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ACOSO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN RUSIA

Putin asegura que es ajeno a la detención del empresario Gusinski e intenta desprestigiarle

La detención el martes en Moscú de Vladímir Gusinski, presidente del grupo mediático Most, único que se ha atrevido a plantar cara al Kremlin y criticar la guerra de Chechenia, tomó por sorpresa en Madrid a Vladímir Putin. O al menos eso es lo que dijo el presidente ruso, primero ante más de 100 empresarios españoles y luego en la conferencia de prensa que puso fin a su visita a Madrid. En ambas ocasiones, Putin echó un poco de tierra sobre el magnate, del que destacó su habilidad para pedir créditos que luego devuelven otros y para no pagar impuestos en Rusia.

El líder del Kremlin hizo notar que, en su país, el fiscal general, responsable último de la detención de Gusinski, es independiente del presidente, y que él no tenía conocimiento previo de la noticia. Putin reveló sus intentos por comunicarse con el fiscal, Vladímir Ustinov, con el fin de recabar más información sobre los hechos, pero que éste no pudo localizarlo porque se encontraba fuera de Moscú. La televisión rusa mostró imágenes del fiscal general en Yekaterimburgo, capital de los Urales, donde funcionan los móviles y, es de suponer, también el complejo equipo de comunicaciones que Putin se trajo de Moscú.Ustinov fue designado recientemente por el Consejo de la Federación (Cámara alta del Parlamento) a propuesta de Putin, que tardó unos días en deshacerse del anterior fiscal general, Yuri Skuratov, algo que Borís Yeltsin no consiguió en un año y que le llevó a suspenderle de sus funciones. Skuratov cayó en desgracia al empezar a investigar casos de supuesta corrupción en el Kremlin, cuando Putin ni siquiera formaba aún parte del círculo más estrecho del poder.

El presidente ruso jugó ayer en el caso Gusinski un doble papel: institucional y político. Primero señaló que, si se han producido violaciones de la ley, "recibirán una respuesta adecuada del Estado". Luego cayó en el sarcasmo al definir al magnate como "persona de gran talento" capaz de atraer préstamos multimillonarios del exterior que, a través de un complejo sistema de garantías, tuvo que devolver su socio Gazprom (el monopolio del gas), mientras en algunas regiones rusas se pasaba frío por falta de combustible. "¿Dónde estaban los cinco representantes del Estado que debían defender los intereses de éste?", se preguntó

Luego recordó que Gusinski es vicepresidente del Consejo Mundial Judío, en el que, señaló, "parece que no ha robado nada". Señaló, asimismo, que tiene la doble nacionalidad (rusa e israelí) y que, como residente fiscal en Gibraltar, no paga sus impuestos en Rusia.

Objetivo en Chechenia

Lo que no dijo es que los medios del Grupo Most (desde el diario Segodnia a la cadena de televisión NTV) son los únicos que se atrevieron a plantar cara al Kremlin en las legislativas de diciembre y que no se le rindieron con armas y bagajes en las presidenciales de marzo.La cobertura de la NTV sobre la guerra de Chechenia, sin llegar a ser crítica, alcanza, además, una objetividad que hace escandalosa la que ofrecen las cadenas estatales. Ígor Malashenko, vicepresidente del Grupo Most, asumió ayer en Madrid la defensa de su jefe. Intentó hacerlo con una rueda de prensa justo después del desayuno de Putin con los empresarios, y en el mismo hotel, pero la dirección de éste se volvió atrás a última hora "por motivos de seguridad".

O por presión de la delegación oficial rusa, según Malashenko, quien, sin pelos en la lengua, aseguró que la detención de su jefe significa que Putin "es rehén de la gente que le aupó al poder". Si no se deshace pronto de ellos, añadió, se establecerá en Rusia un régimen autoritario que controlará por completo la política y los medios de comunicación.

La detención es "una muestra de la guerra del Kremlin contra la prensa independiente". Pero, ¿qué es el Kremlin? Según Malashenko, los mismos que tomaban las decisiones en la última etapa de Borís Yeltsin: el jefe de la administración presidencial, Alexandr Voloshin; su predecesor, Valentín Yumáshev, y los magnates Borís Berezovski, Román Abramóvich y Alexandr Bamut. Sólo faltó Tatiana, la hija y asesora de Yeltsin, para citar al completo a lo que se conocía como La Familia.

Tal vez Putin estaba al tanto de que se iba a detener a Gusinski, dijo ayer Malashenko, pero, si no lo sabía, sería aún peor. Significaría que no manda en Rusia, ya que "la fiscalía está totalmente sometida al Kremlin".

Más información en las páginas 17 y 18

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