El mundo de la cultura destaca la honda cordialidad de un poeta vital

Claudio Rodríguez no quería hablar de su enfermedad, y menos de su muerte próxima. Pero hace unos días el poeta envió una señal al director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, según reveló éste ayer: "Hace dos semanas me llamó por teléfono, cosa insólita en él, y me pidió que les deseara felices vacaciones a los académicos. Después, parafraseando a san Juan de la Cruz, Claudio añadió: "Que me voy de vuelo". Entonces tuve una intuición sobre su estado". Durante todo el día de ayer, numerosos poetas, colegas de la Academia y sobre todo amigos acompañaron al poeta en el tanatorio para darle el último adiós. También su mujer, Clara Miranda, con la que hoy cumpliría su 40º aniversario de vida en común. Todos destacaron la enorme bondad y vitalidad del autor de Don de la ebriedad. "Era una de las personas más buenas que he conocido", dijo el ex director de la RAE Fernando Lázaro Carreter. "Era una excelente persona, mejor que poeta, que ya es difícil", declaró el secretario de la RAE, Domingo Ynduráin: "Él rehumanizó la poesía frente al realismo crítico. Volvió al elemento fundamental del ser humano, casi místico, en línea con el primer Machado, en comunión con la tierra y la belleza del mundo".El periodista y académico Juan Luis Cebrián declaró: "Me encuentro muy impresionado por la noticia de su fallecimiento. Conocí y traté a Claudio Rodríguez en las reuniones de la Academia, a las que asistía regularmente y en las que participaba de manera muy activa. Junto a su indiscutible valía como poeta, siempre se distinguió por sus cualidades humanas y su profunfo sentido de la amistad. Su fallecimiento es una gran pérdida para la literatura". El académico Eduardo García de Enterría expresó su deseo de que el sucesor de Claudio Rodríguez en la RAE sea otro poeta, " porque, aunque parezca mentira, la poesía es una de las cosas esenciales de la vida".

La poesía de Claudio Rodríguez es, para el escritor Félix Grande, una de las muestras más auténticas de este siglo: "Unía una honda cordialidad con una técnica sigilosa y perfecta y una pudorosa emoción. Desde su primer libro, fue un poeta maduro y, hasta el último, un poeta extraordinariamente inocente". El poeta Julio Martínez Mesanza calificó su obra de "hímnica, entusiasmada, de gran aliento romántico, una poesía que canta". Y para el director del Instituto Cervantes, Fernando Rodríguez Lafuente, "conjugaba una gran pureza verbal con el desgarro melancólico".

También acompañaron al poeta el académico Luis María Anson; Fernando Lanzas, director general del Libro; Luis Alberto de Cuenca, director de la Biblioteca Nacional, y el escritor José Antonio Muñoz Rojas, entre otros.

El presidente del Gobierno, José María Aznar, declaró desde Jerusalén ser lector del poeta y dijo que esperaba que fuese reconocido como uno de los mejores de este siglo. El ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, destacó "el fondo religioso y trascendente" de su poesía.