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Reportaje:El futuro de la población

España, condenada al envejecimiento

Los demógrafos descartan una subida de la natalidad que logre rejuvenecer la población

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"Ahora se mira la evolución de la natalidad como si fuera la cotización de la Bolsa", ironiza el demógrafo Francisco Zamora. Y para algunos casi lo es: temen que el descenso de la natalidad acabe por amenazar el sistema productivo o el pago futuro de las pensiones. "El envejecimiento de la población en sí mismo no es malo, porque es consecuencia del aumento de la esperanza de vida", explica la demógrafa Margarita Delgado, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Las españolas que nacen ahora tienen, junto con las suizas, la mayor esperanza de vida de Europa (82,5 años) y una de las más altas del mundo. Así lo acaba de revelar Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea (UE). Los españoles (75,3 años), figuran en el cuarto puesto continental (75,3 años), por detrás de suecos (77,1), griegos (75,5) e italianos (75,5).

"El problema se plantea cuando al aumento de la longevidad se añade el descenso de los nacimientos", explica Delgado. Eso es precisamente lo que ocurre: cada vez hay más viejos y menos niños.

Los natalicios han caído sin freno en el último cuarto de siglo, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE): de los 677.456 bebés de 1976, el año de más nacimientos en la historia española, a los 377.809 de 1999. En todo ese periodo sólo ha habido tres subidas respecto al año anterior: en 1992, 1997 y en 1999. Con todo, en ese último año los nacimientos (un 4,4% más) sólo superaron en 7.386 al número de muertes: casi crecimiento cero.

La subida del año pasado (15.879 natalicios más) invita a la prudencia, según la mayoría de los expertos consultados. "Es insignificante y puede deberse al azar", considera el demógrafo Joaquín Arango. "No se pueden echar las campanas al vuelo. Es muy prematuro decir que ha comenzado a recuperarse la tasa de fecundidad ", afirma Delgado. "Todavía no hay un repunte claro ni sostenido", añade la investigadora."Lo más probable es que hayamos tocado fondo, pero eso no quiere decir que vayamos a salir a la superficie. Parece que no habrá variaciones importantes", analiza Arango. Aun así, considera posible "una levísima recuperación" de la natalidad "en algún momento", sobre todo si continúa la mejoría económica y aumenta la estabilidad laboral. Desde el CSIC, Juan Antonio Fernández Cordón prevé una ligero aumento de la fecundidad, supeditado a que los veinteañeros se decidan a procrear y al establecimiento de mayores facilidades para conciliar la vida familiar y laboral.

Pese a todo, los expertos descartan que una eventual recuperación de la natalidad permita mantener la población actual; para ello sería necesario que cada mujer en edad fértil tuviera un promedio de 2,1 hijos, y, de momento, sólo tiene 1,19. La tasa de fecundidad española es la más baja de la Unión Europea desde 1996. Le siguen Italia (1,21), Grecia (1,30) y Portugal (1,48).

"Tal como estamos, ese 2,1 que permite la reposición no se alcanzará nunca", apunta Francisco Zamora, profesor de Análisis Demográfico en la Universidad Pública de Navarra. "Además, aunque nacieran más niños, no dejaría de aumentar el envejecimiento, porque las personas viven durante más tiempo", advierte. Pese a que considera posible una ligera recuperación de la natalidad si mejoran las condiciones socioeconómicas, descarta, como la mayoría, que se pueda alcanzar "un baby boom".

También niega esa explosión de natalicios una experta del INE, Carmen Salaices, responsable del área de movimiento natural de la población. "Hay que ser muy cautos. Con las cifras actuales no se puede prever que vayan a aumentar drásticamente los nacimientos, más bien se han estabilizado", sostiene.

La experta tiene muy presentes los resultados de la Encuesta de Fecundidad que el INE realizó el año pasado. En ella, el 50,1% de las mujeres en edad fértil consultadas aseguraba no tener intención de procrear. "Si esas expectativas se cumplieran, la tasa de fecundidad seguiría cayendo", reconoce Salaices. Y las proyecciones del propio INE, que prevé el descenso de la población a partir del año 2010, se quedarían cortas. Tampoco sería la primera vez que la realidad desmiente sus cálculos.

Más riqueza, menos hijos

"Hay una transición demográfica a escala mundial. En la mayor parte de los países, incluso en algunos musulmanes, disminuye la natalidad paulatinamente al tiempo que baja la mortalidad. La consecuencia es que aumenta el envejecimiento", explica el demógrafo Francisco Zamora, profesor de la Universidad Pública de Navarra. A su juicio, hay una correlación entre el aumento del nivel de vida y el descenso de la fecundidad: a mayor riqueza, menos hijos.

"Hay que empezar a pensar en una sociedad distinta, y eso no tiene por qué ser dramático. Sólo será un problema si no se toman medidas para adaptarse", añade Zamora. Entre ellas plantea la posibilidad de alargar la vida laboral mediante la flexibilización voluntaria de la edad de jubilación.

"El cambio no tiene por qué ser un drama, pero tampoco es gratis en términos financieros", apunta el demógrafo Joaquín Arango. "Lo importante es adaptarse. Eso supone cambiar los roles que se dan a cada edad, lograr un nuevo encaje para los mayores en la sociedad y modificar la estructura productiva", concluye.

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