Kim Jong-il, el comunista norcoreano, y Kim Dae-jung, el prooccidental surcoreano, dieron ayer un primer paso hacia la reconciliación entre las dos Coreas, separadas desde la guerra civil (1950-1953). El primero aceptó anoche firmar un acuerdo que prevé el reencuentro, de aquí a dos meses, de las familias separadas por la contienda, y el segundo accedió a liberar a los agentes comunistas encarcelados en el sur. Al margen de estas medidas concretas, ambos se comprometen a "resolver la cuestión de la reunificación de forma independiente y a través de los esfuerzos conjuntos del pueblo coreano".
El reagrupamiento de las familias coreanas separadas por la contienda civil (1950-53) apenas preocupa a los aliados de Corea del Sur. A EEUU y a Japón les inquietan más bien los programas nucleares de Corea del Norte y el desarrollo de sus misiles balísticos, pero ninguno de ellos fue evocado por el presidente Kim Dae-jung durante sus tres días de estancia en Pyongyang.
La detención de Vladímir Gusinski, dueño de Media Most, el principal grupo de medios de comunicación de Rusia, ha tenido efectos sísmicos. Políticos y empresarios de todas las tendencias ideológicas califican el encarcelamiento de Gusinski de intolerable persecución política. Además, condenan las acciones de la fiscalía rusa y manifiestan su apoyo al magnate, que, en su opinión, sería una cabeza de turco para intimidar a los opositores del régimen, especialmente a los poderosos. La mayoría de los observadores coinciden en que el escándalo echa por tierra la credibilidad del presidente Putin.