Karzai pide ayuda para reconstruir su país
El Gobierno provisional afgano toma posesión en medio de promesas de reconciliación nacional
Los afganos tienen ya un Gobierno postalibán. El Gabinete multiétnico que dirigirá el país durante los próximos seis meses, encabezado por el pastún Hamid Karzai, tomó posesión ayer con la doble promesa de mantener la unidad nacional y reconstruir un país destrozado por casi un cuarto de siglo de guerra. No será una tarea fácil, ya que buena parte sigue bajo el dominio de los mismos señores de la guerra que hace cinco años abrieron, con sus disputas internas, las puertas de Kabul a los talibanes. 'Mi máxima prioridad será promover la estabilidad para dar a los afganos la oportunidad de vivir en paz', dijo Karzai. 'Pedimos al mundo que nos ayude porque necesitamos todo el respaldo que nos pueda dar'.
Un abrazo entre Karzai y el hasta ayer presidente reconocido por la ONU, Burhanudín Rabani, líder de la Alianza del Norte, selló la histórica transferencia del poder. A la ceremonia, celebrada en el desvencijado edificio del Ministerio del Interior, asistieron 2.000 invitados, entre ellos líderes tribales de 31 provincias afganas, dirigentes de los países vecinos y diplomáticos. Presidió el acto un enorme retrato de Ahmad Shah Masud, el legendario líder militar de la Alianza asesinado en septiembre. En el recinto era visible la presencia de una docena de soldados británicos, que patrullaron junto a cientos de muyahidin de la Alianza del Norte, la coalición que tomó Kabul el 13 de noviembre.
Karzai, de 43 años, pronunció un discurso de claro tono conciliador, con referencias a la unidad entre las etnias afganas y los derechos de la mujer. Una señal de que su Gabinete podrá gobernar con cierta estabilidad, a menos a corto plazo, fue la asistencia al acto de dos de los más poderosos señores de la guerra del país: el uzbeko Abdul Rashid Dostum, caudillo de Mazar-i-Sharif, y el tayiko Ismail Jan, cuyas fuerzas controlan la histórica ciudad de Herat. Ambos habían criticado el acuerdo de Bonn que propició la formación del Gobierno provisional, y su presencia en Kabul fue interpretada como un buen augurio.
Ya instalado en el palacio presidencial, Karzai afirmó en una conferencia de prensa que Afganistán necesitará miles de millones de dólares para reconstruir sus infraestructuras, poner en marcha las escuelas y levantar hospitales. A una pregunta sobre el significado histórico de la jornada, respondió: 'Será un gran día si conseguimos cumplir las promesas que le hemos hecho al pueblo afgano; en caso contrario será el desastre'. Dijo que 'no sería una mala idea' abrir una investigación sobre crímenes de guerra y se comprometió a perseguir a los talibanes que hayan cometido algún delito. ¿Dónde serán juzgados? 'Donde nos sea más cómodo', manifestó. Su primera visita como presidente será a Washington, que le ha prestado su apoyo.
El Gabinete provisional, integrado por 30 representantes de las principales etnias y facciones políticas afganas, tendrá un mandato de seis meses. A cambio de ceder la presidencia a un líder de la etnia pastún, que representa el 40% de la población de Afganistán, la Alianza -integrada por las minorías tayika, uzbeka y hazara- conserva los ministerios más importantes. Abdulá Abdulá, Yunus Qanuni y Mohamed Fahim seguirán al frente de las carteras de Exteriores, Interior y Defensa, respectivamente. Y habrá dos mujeres en el Gabinete. Según el plan de transición aprobado en Bonn por iniciativa de la ONU, en primavera se celebrará una Loya Jirga, la asamblea tradicional de líderes tribales afganos, que deberá elegir un nuevo Gobierno provisional para los dos años siguientes. Al final del periodo de transición se convocarán elecciones.
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