamento y el de miles de familias cubanas en su misma situación. En 2003 viajaron a Cuba desde EE UU 115.000 exiliados. Hasta ahora, los emigrados tenían derecho a visitar su país una vez al año con una licencia

general, pero a partir del 30 de junio deberán pedir una autorización específica y demostrar que tienen un "familiar inmediato". En esta vorágine de inflexibilidad, los que en estos momentos se encuentran en Cuba deben regresar a EE UU antes del día 30, o de lo contrario se exponen a multas de hasta 7.500 dólares. "Hay pánico", dijo al diario The Miami Herald María Teresa Arau, vicepresidenta de ABC Charters, una de las siete compañías de Florida que operan vuelos a Cuba. Según Arau, ABC está tratando de contratar más aviones para traer de regreso a los que han quedado en la isla. Podrían ser entre 2.000 y 15.000, según agentes de viaje de EE UU.

Ante tanto dislate, un ingeniero químico que trabaja de guardacoches en un afamado restaurante de La Habana definía así la situación poco después de terminar Castro su discurso: "Bush quiere privar al Gobierno de los dólares del exilio, y a quien afecta es a las familias. Y aquí Fidel se defiende subiéndonos los precios a nosotros. No, si ya usted sabe: el que nace pa' carnero, del cielo le cae la lana".

Omar, otro cubano indignado, opinaba: "Según Bush, 14 días cada tres años es tiempo suficiente para mantener vivo el espíritu de las familias cubanas divididas. Y si uno es comunista, no es digno de recibir dólares". "Ahora, encima", decía, "nos toca la retórica". Todavía resonaban en el malecón las palabras de Castro: "En las condiciones actuales de Cuba, ante una invasión al país, mi ausencia física, por causas naturales o de otra índole, no haría el menor daño a nuestra capacidad de lucha y resistencia. En cada jefe político y militar de cualquier nivel, en cada soldado individual, hay un comandante en jefe potencial que sabe lo que debe hacer".

Manifestantes cubanos, ayer ante la Sección de Intereses de Estados Unidos, en el malecón de La Habana.
Manifestantes cubanos, ayer ante la Sección de Intereses de Estados Unidos, en el malecón de La Habana.ASSOCIATED PRESS

La guerra del dólar

Las últimas medidas del Gobierno de Estados Unidos tratan de privar a las autoridades cubanas de los dólares procedentes del exilio. Según la Comisión Económica para América Latina, las remesas que envían los emigrados a sus familias rondan los 1.100 millones de dólares anuales, una aportación a la economía cubana superior a la de los ingresos netos del turismo, la principal industria nacional.

Economistas y expertos afirman que es difícil calcular el impacto de las nuevas medidas, ya que más del 90% de este dinero no llega a la isla a través de bancos, sino por vías ilegales. De todas formas, las restricciones a los viajes y el incremento de la persecución de las autoridades norteamericanas a quienes violen la ley tendrán, sin duda, consecuencias.

Además, que el recrudecimiento del embargo sirva para privar de dólares al Gobierno es también relativo, pues los beneficiarios eran los cubanos comunes, aunque al final éstos gastaran el dinero en las tiendas del Estado. Lo que se logrará, desde luego, es que aumente el descontento popular. Pero no sólo en Cuba, también en Miami, donde ya parte del exilio ha manifestado su desacuerdo con las medidas del presidente Bush.

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