Un punto clave en el limbo
Pese al éxito proclamado por todas las partes, y movidos por la necesidad de sacar adelante el acuerdo a toda costa, los negociadores no han resuelto satisfactoriamente uno de los principales puntos de conflicto durante esta semana: la relación del Protocolo de Bioseguridad con los tratados de la Organización Mundial de Comercio (OMC).El principal temor de Estados Unidos y sus aliados era, que las precauciones de bioseguridad pudieran levantar barreras comerciales allí donde la OMC las ha derribado.
Los negociadores europeos, sin embargo, eran plenamente conscientes de que subordinar el Protocolo de Bioseguridad a los tratados de la OMC equivaldría a vaciarlo de contenido. Al rechazar una importación de transgénicos por criterios ambientales, un país podría ser denunciado y sancionado ante la OMC por incumplir sus acuerdos previos sobre libre comercio. El punto crucial debía reflejarse en una frase del protocolo: ¿qué pacto se subordina a cuál otro?
Durante las largas horas de la madrugada de ayer, las delegaciones dejaron finalmente la frase convertida en un ejemplo casi académico de contradicción en los términos: "El Protocolo de Bioseguridad no puede ser interpretado como una modificación de los otros acuerdos internacionales , pero no está subordinado a ningún otro acuerdo internacional ".
La formula usada por Margot Wallstrom para definir esa equis en la quiniela fue que "el protocolo y la OMC se apoyan el uno al otro". Pero algunos observadores, como el conservacionista y experto en comercio internacional Peter Hardstaff, opinaban ayer que la frase deja cualquier futuro conflicto a cargo del arbitraje de la OMC, que sera quien tenga que decidir si un país es sancionable cuando aplique el Protocolo para rechazar una importación.
Otro punto que habrá que concretar en los próximos años es qué es y qué no es una duda científica razonable. Este asunto es indisociable del anterior, puesto que la OMC ya permite rechazar importaciones cuando hay evidencias científicas sólidas de sus peligros. La novedad con el Protocolo es que ahora podrán rechazarse aduciendo dudas, por lo que será preciso homologar internacionalmente algún procedimiento de evaluación de riesgos.
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