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La cumbre mundial contra el hambre se cierra sin resultados

La clausura se adelantó dos horas para que no coincidiera con el partido Italia-México

Cuatro días de debates sobre el hambre que afecta a más de 800 millones de personas y causa una muerte cada cuatro segundos acabaron ayer con escaso resultado. El director general de la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura), Jacques Diouf, no aceptó el desánimo general y calificó de 'éxito' la II Cumbre de la Alimentación. Pero, ni la declaración final (que calca la de 1996), ni la petición de fondos para cumplir los objetivos fijados entonces, han sido bien recibidas.

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Los países ricos (cuyos líderes, salvo los de España e Italia, estuvieron ausentes) no parecen considerar la petición de Diouf de aumentar a 24.000 millones de dólares anuales (25.396 millones de euros) las ayudas a los países pobres. El comisario europeo, el danés Poul Nielsen, afirma que pedir más dinero está 'fuera de lugar', porque 'el 80% de los países con escasez de alimentos está en zonas de guerra'. La clausura se adelantó para evitar que coincidiera con el partido Italia-México. Mientras, el presidente de la Comisión, Romano Prodi, añadió leña al fuego al declarar desde Estrasburgo que hay que 'replantearse estas cumbres'.

Las palabras de Prodi podrían interpretarse también como síntoma de la pérdida de relevancia de la FAO. La ministra británica para el Desarrollo Internacional, Clare Short, no sólo ha sido una de las bajas de la cumbre sino que se ha permitido tildar a la FAO de 'anticuada'. Un rotativo de derechas como Libero ha publicado titulares irónicos sobre los derroches de las delegaciones: 'Piano Bar en los grandes hoteles, champaña y night clubs. Dolce Vita en Roma para los delegados en la lucha contra el hambre'. En vísperas de la clausura, una larga caravana de coches de la delegación de Indonesia, aparcados en Via Condotti, la calle de la alta moda, proporcionó nuevo material crítico a los medios.

Las ONG del Foro alternativo no han quedado satisfechas con la declaración final. 'Se propone un nuevo plan de acción que contiene los mismos errores que el de 1996', dijo ayer Sarojeni Rengam a los 2.000 delegados alternativos. 'Aquel plan fracasó por basarse en políticas que incentivaban el hambre en el mundo, incentivaban la liberalización económica'. Por si fuera poco, el único elemento novedoso del texto refleja una tímida apertura al uso de las biotecnologías contra el hambre. Mención interpretada como 'paso atrás' por los ecologistas y la legión de opositores a los transgénicos.

El Foro alternativo aprobó un documento en el que piden que el acceso a los recursos hídricos sea 'un bien común de la Humanidad'. Este texto subraya la gravísima escasez de agua potable que padecen ya 1.500 millones de personas, y que podría afectar al doble en 2020. Una petición condenada a generar poco consenso entre los grandes, si se tiene en cuenta que el punto esencial de la declaración de la cumbre, el derecho de todos los humanos a los alimentos, ha sido rechazado por EE UU por temor a hipotéticas reclamaciones judiciales.

El único optimista era ayer el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que intervino junto a Diouf en la conferencia de prensa final. Il Cavaliere disfrutó del escenario y aprovechó para prometer que Italia cancelará o modificará deuda por valor de 1.000 millones de dólares, además de elevar al 0,39% del PIB la ayuda a los países pobres. Según Berlusconi, 'un hombre hambriento es un hombre desesperado. Puede que hasta peligroso o involucrado en acciones terroristas'. El primer ministro italiano provocó cierta confusión cuando, dirigiéndose a Diouf le dijo en francés: 'Tenéis que adelgazar un poco'. Se refería a los gastos de la FAO. Diouf, discretamente, le tendió una nota en la que le informaba de que, desde 1996, la FAO 'ha adelgazado' un 30%.

Un enfermero con un niño víctima del hambre, en un hospital de Kuito (Angola).
Un enfermero con un niño víctima del hambre, en un hospital de Kuito (Angola).AP

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