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La FAO apoya los transgénicos para combatir el hambre

La producción agrícola seguirá creciendo más deprisa que la población humana en los próximos 30 años, y los 8.300 millones de personas que poblarán el planeta en esa fecha podrán recibir una mejor alimentación. Entretanto, la degradación natural causada por la agricultura se verá contenida al requerirse menos terrenos de cultivo. Éste es el pronóstico del último informe de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura) sobre la evolución de la población y la agricultura entre 2015 y 2030, presentado ayer en Roma y que defiende con cautelas el uso de transgénicos para enfrentarse al hambre.

La FAO reconoce que la emergencia continuará en el África subsahariana, donde la cifra de personas subalimentadas será de 187 millones, es decir, disminuirá de aquí a 2030 sólo en 11 millones. A la vista de esta situación, la agencia de Naciones Unidas se pronuncia a favor de la utilización de las modernas biotecnologías, aunque con algunas cautelas, y al mismo tiempo reconoce la utilidad que puede revestir la agricultura orgánica, que, señala el informe, 'podría ser una alternativa realista a la agricultura tradicional en los próximos 30 años'.

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El documento recoge la mayoría de los aspectos ya tratados en la reciente cumbre de la alimentación, celebrada en Roma en junio pasado, en la que la FAO abrió las puertas, siquiera tímidamente, a la biotecnología. Así, se reconoce que 'los cultivos genéticamente modificados pueden servir de ayuda para reforzar la agricultura en las zonas marginales y para restablecer la producción en los terrenos degradados'. Antes, opina la FAO, sería necesario abordar 'los posibles peligros que las biotecnologías pueden representar para el medio ambiente' y poner la tecnología 'al alcance de los más pobres y desnutridos'. 'La FAO', añade el informe, 'ha pedido pruebas eficaces y protocolos de seguridad para los organismos modificados genéticamente, con el fin de dar una respuesta a las preocupaciones de los consumidores'.

La FAO vuelve a reclamar a los países desarrollados y en vías de desarrollo una acción contundente para reducir las barreras arancelarias que gravan las exportaciones de los países más débiles y los subsidios de exportación.

El objetivo, fijado en 1996, de reducir la cifra de las personas desnutridas a la mitad de los 815 millones de entonces en 2030 no será cumplido, pero la FAO calcula que en esa fecha el hambre que atormenta hoy a 777 millones de personas en el mundo amenazará sólo a 440 millones. Será necesario seguir con la expansión de los terrenos agrícolas, sobre todo en África y en Latinoamérica, donde se prevé poner en explotación 120 millones de hectáreas más. Y tendrá que hacerse a costa de las zonas forestales y de las selvas.

La alimentación mejorará con un consumo de 3.050 kilocalorías por persona, comparadas con las 2.360 kilocalorías por persona y día de mediados de los años sesenta y con las 2.800 actuales.

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