Mensaje público y consejos privados
"Es un disparate decir en los medios de comunicación que beber moderadamente es bueno". Así de tajante se expresa Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad del País Vasco en Vitoria.
Para este epidemiólogo, uno de los que más ha investigado la asociación existente entre alcohol y riesgo cardiovascular en España, este tipo de mensajes representa "un grave perjuicio para la salud pública."
Igual que se distingue entre vida pública y privada o entre cuerpo social e individual, una cosa es la salud pública y otra la privada. Y quienes se ocupan de la primera, ya sean organizaciones o expertos, tienen muy claro cuál es su obligación: no promover el consumo de alcohol bajo ningún concepto. "El mensaje público que se ha de dar es que, si se bebe, cuanto menos, mejor", enfatiza Rodríguez Artalejo.
Contra las etiquetas
La Asociación Médica del Corazón (AHA) se opone a etiquetar las bebidas alcohólicas como producto saludable, como desearían los fabricantes, y deja bien claro que "no recomienda que los individuos empiecen a beber para reducir su riesgo de enfermedad coronaria o accidente cerebral".Por su parte, la Organización Mundial de la Salud sostiene que es difícil delimitar una dosis que se pueda considerar beneficiosa, y como norma general aconseja beber lo menos posible.
Sin embargo, en el ámbito privado de una consulta médica, las palabras y los consejos pueden ser bien distintos. Como recalcan los cardiólogos Isabel Rayo y Emilio Marín, "el consejo de continuar, iniciar, modificar o abandonar el hábito de consumir bebidas alcohólicas debe hacerse exclusivamente de forma individual, valorando los riesgos y beneficios posibles en cada paciente".
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