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Ariel Dorfman: "Los chilenos del futuro se insultarán con la palabrota Pinochet"

El dramaturgo estrena en Madrid 'La muerte y la doncella'

Andrés Fernández Rubio

En una novela de Ariel Dorfman, La última canción de Manuel Sendero, hay un lugar llamado Tsil, en el que los niños se insultan con la palabra pinchot. La predicción de Dorfman es que en el futuro chileno, el sonido Pinochet será una palabrota en bocas infantiles. Hoy se estrena en Madrid la versión española de La muerte y la doncella, drama teatral sobre la tortura y el silencio en Chile. Roman Polanski llevará al cine la obra, auténtico fenómeno teatral en 41 países y que sólo en Alemania se escenifica actualmente en más de 40 ciudades.

Ariel Dorfman, argentino nacionalizado chileno, de 50 años, sólo ha publicado una obra en España, La rebelión de los conejos mágicos (Ediciones B). Era literatura infantil, pero ahora llega su obra para adultos, en el teatro Maravillas, con María José Goyanes, lñaki Miramón y Enric Majó.El éxito internacional alcanzado no se lo imaginaba Dorfman cuando hace más de 10 años, en el exilio de la dictadura de Pinochet, trató de escribir una novela sobre la siguiente base: "Un automovilista que ha sufrido un accidente menor es rescatado por un hombre que amablemente lo lleva de vuelta a su casa; pero la mujer del accidentado cree reconocer en el buen samaritano al torturador que la violó cuando la detuvieron hace años por acciones subversivas. Ella secuestra al presunto culpable y lo enjuicia por su cuenta".

Glenn Close, Richard Dreyfuss y Gene Hackman interpretaron la obra en Broadway. Dentro de poco, Assumpta Serna y Edward J. Olmos la montarán en Los Ángeles, alternando la versión castellana e inglesa. Actrices y actores eminentes han visto en el texto grandes papeles. Dorfman cuenta los detalles de su éxito con alegre distancia: cómo Glenn Close viajó a su casa de Durham, en Estados Unidos, entusiasmada después de leer la obra; cómo su mujer pensó que era para ella un gran ramo de flores, pero la tarjeta venía firmada por Katleen Turner, que felicitaba al dramaturgo...

Rara coexistencia

La novela que iba a escribir Ariel Dorfman se había convertido en la obra teatral La muerte y la doncella: "Cuando en 1990 llegué a Chile, después del exilio, el tema más dramático era la meditación sobre las consecuencias morales, psicológicas y sexuales de la convivencia entre represores y reprimidos. En ese momento coexistían y nadie lo estaba tratando. Había un vacío y escribí contra esa omisión". El resultado habla de la civilización, de la justicia y de la culpa. También de un lugar "en el que, si no se miente, no se sobrevive, e incluso se miente para decir la verdad o para amar".

Pinochet está en la obra por ausencia. "Él es el que ha creado esa situación, la atmósfera que viven los personajes. La obra, y no la protagonista de la obra, es la que hace el juicio a Pinochet". En Chile, La muerte y la doncella se estrenó antes de su triunfo internacional, sólo estuvo dos meses en cartel y Dorfman dice que los críticos, salvo excepciones, la recibieron despectivamente. "Si fuera una obra de denuncia sobre la tortura hubiera aguantado largos meses, pero la obra es sobre la ambigüedad nacional, lo que entraba en un territorio psicológico muy vulnerable".

En Chile hay una democracia incompleta debido a la presencia de Pinochet, quien, según Dorfman, debería ser juzgado por crímenes contra los derechos humanos. Desgraciadamente, está ahí y su sombra durará. Dorfman cree que la sociedad chilena, como ocurrió con Franco, se lo quitará de encima debatiéndolo y olvidándolo, convirtiendo su nombre, como mucho, en un pequeño insulto.

La muerte y la doncella lleva el título de uno de los más bellos cuartetos de Schubert. A la protagonista de la obra se supone que la torturaron y violaron mientras sonaba esa música. "La obra trata el tema del espejo, del intercambio de posiciones, de que tú puedes convertirte en el otro", dice. La doncella torturada es ahora la torturadora del que fue su verdugo. Aunque Dorfman tiene claro que ella es la doncella, y no la muerte. La muerte es un enigma: "El que una persona pueda amar a Schubert y al mismo tiempo ser terriblemente malvada".

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