La FAO denuncia que la lucha contra el hambre "está prácticamente estancada"
El organismo señala que más de 800 millones de personas padecen hambre en el mundo y que 25.000 mueren al día por esta causa
Más de 800 millones de personas padecen hambre en el mundo, una carestía de alimentos que causa 25.000 muertes al día, según ha denunciado esta mañana la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en su informe anual, en el que advierte de que la lucha contra el hambre "está prácticamente estancada".
"El precio que pagamos todos por este estancamiento es muy grande", ha señalado el senegalés Jacques Diouf, director general de la FAO en el prólogo del documento, titulado El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2002 y que ha sido presentado en Roma con motivo del Día Mundial de la Alimentación, que se celebra mañana. Según el informe, el número de personas desnutridas en el mundo ronda los 840 millones, de los que 799 millones viven en los países en desarrollo, 30 en los países en transición y 11 en los industrializados, según los datos más recientes, que se remontan al año 2000.
Diouf recuerda que al ritmo actual será difícil alcanzar el objetivo de reducir esta cifra a la mitad para el año 2015, fijado en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y reafirmado en una segunda cumbre celebrada en Roma el pasado junio. Para alcanzar este objetivo sería necesario que cada año se disminuyera en 24 millones la cifra de desnutridos, pero el ritmo es de dos millones y medio, e incluso el número de hambrientos aumenta en algunas regiones. Los fondos anuales para acelerar el proceso serían , según la FAO, de 24.000 millones de dólares.
¿Nos importa el hambre?
"El mundo produce suficientes alimentos y sabemos qué hacer para erradicar el hambre. Lo que queda por demostrar es si nos importan las personas hambrientas", añade Diouf. El documento insiste en el drama que representa que cada año mueran de hambre millones de personas, entre ellas seis millones de niños menores de cinco años. La falta de un acceso adecuado a los alimentos favorece la aparición de enfermedades infecciosas y del aparato respiratorio, además de la malaria y el sarampión. Además, reduce la esperanza de vida en los países subdesarrollados, que en muchos casos no supera los 38 años.
La situación es especialmente grave en Africa Subsahariana, con ejemplos dramáticos como el de la República Demócrata del Congo. En otras zonas geográficas de Africa Occidental, el sudeste asiático y América Latina se han logrado avances notables, pero las perspectivas son poco halagüeñas en Centroamérica, Oriente Próximo y Asia Oriental. Como dato positivo, señala los progresos en China, Indonesia, Vietnam, Tailandia, Nigeria, Ghana y Perú.
Como causa del hambre, el informe sitúa en primer lugar la pobreza, seguida de las sequías e inundaciones, los conflictos y las turbulencias políticas, sociales y económicas. Y el estudio propone, entre otras soluciones, un mayor acceso a la propiedad de la tierra, así como el desarrollo del sector agrario. También denuncia que la ayuda oficial al desarrollo destinada a la agricultura bajó un alarmante 48% entre 1990 y 1999.
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