Menutis y Heraklion, de 2.500 años, que se encuentran cerca de Alejandría, están intactas y llenas de antigüedades
Ciudades sumergidas. Egipto faraónico. La noticia del hallazgo bajo el mar de dos antiguas ciudades egipcias cercanas a Alejandría combina la fascinación del mito de la Atlántida con los grandes sueños de momias y tesoros perdidos bajo la arena. De nuevo, Egipto se muestra como el paradigma de los grandes descubrimientos arqueológicos. En esta ocasión son las ciudades de Heraklion y Menutis, fundadas hace 2.500 años, tragadas por el Mediterráneo y halladas ahora por buceadores franceses y egipcios que han extraído del mar bellísimas antigüedades: esfinges, cabezas de faraones y estatuas de dioses como Isis y Serapis. Según los descubridores, las ciudades se encuentran prácticamente intactas bajo el agua y llevará años estudiarlas.
Un año de eventos pretende rehabilitar la leyenda negra y rescatar la memoria de España
La dinastía borbónica que reinó en el sur de Italia entre 1734 y 1861 (una rama del tronco español instaurado con Felipe V) es aún sinónimo en la imaginería popular del país de "retraso", "oscurantismo" y sordidez política. ¿Una realidad o un lugar común creado por la propaganda de los Saboya, la dinastía piamontesa que unificó Italia? La región de Campania y el Ayuntamiento de Nápoles, que defienden lo segundo, han financiado un año de eventos con el título Los Borbones. Un viaje a través de la memoria, destinado a recuperar y difundir la verdad histórica.
El escritor participa en un debate sobre su novela 'Rabos de lagartija'
Juan Marsé, el hombre más discreto del mundo, tiene asombrados a sus amigos: no sólo ha aceptado numerosas entrevistas sobre su novela Rabos de lagartija (Areté), presentaciones y saraos, sino que se ha sometido a la tortura de la firma después de muchos años de negarse a hacerlo. Ayer participó incluso en un debate sobre su libro con Ángel González y Luis García Montero, que calificaron Rabos de lagartija de "obra maestra".
El responsable de la divisa considera perjudicial la obsesión por el peso
"Un toro que se mueva no puede pesar 600 kilos". José Luis Algora despacha de esta forma las críticas provocadas por la presencia de su corrida. Fue asomar la semana pasada los hocicos en la venta del Batán y más de uno se echó las manos a la cabeza: "Ésos no son pablorromeros". El representante de la mítica divisa defiende el trapío de su corrida y se conjura para repetir el éxito del año pasado. Una labor encomendada a una terna encabezada por el diestro José Antonio Campuzano.