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Gordon Gee afirma que EE UU no quiere imitar a Canadá en «un bilingüismo que amenace al país»

Miguel Ángel Villena

Presidente de la Universidad de Brown (Rhode Island), una de las instituciones académicas más prestigiosas de Estados Unidos, Gordon Gee ha participado estos días en Madrid en varios debates sobre la situación del bilingüismo en aquel país y el aumento de la presencia hispana. Desde la defensa de la «integración de las minorías, pero también del sustrato de una cultura común», Gee comenta que «la preocupación principal en Estados Unidos apunta a no repetir el ejemplo de Canadá, donde el bilingüismo entre el inglés y el francés amenaza con fragmentar el país».

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Cree a pies juntillas en el sueño americano, en ese ideal de la igualdad de oportunidades y del ascenso social, y él mismo se ofrece como ejemplo. Nacido en 1944 en el pequeño pueblecito de Vernal (Estado de Utah), en la América profunda, Gordon Gee ha llegado a ser presidente de la Universidad de Brown, una de las más famosas del país, y a dirigir durante este curso escolar la Asociación de las Universidades Americanas. Licenciado en Derecho y doctorado en Educación en Columbia, ha presidido asimismo la Universidad del Estado de Ohio. «¿Quién me iba a decir a mí cuando era un niño que llegaría a ocupar todos estos cargos? Estados Unidos ha desarrollado un sistema social y formativo muy abierto donde tienen cabida también todos los inmigrantes, ya sean hispanos o asiáticos o europeos. La integración cultural, es decir, que todos tengan idénticas posibilidades, constituye uno de los rasgos que nos definen como país».La palabra integración está presente, una y otra vez, en el discurso de este profesor risueño, con el aire de esos sabios que utilizan pajarita en lugar de corbata. Apasionado de la educación, Gordon Gee ha explicado durante estos días, en el transcurso de su primera visita a España, los valores sobre los que descansa la enseñanza universitaria estadounidense. No tiene dudas cuando señala que «la educación es el factor que permitirá a Estados Unidos mantener su hegemonía en el siglo próximo en un mundo cada día más globalizado y competitivo donde hay que rivalizar con el auge de Europa o con el despertar de colosos como China».

«Necesitamos», agrega el presidente de la Universidad de Brown, «producir más y mejor. Pero si observamos nuestra evolución comprobamos que hace apenas 25 años la informática era un sector que estaba en mantillas, apenas despegando. Un cuarto de siglo después la persona más rica y triunfadora de Estados Unidos ya no es un industrial o un hombre de las finanzas, sino un investigador. De ese modo, Bill Gates produce sobre todo ideas».

Junto al concepto de integración, el otro término que más cita Gee en su conversación es diversidad. «Esta amplitud de oferta», aclara, «explica que las universidades americanas se encuentren entre las mejores del mundo. Desde macrocentros públicos como Ohio o Michigan hasta sedes pequeñas y elitistas como Harvard o Brown, el abanico de opciones para un estudiante resulta inmenso». No obstante, Gordon Gee admite que una economía de mercado lleva aparejada que el hijo del presidente de la General Motors pueda costearse una educación más sólida que un estudiante de familia trabajadora. Pero, a renglón seguido, vuelve a aportar su propio ejemplo para recordar la validez del american dream: «Procedo de una familia humilde y nací en un pequeño pueblecito de Utah».

Estas profundas convicciones le sirven a Gordon Gee para comentar el deseo de amplísimos sectores de la sociedad norteamericana de apuntalar lo que el presidente de la Universidad de Brown define como «un marco cultural común». Por descontado que esta visión incluye la integración de todas las minorías que componen el mosaico de Estados Unidos.

Conocimiento de lenguas

Gee recurre de nuevo a su experiencia personal para avalar la conveniencia de conocer más lenguas y más culturas. «Mi hija vive actualmente en Ecuador y ella piensa que el dominio de una segunda lengua como el español, que ya habla el 10% de la población de Estados Unidos, le ofrecerá más oportunidades en la nueva América del siglo que viene».De cualquier modo, Gordon Gee se muesta cauto y prudente al abordar «problemas complejos que no tienen una solución fácil, como es el caso del bilingüismo». «Mucha gente teme», añade, «que una educación bilingüe redunde en perjuicio de la cultura anglohablante, de lo que podemos llamar una experiencia común americana. Es tan importante hablar otras lenguas en un mundo marcado por Internet y por los viajes constantes como mantener una cultura común». Hace un alto en su charla y apunta con su dedo índice hacia el Norte: «Nuestra preocupación pasa porque no se repita en Estados Unidos el ejemplo de Canadá, donde el bilingüismo entre el inglés y el francés amenaza con disgregar el país».

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