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El español sale al encuentro del mundo

Carlos Fuentes defiende en la clausura una cultura heterogénea y propone una cumbre mundial sobre el desarrollo

El II Congreso Internacional de la Lengua Española se cerró ayer con la mirada puesta en el futuro del español en un mundo globalizado e inevitablemente tecnológico. Las 22 academias asociadas acordaron la creación de un Observatorio del Neologismo que vigilará la invasión de términos procedentes de la ciencia, la economía o los deportes. En el acto de clausura, el escritor mexicano Carlos Fuentes trazó un amplio y cosmopolita recorrido por la diversidad de un idioma de encuentros y reconocimientos. Por último, Miguel Delibes, en una declaración recogida en vídeo, definió como hombres de palabras, más que de letras, a aquellos que construyen historias de hombres, paisajes y pasiones.

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La riquísima diversidad del español, entendido como un idioma 'de encuentros y reconocimientos', y sentido como 'el lenguaje portador de cuanto hemos sido, somos y queremos ser quienes hablamos, soñamos y deseamos en español'. Ése fue el eje de la brillante conferencia con que el escritor mexicano Carlos Fuentes cerró ayer la última sesión plenaria del II Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid.

En la misma sesión de clausura se proyectó la intervención grabada del escritor Miguel Delibes. Además, las 22 instituciones agrupadas en la Asociación de Academias de la Lengua Española firmaron la Declaración de Valladolid y anunciaron la creación del Observatorio del Neologismo, en el que las 22 academias vigilarán la aparición de términos y su posible incorporación al Diccionario.

Carlos Fuentes afirmó que el español es 'una lengua impura', y que 'en su impureza reside su valor, su tradición, su renovación y su comunicabilidad'. Su discurso fue un destello que iluminó este congreso técnico, prolijo y muchas veces confuso, del que es difícil extraer conclusiones, salvo una idea genérica: que Valladolid es la rampa de lanzamiento por la que el español va a salir al encuentro de un mundo globalizado y ya inevitablemente tecnológico.

Fuentes hizo un discurso vibrante, bello y, curiosamente, políglota. Comenzó hablando en chilango, el argot del D. F. , diciendo frases como 'No seas bato furriel, cuasimodo, la chingadera es que me chingué...'. Continuó en latín, francés, inglés y castellano, y dignificó con su prosa y sus citas históricas, lingüísticas y literarias una cita que había quedado marcada estos días por la polémica del muy recurrente discurso en defensa del español pronunciado por Camilo José Cela desde Sevilla hasta Valladolid. El premio Nobel remitió ayer un comunicado a la agencia Efe en el que afirma que 'jamás' se cansará 'de insistir en lo obvio: la defensa de la lengua, de todas las lenguas, y en esta circunstancia, la del español'. 'Todo está ya dicho pero, como nadie atiende, hay que repetir todo cada mañana'.

El escritor Carlos Fuentes se acordó de su feliz expresión 'territorio de La Mancha' para referirse a una 'mancha lingüística en expansión', a una lengua 'de migración y mestizaje', 'porque los que hablamos español no pertenecemos a una sola raza', dijo, 'sino que somos, en el continente americano, descendientes de indígenas, negros, europeos, y todos los mestizajes de por medio; y en Europa, España es acaso el país más mestizo: celtíbero, fenicio, griego, romano, godo, judío y árabe'.

Ese carácter multirracial, mezclado, en continuo viaje, salido del encuentro entre dos o más mundos que se produjo tras el descubrimiento, sirvió a Fuentes para trazar la metáfora de la re-conquista del mundo, y para reclamar la necesaria toma de conciencia que todos los que hablamos español debemos realizar para luchar por el reconocimiento de una lengua compartida por 400 millones de personas.

Quizá por eso, Fuentes fue ambivalente respecto a las nuevas tecnologías, que han sido uno de los centros indiscutibles de la cita pucelana. El autor de La muerte de Artemio Cruz saludó las nuevas vías de aprendizaje y comunicación que abre Internet, pero advirtió del peligro cierto de caer 'en la uniformidad' si no se vigila suficientemente la calidad y diversidad del lenguaje en la Red.

Luego, exhortó al mundo hispanoamericano a no caer en 'solipsismos nacionales', y eligió la 'diversidad política, religiosa, sexual, étnica y social' como el vehículo que nos permitirá movernos en la 'cultura heterogénea' global. Una herramienta que debe surgir, dijo, de 'una poética compartida' que anime a 'la liberación del yo' y 'a hablarle al mundo entero'.

En una conferencia de prensa posterior, Fuentes se explayó acerca de la guerra de Afganistán, dando un tono muy político a una cita que ha resultado, lógicamente, aséptica en ese sentido. El escritor pidió 'un esfuerzo colectivo de civilización para alcanzar la paz', y un ejercicio de comprensión para poder empezar a decir que 'estos bárbaros actos de fundamentalismo religioso son producto de un mundo muy injusto, el que ha montado el fundamentalismo capitalista, en el que la riqueza está muy mal distribuida: se gastan miles de millones de dólares en banalidades y se abandona a 3.000 millones de personas a la pobreza y el hambre'.

Fuentes hizo una propuesta concreta: que los presidentes democráticamente elegidos de Brasil, México, Argentina y Chile convoquen una cumbre mundial por el desarrollo que permita a los países ricos resolver los problemas de los países pobres y 'poner fin a este largo y gravísimo -quizá el más grave de la historia- ciclo de violencia'.

Opiniones y números

Los responsables de la organización del congreso, el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha; Jon Juaristi, del Instituto Cervantes, y Antonio Cid, secretario del congreso, coincidieron en señalar en la jornada de clausura la dificultad de distinguir a estas alturas el grano de la paja en las jornadas de Valladolid. Dado el número enorme de ponencias (300) y encuentros (más de 50), hay todo un fárrago de opiniones y números para evaluar esta cita con el español, que se repetirá en Buenos Aires en 2003.

Intervinieron también en la clausura representantes de las diversas empresas patrocinadoras -Telefónica, Iberia y Caja Duero-; el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León, y el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera. Juaristi se despidió de todos hasta Buenos Aires, y las palabras grabadas de Delibes fueron las últimas que sonaron.

Un momento de la clausura del II Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid, durante la intervención de Miguel Delibes.
Un momento de la clausura del II Congreso Internacional de la Lengua Española en Valladolid, durante la intervención de Miguel Delibes.ULY MARTÍN

Miguel Delibes se define como un hombre de palabras

Quizá lo más destacado de la última jornada del congreso fue que en el teatro Calderón, sede de las sesiones plenarias, sonaron, por fin -tras el aplazamiento de la apertura por falta de tiempo, y después de un primer intento fallido ayer a causa de un problema técnico-, las palabras de Miguel Delibes.Desde su llaneza y su precisión habitual, Delibes (Valladolid, 1920) trató de quitar importancia a su indudable talla y de dársela al idioma y a la gente que lo crea en las calles y en los pueblos. 'He pasado más de seis décadas siguiendo el rastro de las palabras y expresiones ajenas, para encontrar las mías propias. Pero no me considero un hombre de letras en el más riguroso sentido', dijo. 'Quienes nos dedicamos a la narración, a construir historias de hombres, paisajes y pasiones, respondemos mejor al título de hombres de palabras que al más convencional de hombres de letras'.Luego aseguró que, puesto que siempre ha dejado hablar a sus personajes en sus novelas, y debido a que tiene 'la limitación' de ser 'un escritor de oído, con la regla y el estilo de aquellos a quienes previamente he escuchado', su escritura no ha aportado 'mucho' al castellano, 'aunque tampoco se me pedía más'. El autor de El camino contó que, al pergeñar aquella novela mítica, hizo un gran descubrimiento: 'Se podía hacer literatura escribiendo sencillamente, de la misma manera que se hablaba'. Así, ayer descubrió que toda su obra podría cobijarse, en rigor, bajo el título Castilla habla -el de una de sus obras-, aunque no olvidó afirmar que los personajes que hablan en las obras de los narradores 'de otras tierras', de Hispanoamérica, 'desde México a la Tierra del Fuego, son los protagonistas de este congreso'. 'Los que hacen el español y van ensanchando, paso a paso, esta hermosa lengua de Castilla'.

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