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El comité científico de la UE descubre otra vía de transmisión del mal de las 'vacas locas' La sangre de las reses, usada en alimentos, preparados médicos y piensos, puede contagiar

El Comité Científico Director de la Unión Europea (UE) dio ayer cuerpo a los peores augurios sobre la existencia de una nueva vía de contagio del mal de las vacas locas. Este organismo reveló que la sangre animal puede constituir una vía de transmisión de la encefalopatía espongiforme bovina. La sangre difundiría el mal tras mezclarse con tejidos contaminados, procedentes del cerebro. Este riesgo es alto en ciertos sistemas de sacrificio de las reses. La sangre del ganado se emplea en productos alimenticios, alimentación animal, preparaciones médicas y fertilizantes.

Hasta el momento se conocían dos vías para el contagio de la enfermedad: los piensos infectados por residuos animales contaminados y la transmisión por vía fetal de la vaca al ternero. Los científicos añaden ahora la sangre, que puede difundir el mal al ser portadora de tejidos enfermos procedentes del cerebro de los animales afectados.En su dictamen, presentado ayer, los expertos recomiendan a los Quince que eviten el reciclado de sangre de bovinos, ovinos y caprinos en la alimentación siempre que provengan de rebaños donde exista un riesgo de EEB o de tembladera.

El informe del comité (máximo órgano científico encargado de las enfermedades vinculadas a las vacas locas) se centra en los niveles de seguridad de la sangre de ganado bovino, ovino y caprino cuando se utiliza en ciertos productos alimentarios, en la alimentación animal, en preparados médicos y en los fertilizantes, para saber si constituyen una vía posible de transmisión y difusión de la enfermedad de las vacas locas.

El comité considera que el riesgo de contaminación es "inherente a ciertos métodos de sacrificio" de las reses. Cita como ejemplo la utilización de una máquina perforadora para atontar al animal e introducir aire comprimido en el cerebro para matarlo. Los expertos consideran necesario revisar y prohibir estos sistemas para evitar que la sangre pueda propagar la enfermedad.

Por otra parte, la sangre que no entra en contacto con tejidos contaminados presenta un peligro mucho menor de convertirse en fuente de propagación de la enfermedad, señala el dictamen.

Respecto a la seguridad en la utilización para la alimentación animal y humana de los huesos y de la carne que los rodea, el informe invita a volver a evaluar la situación tras la decisión del Reino Unido de levantar la prohibición nacional impuesta en 1997 sobre la venta de esta carne a los consumidores.

En cuanto a la utilización de los huesos del ganado bovino en la producción de gelatina y de sebo -en concreto la columna vertebral como materia prima-, el Comité no la considera segura. Propone que se siga excluyendo para la alimentación humana y animal en los países de alto riesgo como el Reino Unido.

"Basta con consumir una cantidad ínfima"

El comité científico europeo encargado de analizar el mal de las vacas locas también adoptó ayer un dictamen sobre la variante humana de este mal, la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Y lo hizo bajo la nota de la prudencia.

Según los expertos, el estado de conocimiento de la mortal dolencia neurológica no permite determinar las cantidades mínimas de productos contaminados por la encefalopatía espongiforme bovina que una persona debería consumir para contraer la enfermedad.

"En ausencia de datos fiables, los responsables de la gestión de riesgos deben partir de la hipótesis que basta con consumir una cantidad ínfima de productos de bovino contaminados para contraer la variante de la Creutzfeldt-Jakob", establece el informe. En el Reino Unido, el país más afectado, 52 personas han muerto a causa de la enfermedad.

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