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Mucha tarea y pocas manos

Hasta el pasado año, Fani Femenia y su marido explotaban una cafetería familiar en la playa de Gandia (Valencia). En tres meses, de junio a agosto, el local, que los padres de Fani abrieron hace una década, generaba los beneficios suficientes como para que el matrimonio obtuviera un sobresueldo anual que les permitiera mantener el negocio y soportar la carga familiar. El resto del año trabajaban en empleos temporales.Pero la pasada campaña empezaron los problemas: "Nos costó encontrar personal cualificado, aunque conseguimos reunir a tiempo ocho trabajadores para iniciar el servicio", recuerda Fani. Este año no tuvieron la misma suerte. Con los pedidos solicitados, el local listo y el personal a su cargo, la cocinera les anuncia que ha obtenido un empleo en su localidad de residencia, y uno de los camareros pide la nulidad del contrato tras conseguir un puesto, mejor remunerado, en la construcción. El 20 de junio, los empresarios decidieron que la mejor opción era renunciar a abrir el local.

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Fani se empleó en un restaurante de la playa gandiense, atendiendo las mesas, y su marido trabaja temporalmente como repartidor. Ahora, el matrimonio se plantea incluso la posibilidad de vender el negocio. El caso de Fani Femenia es un reflejo de la preocupante situación que atraviesa el sector de la hostelería en el litoral valenciano. La principal actividad productiva de la Comunidad Valenciana se resiente en los últimos años de falta de mano de obra, y los empresarios hosteleros incluso se atreven a augurar que los servicios podrían llegar a bloquearse si no encuentran una solución urgente.

Francisco Sanmiguel, gerente de la Federación de Hostelería de Valencia, atribuye el problema a "la carencia de profesionales especializados", y a "la temporalidad" de la oferta laboral en la costa, concentrada en verano y Semana Santa. Jorge Martí, presidente de la Asociación de Empresarios y Hosteleros de La Safor, que aglutina a empresas del sur de la provincia de Valencia, comparte la misma opinión y afirma que "los profesionales exigen sueldos muy elevados o no están dispuestos a trabajar con carácter eventual".

Martí trabaja desde hace cincuenta años en la hostelería y hoy dirige un restaurante en Gandía. Para este empresario, la única salida a la situación es optar por "la mano de obra extranjera cualificada". En esta línea trabaja la Federación de Hostelería de Valencia, que hace unos meses inició cursos de formación ocupacional dirigidos a inmigrantes y trabajadores no especializados. Los sindicatos discrepan de la opinión empresarial. Para Alfredo Albornos, de CC OO, el problema del sector no es la falta de personal cualificado, sino "la precariedad de la calidad del empleo y la oferta salarial".

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