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El decreto de la eñe reafirma la peculiaridad de los españoles en la CE

El Consejo de Ministros, tras el informe favorable del Consejo de Estado, emitido el pasado jueves, aprobó ayer el decreto elaborado por los ministerios de Cultura y de Sanidad y Consumo que establece la obligatoriedad de que la eñe se incorpore a los teclados que se venden a los consumidores en España. "El decreto será publicado probablemente el próximo 23 de abril para darle el carácter simbólico de defensa del patrimonio cultural de la lengua de los españoles", dijo ayer el director general del Libro y Bibliotecas, Federico Ibáñez.A la pregunta de si la Comunidad Europea -que exigía a España la aplicación de la libre circulación de mercancías para que se permitiera la venta en España de teclados sin eñe- va a aceptar esta resolución, respondió: "No sé lo que puede hacer la Comunidad, pero este decreto es impecable y cuenta con el apoyo de instituciones tan destacadas como la Real Academia Española. En España no se pondrá vender a los consumidores teclados sin eñe, y sobre quien lo incumpla caerá el peso de la ley", y añadió: "La eñe está salvada".

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En este decreto se incluye también la obligatoriedad de incluir en los teclados los signos de apertura de admiración e interrogación.

Obstáculo comercial

El debate empezó a comienzos de mayo de 1991, cuando la Comunidad Europea exigió a España que se anulasen tres reales decretos de junio y noviembre de 1985 en los que se exigía que las impresoras, teclados y pantallas de ordenador que se comercializasen en España tuvieran la letra eñe, para cumplir una normativa del Tratado de Roma.

El Ministerio de Industria estuvo de acuerdo con la pretensión comunitaria de suprimir la eñe, ese "obstáculo a la libre circulación de mercancías", pero Cultura y Sanidad y Consumo buscaron alternativas que aseguraran la defensa del idioma en su integridad y que protegieran los intereses del usuario español.

La polémica en los medios de comunicación tuvo gran repercusión pública. A finales de mayo de 1991, la Comisión de Cultura del Consejo de Europa aprobó una resolución en defensa de la letra eñe, pidiendo que dicha letra estuviera presente en los ordenadores que se vendieran no sólo en España, sino también en el resto de Europa.

El Ministerio de Industria se vio obligado a rectificar su posición tras la masiva reacción de numerosas figuras de la cultura y de personajes de diversos sectores sociales, desde la Real Academia hasta intelectuales latinoamericanos como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, que firmaron un manifiesto. El texto de este manifiesto fue después adoptado en la resolución de la Comisión de Cultura.

La defensa de la eñe se ha basado en el Tratado de Maastricht, que, a diferencia del de Roma, ampara que los Estados miembros puedan alegar "razones de carácter cultural" para proteger su patrimonio.

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