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El fulgor inoxidable de la música

Para el argentino, la música es esencial. Existe la posibilidad de comprar un CD a plazos y las estrellas mueven multitudes

Diego A. Manrique

Puede sonar terrible pero es así: las crisis argentinas resultan positivas para la música española, que recibe transfusiones de talento. Entre los artistas que huyeron de la barbarie militar estaban los que normalizaron el castellano en el rock hispano: Moris, Alejo Stivel, Ariel Rot. La hiperinflación trajo, entre otros, a Andrés Calamaro. En los últimos tiempos, se aprecia un incremento espectacular de las visitas de grupos y solistas argentinos, que quieren abrirse hueco aquí. Carlos Sanmartín, ex presidente de BMG en Buenos Aires, ha fichado a varios de estos artistas para la compañía que dirige en Madrid, Muxxic: 'Hay mucha creatividad en Argentina, aunque ahora dominen géneros localistas como el rock barrial o la música cuartelera. La pena es que, en el gusto masivo, el pop importado gane terreno al rock nacional'. Para hacernos una idea: en las semanas previas a los cacerolazos, el disco más popular fue Mis romances, en cuya funda sepia aparece un jibarizado Luis Miguel dentro de un esmoquin. Escapismo puro también en lo alternativo, donde triunfa Turf, con canciones de chicas-y-drogas. Sanmartín señala dolencias específicas: 'La piratería es brutal, por las regiones fronterizas entran en torrente CD y casetes falsificados. Además, la cadena Musimundo, que acabó con muchas tiendas, tenía el 60% del mercado; tras hundirse, se ha intentado vender discos a través de quioscos, librerías e incluso farmacias. Para el argentino, la música es esencial y existe la posibilidad de comprar un CD, que cuesta unos 20 dólares [17,62 euros], y pagarlo a plazos, igual que las carísimas entradas de conciertos. Aun así, las estrellas mueven multitudes: unos automarginados como Redonditos de Ricota revientan estadios'.

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Mientras las multinacionales afincadas en Argentina intentan capear el temporal con una red de ventas unificada, revientan escándalos por doquier. Daniel Grinbank, fundador de Rock & Pop, poderosa promotora de espectáculos que cuenta con emisoras, denuncia a sus ex socios, CIE, por transferencias millonarias que parecen destinadas a lavar dinero negro; el asunto anda en los juzgados. Andrés Calamaro acaba de regresar a Madrid: 'Allí vivo en un microclima blindado, pero no me tranquiliza ver arriba a Duhalde, un hipócrita que alentó el proceso contra mí por aquello que solté en un concierto, 'linda noche para fumarse un porrito'. Se siente desbordado por lo que ocurre: 'En mis canciones, yo pintaba retratos apocalípticos pero con mucho de broma macabra. Lo de ahora supera al humor más negro. Imposible imaginar a un país que no tiene suerte con sus políticos, sus jueces, sus empresarios, sus militares, sus policías, sus banqueros...'. Afortunadamente, sus músicos nunca han fallado.

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