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CATÁSTROFE ECOLÓGICA EN GALICIA

Portugal y Francia alertan del riesgo de una grave contaminación mientras España descarta el peligro

Un batiscafo francés despejará las dudas sobre el estado del petrolero hundido a 3.600 metros

Las autoridades españolas, francesas y portuguesas no se ponen de acuerdo sobre qué está ocurriendo en el lugar donde se hundió el Prestige. Organismos públicos de París y Lisboa sostienen que el petrolero ha empezado a filtrar hacia la superficie restos del combustible con el que se fue al fondo del mar, unas 60.000 toneladas de fuel, a unos 250 kilómetros de Finisterre. Los técnicos franceses y portugueses deducen que el buque no ha dejado de verter por las manchas descubiertas en la zona durante las últimas horas. Pero el Gobierno español las atribuye al fuel derramado por el Prestige en alta mar antes de hundirse. En tierra, la marea negra cubre ya 400 kilómetros de costa, casi la cuarta parte del litoral gallego.

Las autoridades calculan ahora que el vertido de fuel supera las 11.000 toneladas
La marea negra alcanza ya a 400 kilómetros de costa gallega y afecta a 6.000 pescadores
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Portugal mantiene un buque de la Armada en la zona del hundimiento, que sobrevuelan también periódicamente un avión y un helicóptero lusos. Tras analizar los datos recogidos en el mar, el director técnico del Instituto Hidrográfico de Portugal, Augusto Ezequiel, cree que el combustible está aflorando desde el fondo, ya que una de las manchas que flotan apareció doce horas después del hundimiento del Prestige, el pasado martes.

Pero el Gobierno español, a través de su vicepresidente primero, Mariano Rajoy, sostuvo ayer, tras presidir el Consejo de Ministros, que no hay constancia de que haya emergido parte de la carga y sigue confiando en que el combustible se haya solidificado en el fondo. "No hay otras alternativas", dijo Rajoy, cuyo pronóstico está basado en los datos que aportan los aviones de reconocimiento que sobrevuelan la zona y en fotografías tomadas por satélite.

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A última hora de ayer, el delegado del Ejecutivo en Galicia, Arsenio Fernández de Mesa, admitió que desde el lugar del hundimiento avanza hacia el norte una mancha de fuel de 11 kilómetros de largo y 9 de ancho. Aunque el delegado advirtió de que "nunca se sabe lo que puede ocurrir a 3.600 metros de profundidad", atribuyó esta concentración de fuel en alta mar a las pérdidas sufridas por el petrolero antes de hundirse, como ya había hecho antes el propio Rajoy. El vicepresidente zanjó al fin las contradictorias versiones oficiales sobre el número de toneladas vertidas, que cifró en unas 5.000 o 6.000 frente a la costa gallega y otras 5.000 en la zona donde el mar devoró al Prestige.

Rajoy también contradijo las cifras oficiales que se venían ofreciendo hasta ahora sobre las barreras de protección instaladas en las rías gallegas. Frente a la evidencia de lo ocurrido en lugares como Corcubión, donde las boyas de defensa se levantaron 24 horas después de que entrase la marea negra, el pasado miércoles, la Delegación del Gobierno en Galicia sostenía que había colocado 18.000 metros y que tenía disponibles otros 13.000 para utilizar en cualquier momento. Rajoy admitió ayer que sólo están instalados 9.000 metros.

El vicepresidente reveló que la marea negra alcanza ya 400 kilómetros de costa y afecta a 2.500 barcos y 6.000 pescadores. Las manchas siguen su avance hacia el norte. Remontaron A Coruña, dejaron su huella en varias playas de Ferrol y anoche merodeaban por una zona entre Cedeira y el cabo de Estaca de Bares, muy rica en percebe.

El fuel también se ha adentrado en el espacio natural protegido de la laguna de Xuño, en la ría de Noia, y alcanzó las inmediaciones de otra reserva ecológica, la de Doniños, en Ferrol. La Xunta instaló barreras defensivas en once zonas de protección natural de las provincias de A Coruña y Pontevedra. El vertido de Xuño corrobora que el fuel está merodeando desde hace días por la confluencia entre las ría de Noia y Arousa, esta última intacta aún pero donde no cede la presión popular para que se adopten medidas defensivas.

Pero el gran peligro sigue siendo la concentración de manchas que permanece frente a la Costa da Morte, a una distancia de entre 50 y 100 kilómetros de Finisterre.

Rajoy confirmó que España ha admitido añadir a los efectivos cuatro barcos extranjeros para luchar contra la contaminación y un submarino de bolsillo que permitirá ver a 3.600 metros de profundidad los restos del Prestige.

Será Francia quien aporte este submarino de bolsillo para investigar el casco del Prestige, cuyo estado nadie conoce desde el momento en que se produjo el naufragio. Las autoridades francesas van a despachar al Nautile, tripulado por tres personas y que puede descender hasta los 6.000 metros de profundidad, casi el doble de la cota en que se supone reposan los restos del petrolero hundido.

El submarino pertenece a una institución oceanográfica y tiene su base en el puerto de Toulon, con lo cual necesita entre cuatro y cinco días para presentarse en la zona del naufragio. Su misión esencial es despejar la incógnita sobre las roturas que hayan podido producirse en los tanques de combustible del petrolero.

La ministra de Ecología, Roselyne Bachelot, que ha informado dos veces al Parlamento en una semana sobre este asunto, advirtió ayer sobre el riesgo de una contaminación "muy importante" en Francia durante las próximas semanas y aseguró que el Gobierno de París se prepara "para lo peor". La ministra ha solicitado a responsables de organizaciones ecologistas que formen brigadas de voluntarios para hacer frente a un posible desastre. Las prefecturas marítimas de toda la costa, desde Bretaña al País Vasco-francés, se encuentran en situación de prealerta, que implica el acopio de medios preventivos anti-polución.

Los expertos franceses en la materia dudan mucho de las hipótesis tranquilizadoras, manejadas en España tras el desastre, sobre el mantenimiento de las 60.000 toneladas de fuel supuestamente congeladas en la fosa marina. Se temen que la corriente portuguesa -un fenómeno de mareas que se produce regularmente por esta época- termine arrastrando parte de la contaminación hasta el litoral de Aquitania e incluso más al norte. Un avión francés sobrevuela la entrada del Golfo de Vizcaya desde el día siguiente al del naufragio para dar la alerta en cuanto se aprecien huellas de marea negra.

Pero la vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio, aportó ayer una buena dosis de escepticismo respecto a los esfuerzos franceses para colocarse a la cabeza de la manifestación por la limpieza en los mares. Y sin utilizar expresamente el término "caraduras", esto es lo que les llamó. "En materia de control, Francia es el farolillo rojo de Europa", aseguró De Palacio al diario Libération.

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