Los ejemplos de Tailandia, Uganda y Brasil
La catástrofe del sida también tiene sus excepciones. La ONU sitúa en los primeros puestos de la lucha contra la enfermedad a Uganda, Brasil y Tailandia. La decidida actitud de sus Gobiernos ha sido la clave de sus éxitos.
Tailandia ha frenado el sida gracias a la prevención. En vez de ignorar el peligro, el país atacó de frente su principal amenaza: las prácticas sexuales sin protección combinadas con un elevado número de personas dedicadas a la prostitución. Desde principios de los noventa, el Gobierno lleva a cabo campañas de reparto de preservativos. Además participa en ensayos internacionales de vacunas, como hace Uganda. Además, las autoridades tailandesas impulsan una agresiva política para abaratar y extender la medicación, con la fabricación de genéricos. Su tasa de infección entre los adultos es del 1,8%, según la agencia de la ONU Onusida, una cifra que se mantiene estable desde hace 10 años.
Uganda tenía todas las papeletas para hundirse como sus vecinos, pero la acción del Gobierno lo ha impedido. Según Onusida, en 2001 la prevalencia de la infección por el VIH era del 5% de su población adulta, un porcentaje similar al de la República Democrática del Congo (4,9%) o Nigeria (5,8%). La diferencia está en que en Uganda este índice está bajando desde 1999, cuando llegó al 8,3%. La solución aplicada en el país, pobre y con 24 millones de habitantes, ha sido la educación y la promoción del uso del preservativo para evitar la transmisión del virus.
La extensión de la medicación (genéricos incluidos) y la información han sido las claves del éxito de Brasil. Más de 170.000 habitantes del país reciben tratamiento antiviral gratis. La prevalencia ha bajado hasta el 0,7%, y la mejoría incluye tanto a los infectados por prácticas sexuales de riesgo como a los drogadictos.
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