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Científicos de Granada tratan de lograr fresas transgénicas más dulces La modificación de un gen de la planta permite aumentar la sacarosa

Un grupo de científicos del CSIC en Granada, centrado en la modificación genética de plantas, trabaja desde hace más de año para conseguir fresas transgénicas menos ácidas y más dulces. La investigación sobre este fruto ha dado ya resultados esperanzadores, aunque aún está lejos del objetivo planteado. Su éxito supondría, además de un placer para el paladar, una buena noticia para el sector hortofrutícola andaluz.

El Departamento de Bioquímica de la Estación Experimental del Zaidín (CSIC) ha logrado, por ahora, un pequeño aumento de la sacarosa, el azúcar que endulza la fruta, en plantas de la especie Arabidopsis Taliana que han sido modificadas genéticamente en sus laboratorios.Esta planta es usada habitualmente por los científicos en sus investigaciones porque resulta de fácil estudio por su sencillez genética. Sin embargo, la planta que produce la fresa cuenta con un genoma bastante más complejo que la Arabidopsis Taliana, pero los bioquímicos granadinos esperan lograr también resultados positivos con ella. "No podemos decir ni cuándo ni cómo, pero creemos que nuestra hipótesis de trabajo es correcta", explica Ana Chueca.

Los científicos granadinos, profesores también de tercer ciclo en la Universidad de Granada, creen que la modificación de un gen que regula el metabolismo de la planta de la fresa debe aumentar la producción de sacarosa y, en consecuencia, el dulzor de sus frutos.

El estudio, que está siendo desarrollado en colaboración con investigadores de la Universidad de Málaga, es pionero en el campo de la manipulación genética. "Hasta ahora se han modificado algunos cereales, como el maíz, y varias hortalizas, pero nadie ha trabajado con fresas", explica Marian Sahrawy, otra de las científicas del grupo.

Si su estudio concluye con éxito, los investigadores creen que su hipótesis podría aplicarse a otras plantas con fruto.

Respecto a la polémica sobre el consumo de alimentos transgénicos, los componentes del equipo tienen claro que no deben hacerse juicios de valor precipitados. "En principio, los alimentos modificados genéticamente no tienen por qué ser perjudiciales para la salud. En cualquier caso, nosotros somos partidarios de establecer una moratoria en su consumo para estudiar la evolución de varias generaciones de plantas transgénicas y llegar a conclusiones fiables", aclara Chueca.

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