Los expertos sostienen que la inmigración no resolverá el problema demográfico
El Gobierno plantea como soluciones la jubilación flexible y el aumento del trabajo femenino
El envejecimiento de la población tiene un precio abultado. La falta de mano de obra, el déficit en el sistema de pensiones públicas y el gran crecimiento del gasto sanitario conforman la factura que los expertos barajan a medio plazo. Mientras los demógrafos insisten en que la inmigración palia, pero no resuelve, el problema, varios estudios inciden en la necesidad de favorecer la llegada masiva de extranjeros para mantener el nivel de población actual. "Los inmigrantes son una parte de la solución, pero ésta pasa por que trabaje más gente durante más tiempo", plantean en el Ministerio de Trabajo.
Todos echan números: la Administración, los sindicatos, los demógrafos, e incluso la banca (que tiene en los planes de pensiones uno de sus negocios), tratan de prever las consecuencias que la mayor longevidad de la población y el bajo número de nacimientos pueden tener a medio y largo plazo."El cambio de equilibrio entre las generaciones provoca una escasez de la mano de obra que será muy importante a medio plazo. Además, repercute en la relación entre activos y jubilados", afirma el demógrafo Joaquín Arango. "En el año 2015 empezará a haber un déficit notable en las cotizaciones a la Seguridad Social, que en principio será absorbido por el superávit previo. El deterioro grave se producirá a partir del año 2020", pronostica.
Los sindicatos también hacen cálculos. "Con la población actual, si el crecimiento económico se sostiene en torno al 2,5% anual, se puede mantener el sistema de pensiones y el gasto socio-sanitario del envejecimiento por lo menos hasta 2025. A partir de esa fecha, sería imprescindible una mayor presencia de inmigrantes", apunta el experto de Comisiones Obreras Miguel Ángel García.
Desde UGT, su secretario ejecutivo confederal, Pedro Díaz Chavero, sostiene que el envejecimiento no repercutirá dramáticamente sobre el número de activos hasta el año 2025, entre otras cosas porque las mujeres se incorporarán en mayor medida al mercado laboral (la tasa de actividad femenina es del 39,1%, frente al 63,3% de la masculina). "Como parece que la natalidad no se va a recuperar mucho, a partir de esa fecha caben dos posibilidades: recurrir a los inmigrantes o suplir el descenso con la mayor productividad que ofrecen las nuevas tecnologías", apunta. Este periódico intentó, sin éxito, conocer la opinión de la patronal CEOE.
"La inmigración no es una solución demográfica. En términos de mercado de trabajo, ya está cubriendo puestos que los españoles rechazan", afirma el secretario general de Empleo, Juan Chozas. En el Ministerio de Trabajo defienden dos herramientas principales para garantizar el sostenimiento del bienestar: la mayor incorporación de la mujer al mercado laboral y la prolongación de la vida productiva mediante jubilaciones flexibles. Los trabajadores podrían elegir alargar su etapa laboral a cambio de mejorar la cuantía de sus futuras pensiones. Respecto a ellas, Juan Chozas se muestra tranquilizador: "El Pacto de Toledo es un buen esquema para acomodar las prestaciones públicas a la situación de cada momento".
El envejecimiento también implica una subida notable del gasto sanitario. "Ya se está notando. Será muy difícil de contener y crecerá mucho más rápidamente que el producto interior bruto. La situación se agravará en torno al año 2020", apunta Arango.
Los expertos consultados rechazan las conclusiones de la División de Población de Naciones Unidas, que calcula que España necesita acoger a 12 millones de inmigrantes desde ahora hasta el año 2050 para mantener su fuerza de trabajo actual; o sea, 240.000 nuevos inmigrantes por año. Añade que si no cambia la tendencia actual, marcada por la baja natalidad y el envejecimiento, dentro de medio siglo sólo habrá 30,2 millones de españoles.
A partir de las proyecciones de la ONU y de los datos del Instituto Nacional de Estadística, el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) ha hecho sus propios números, aún más altos. Cifra en 300.000 los inmigrantes anuales que necesita España para mantener su Estado del bienestar. "La inmigración ayudaría a mitigar el problema del descenso de población, pero no lo resolvería, a menos que se permitiera la entrada de un volumen muy elevado de inmigrantes, unos cinco millones inicialmente", señala su estudio. Añade que esta medida es "inviable social y políticamente".
Los demógrafos también la descartan. "Los inmigrantes no pueden suplir la falta de nacimientos, entre otras cosas porque no se pueden asumir de golpe todos los que serían necesarios para ello", apunta Margarita Delgado. "La inmigración no resuelve los problemas demográficos de ningún país, pero sí es una solución puntual para las carencias de mano de obra", señala Juan Antonio Fernández Cordón. "Tiene que haber inmigración, pero no por falta de población", concluye Chozas.
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