Joyce Horman: 'Vivimos cada día con la esperanza de procesar a Kissinger'
Declaraciones de la viuda del periodista asesinado que inspiró 'Missing'
Quien ha esperado pacientemente más de un cuarto de siglo puede esperar ya el resto de su vida. Quien ha sobrevivido día a día, durante casi 28 años, con la esperanza de poner nombres a los asesinos, no parará hasta encontrar las pruebas que los incriminen. Joyce Horman ha pasado la mitad de sus 56 años intentando desenmascarar la política de encubrimiento llevada a cabo por su país, Estados Unidos, con respecto a la desaparición y muerte de su marido. La viuda del periodista Charles Charlie Horman, cuyo asesinato durante la semana que siguió al golpe militar del 11 de septiembre de 1973 en Chile fue llevado al cine con la película Missing, sigue buscando las pruebas que le permitan reactivar la demanda interpuesta en 1977 contra Henry Kissinger y que desde hace años se mantiene en suspenso por falta de evidencias. Demanda en suspenso por la negativa de la Administración estadounidense a desclasificar material secreto por razones de seguridad nacional. Parada por la imposibilidad de no poder acceder hasta la muerte de Kissinger a los papeles confidenciales del que fuera secretario de Estado durante el derrocamiento de Allende. Y porque cada vez que la Administración norteamericana ha desclasificado documentos, éstos 'están llenos de tachones'´, asegura la propia Horman.
En la búsqueda de argumentos que avalen que tanto el Departamento de Estado como la CIA mantuvieron contactos y decidieron la suerte que debía correr el periodista estadounidense por 'saber demasiado sobre el golpe', asegura Horman sentirse cada día más acompañada. En este sentido, el libro de Christopher Hitchens The trial of Henry Kissinger, del cual EL PAÍS publicaba ayer domingo un extracto, viene a confirmar lo que la viuda de Horman lleva años proclamando: la implicación, avalada por documentos secretos de la CIA, del ex secretario de Estado en la conspiración que concluyó en el golpe de Estado contra el socialista Salvador Allende en 1973.
'Vivimos cada día con la esperanza de que se desclasifiquen nuevos documentos para perseguir judicialmente a Kissinger hasta las últimas consecuencias', confirma Horman, quien ha asistido, durante el pasado fin de semana, al I Congreso sobre Derechos Humanos, celebrado en Madrid y organizado por la Asociación Argentina Pro Derechos Humanos.
Joyce habla de Charlie con una inmensa ternura. Nunca volvió a casarse. Quien desapareciera para ser fusilado tras ser detenido en el Estadio Nacional de Santiago por conocer información de primera mano sobre la intervención de la US Navy en la preparación del golpe militar, está aún muy presente en la vida de esta mujer viva pero rota. A pesar de no haber sido torturada, Joyce vivió la peor de las torturas: la de sobrevivir a la desaparición de un ser querido. La figura de Charlie es todavía una ausencia constante.
Hoy, Horman se siente ilusionada a pesar de haber vivido más de medio siglo con esa ausencia. Primero vino el arresto del general Augusto Pinochet el 16 de octubre de 1998, en Londres, por orden del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón. 'Entonces lloramos de felicidad', recuerda. Después llegó el arresto domiciliario del ex dictador en Santiago hace poco más de un mes. Todo ello, un escenario nunca soñado por los protagonistas. ¿Qué le haría descansar el resto de sus días? Completar el sueño y ver a Kissinger ante un tribunal, confiesa sonriente Horman.
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