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EL FUTURO DE EUROPA

González y Kohl salvan la cumbre

Alemania y España salvaron ayer la cumbre europea de Cannes. Bonn levantó su férrea oposición a la ayuda financiera para los países de la cuenca sur mediterránea. Madrid aceptó una ligera rebaja en las cifras de este paquete. El compromiso entre la ayuda exterior destinada a la Europa del Este y la dedicada al Sur "se ha salvado por el genio de Helmut Kohl y de Felipe González", brindó el presidente de turno, de la Unión Europea (UE), el anfitrión Jacques Chirac. "En materia de finanzas el genio es siempre González", élogió el canciller alemán.

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ENVIADOS ESPECIALESEl acuerdo garantiza la viabilidad de la cumbre euromediterránea de Barcelona, supone un gran chorro de ayudas a nuestros vecinos del Sur y asegura la "paz presupuestaria" en la UE, valoró el Gobierno español. Otro compromiso se abría paso también sobre el dinero destinado a los países de África, Caribe y Pacífico, salvo reserva italiana.La cuenca sur mediterránea obtendrá una ayuda de la UE de 4.685 millones de ecus (749.000 millones de pesetas) en el próximo quinquenio. Esa cifra supone una rebaja de un 9,2% sobre las propuestas de la Comisión. Los pecos, países de la Europa neutral y del Este, consiguen la cifra de 6.692 millones, de ecus (1,07 billones de pesetas).

No pelearon los del Norte contra los del Sur. Durante veinte minutos todos contemplaron, callados y extasiados, "la enorme bronca" -relató un diplomático español- entre González y Kohl. El canciller sostenía que el Sur no debía alcanzar hasta 1999 el 70%.del Este.

El presidente español afirmó: "No se debe dar la impresión de que España defiende a los mediterráneos y Alemania al Este, sino que ambos frentes son política de toda la Unión". Y sostuvo que el equilibrio del 70% se debía conseguir no al final del período sino para todo el paquete de los cinco años. Así fue. 4.685 millones de ecus equivale exactamente al 70% de 6.692. El equilibrio estaba conseguido, ante el silencio de Francia, de Italia, de Grecia, de Portugal y de todos los del Norte.

Sobre las ayudas actualmente existentes, estas cifras suponen globalmente un aumento de algo más del 8% por ciento para el Este y del 22% para el Sur. El embajador español - ante, la UE, Javier Elorza estaba radiante: está salvada la cumbre de Barcelona, la relación con Marruecos y la paz presupuestaria, dijo. Elorza sostuvo que el Norte de África "absorberá sin problemas estas ayudas". También debía estar satisfecho -aunque no acudió a Cannes- el padre de la criatura y vicepresidente de la Comision, Manuel Marín, quien sostenía estos meses, sin decirlo, que "todo lo que sea pasar de 4.000 millones es un notable, y si se superan los 4.500 millones, sobresaliente".

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Los jefes de Estado y de Gobierno empezaron también a gestar, aunque con mucha parsimonia, nuevas estrategias para la creación de empleo. A ras de suelo, lanzamiento de apoyos legales y financieros a las iniciativas locales y nuevos mecanismos para las pequeñas y medianas empresas, según resumió Jacques Chirac, pero cuya puesta en práctica se fía al Consejo Europeo de Madrid, en diciembre.

A nivel más genérico, el presi-. dente de la Comisión, Jacques Santer, exhortó a los líderes a que presenten, antes de octubre, sus "planes- plurianuales de empleo", compromiso que se adoptó en la cumbre de Essen y al que hasta ahora sólo ha hecho honor el Reino Unido. La otra nueva propuesta es aplicar con flexibilidad el principio de que los ingresos adicionales provocados por el mayor crecimiento económico puedan dedicarse en algunos casos, a políticas activas de empleo y no obligatoriamente a combatir el déficit público, como recalca la biblia ortodoxa del los ministros de Economía y Finanzas. Quien lanzó la idea fue el primer ministro danés, el socialdemócrata Poul Nyrup Rasmussen, al que apoyó González. Esta vez le apoyó el jefe del Gobierno español. Pero el ministro de Economía, Pedro Solbes, se apresuró a precisar que no se postulababa flexibilidad general, sino únicamente destinada a algunos países virtuosos en déficit como Alemania, "pero no para España".

Otro asunto económico sometido a discusión fue la tercera fase de la unión monetaria, mediante el examen del Libro Verde de la Comisión, tratado con indiferencia por el ministro de Economía alemán, Theo Waigel. La preocupación común versó sobre qué ocurrirá con los países que sean incapaces de apuntarse a la moneda única para 1999.

Y aquí volvió a cobrar importancia Madrid. Como el escenario y el calendario de la moneda única siguen inmaduros, se decidió que el Consejo. Europeo a celebrar en España resuelva estas cuestiones, mediante un informe de síntesis entre la Comisión, el Instituto Monetario y, quizás, el de un comité de sabios. También entonces se bautizará definitivamente al ecu. Al menos es lo que propuso el amo de la tienda, Theo Waigel.

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