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El implante de células madre 'puede beneficiar a 160 millones de enfermos'

Los responsables del primer caso español creen que la técnica se aplicará al Alzheimer y al Parkinson

El equipo de médicos responsable del primer implante español de células madre de médula ósea en el corazón de un infartado, realizado en Valladolid, aseguran que este nuevo método puede beneficiar a más de 60 millones de enfermos cardiovasculares, más otros 100 millones que padecen Alzheimer, Parkinson o diabetes, para los que puede ser muy positivo', según manifestaron en una entrevista a EL PAÍS. A la vez, los tres médicos responsables de la iniciativa advierten que no hay que 'lanzar las campanas al vuelo' porque esta técnica tiene, por el momento, 'algunas limitaciones', ya que sólo puede aplicarse pocos días después de que el enfermo haya sufrido el infarto agudo de miocardio.

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Este lunes podría ser dado de alta el paciente de 66 años que fue sometido la semana pasada en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid a una implantación de células madre para regenerarle el tejido cardiaco afectado tras un infarto agudo de miocardio.

La intervención, pionera en España, tiene grandes posibilidades de futuro y ha sido llevada a cabo por los doctores Francisco Fernández Avilés, Ana Sánchez y Javier García-Frade. La técnica consistió en implantar a un infartado, en menos de 30 minutos y con anestesia local, unos 12 millones de células madre no embrionarias de la médula ósea que previamente le habían sido extraídas gracias a una punción en el hueso ilíaco de la pelvis.

El implante, según explica Fernández Avilés, 'se realizó mediante una punción en la ingle y la introducción de un catéter miniaturizado, similar a los que se utilizan para la angioplastia, hasta el corazón con el fin de trasladar las células a las zonas dañadas por el infarto agudo'. Con anterioridad y tras la obtención de las células madre, los algo menos de 50 centímetros cúbicos que habían sido extraídos del paciente fueron cultivados en laboratorio para seleccionar y purificar el conjunto de células y, también, para conocer e investigar su evolución.

Según la doctora Ana Sánchez, 'la inmediatez y facilidad en su aplicación permite actuar en las zonas dañadas no cicatrizadas debido a que el infarto aún está en la llamada fase fresca'. Los beneficios del método, 'también son más que evidentes al poder evitarse en muchos casos el trasplante de órganos por las dificultades que existen a la hora de conseguir donantes', precisó Avilés.

Una transfusión atípica

Este tipo de trasplantes, a diferencia de los de órganos completos, no causan el rechazo del paciente porque se usan las propias células del enfermo en lo que se llama un trasplante autólogo. Respecto a los posibles problemas éticos de esta técnica, a juicio de sus responsables, esta operación de ingeniería celular no presenta'problema ético alguno', ya que, según explica la doctora Ana Sánchez -profesora de Fisiología del Instituto de Biología Molecular de la Universidad de Valladolid- 'la intervención ya efectuada y las que a posteriori pudieran llevarse a cabo, no conculcan código ético alguno, al consistir en un transfusión atípica que se le realiza al paciente con sus propias células madre'.

Estos doctores tomaron la decisión de acometer esta operación tras el seguir las investigaciones en ratones del científico español afincado en Nueva York, Nadal Ginard, así como las experiencias que médicos alemanes han venido efectuando con enfermos de corazón. Con ellas se logró mejorar la función ventricular tras recibir los implantes y observar, en apenas una decena de casos, una más que evidente regeneración cardiaca.

El anuncio de este nuevo sistema quirúrgico provocó el pasado fin de semana cientos de llamadas de enfermos cardiovasculares de toda España para intentar ponerse en contacto con los médicos del responsables del Hospital Clínico. Éstos anunciaron ayer que están a la espera de recibir nuevos pacientes para continuar con el proyecto.

Los médicos Javier García Frade, Ana Sánchez y Francisco Fernández Avilés, de izquierda a derecha.
Los médicos Javier García Frade, Ana Sánchez y Francisco Fernández Avilés, de izquierda a derecha.F. FORJAS

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