Rifat carece de aliados en el Ejército sirio para arrebatar la presidencia a Bachar
Rifat el Asad, hermano de Hafez, el presidente de Siria recientemente fallecido, es un cadáver político que carece de posibilidades reales de amenazar a su sobrino Bachar en la lucha por el poder. Sus maniobras propagandísticas, anunciando el final de su exilio y su inminente regreso a Damasco para hacerse cargo de la jefatura del Estado, parecen no inquietar a la clase dirigente siria.Incluso Mudar, uno de sus hijos, ha sido contundente al calificar desde Damasco de despropósito las palabras de su padre, al tiempo que se comprometía a colaborar con Bachar.
Rifat tenía puestas sus esperanzas en un sector de las Fuerzas Armadas, al que había tratado personalmente, y en una parte de la comunidad alauí, hegemónica pero no mayoritaria en Siria, y a la que había ayudado económicamente en sus años triunfales, cuando era el brazo de hierro de Hafez.
Las bazas, con las que contaba Rifat en el interior de Siria, fueron neutralizadas en 1999, cuando Hafez el Asad ordenó una operación de castigo contra su hermano. La persona encargada de dirigir aquella operación fue Bachar, entonces coronel de la guardia presidencial, y hoy el sucesor oficial designado.
Esa operación estuvo acompañada de importantes cambios en la cúpula del Ejército, de donde se desplazaron aquellos mandos de dudosa confianza que en algún momento podrían haber jugado en contra del heredero oficial. El castigo contra las propiedades y los seguidores de Rifat en Siria fue una respuesta contundente a sus maquinaciones en la escena internacional con el fin de torpedear el lanzamiento de su sobrino Bachar como delfín de Hafez.
Rifat, por ejemplo, se presentó en Rabat (tras la muerte del rey Hasan II) con el objetivo de lograr una recepción privada con el nuevo monarca, Mohamed VI. Responsables marroquíes, que recuerdan bien esa circunstancia, admiten hoy que, alertados de la maniobra de Rifat, el entorno real le impidió cualquier contacto con el nuevo monarca.
Operación contra Arafat
Más tarde, Rifat maquinó otra operación al enviar a Sumer, uno de sus hijos, a Gaza para entrevistarse con Yasir Arafat, cortocircuitando así las delicadas relaciones entre Hafez el Asaz con el dirigente palestino.
"Después de aquel castigo [en 1999], apenas le quedan a Rifat seguidores en el interior de Siria", sostienen las fuentes diplomáticas consultadas en Damasco. Rifat, que comandó la represión de Hama, se encuentra apeado de la política siria desde 1983, cuando, aprovechando un infarto de su hermano, trató de dar un golpe de Estado sacando a la calle los carros de combate y a sus brigadas especiales (conocidas popularmente como las panteras rosas).
Hafez le perdonó aquella intentona tras escuchar los ruegos de su madre, Naisa, que pidió clemencia para el cuarto de sus cinco hijos. Rifat regresó a Damasco años más tarde como vicepresidente del Gobierno y presidente del Tribunal de la Patria, cargos de los que sería también expulsado como castigo a nuevas intrigas.
Rifat fue igualmente defenestrado del partido gubernamental Baaz, en el que ostentaba un cargo de relieve muy cerca de Hafez.
Pero Rifat no se siente solo. Una corte itinerante formada por más de un centenar de personas arropan constantemente al ex dirigente sirio en el exilio. Todos financiados gracias a importantes inversiones en el comercio internacional. Una emisora de televisión vía satñelite en Londres y un periódico en París, todos en lengua árabe, son sus más potentes altavoces.
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