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Serrano Súñer afirma que Franco se sentía único y disfrutó de un poder excesivo

El 'cuñadísimo' habló más de cuatro horas en la Complutense sobre la época franquista

El hombre que durante los primeros años del régimen franquista fue la mano derecha del dictador, el cuñadísimo del caudillo, el negociador con Alemania en los años de mayor fervor pronazi de la II Guerra Mundial, dijo ayer que Franco "se sentía único" y había disfrutado de "un poder excesivo" desprovisto de cualquier tipo de control o freno y que nunca le importó ejercer unipersonalmente. Fue quizá el único juicio de valor político emitido durante una conferencia de más de cuatro horas en el curso de la Complutense sobre Franco y su época.

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A los 91 años, dando muestras de una lucidez mental envidiable, recordando con exactitud fechas, conversaciones y anécdotas, el ex ministro de Gobernación y Exteriores en los primeros años del régimen franquista, el jerarca del partido único, empleó buena parte de su conferencia en explicar cómo fue la política para evitar, la entrada de España en la II Guerra Mundial. Terminó gritando emocionado: "Fui germanófilo, fuimos germanófilos, y con ello evitamos que España, destrozada por la guerra civil, entrara en un nuevo conflicto que hubiera supuesto su destrucción absoluta". Pero fue la figura de Franco el eje central de su charla, y la posibilidad previamente comentada en los ambientes universitarios de El Escorial de que hubiera revelaciones no conocidas llevó hasta el aula a más de 200 personas. Serrano Súñer quiso dejar claro que no había acudido para juzgar a Franco, sino para explicar, "en el final de mi vida", un capítulo de la historia de España y "dar un testimonio absolutamente sincero, porque la base de la historia es la verdad".

Serrano Súñer enfocó a Franco cuando llega a Zaragoza en los últimos años de la monarquía de Alfonso XIII para dirigir la Academia Militar, y lo dejó cuando sale en Hendaya del tren en el que acaba de entrevistarse con Hitler.

Por medio, multitud de hechos que describen una personalidad de claros y oscuros. "Los hechos son los culpables si hay aspectos negativos", dijo Serrano. No se privó sin embargo de apuntar rasgos definitorios. Franco, señaló, rara vez manifestaba estima por nadie, "por no decir que se sentía único". Dijo que es una leyenda que Franco fuera parco en palabras; por contra era locuaz y no se privaba de hacer comentarios sobre temas que le eran muy próximos: "A Ramón habría que fusilarlo", dijo tras la participación de su hermano en la intentona republicana de Jaca en 1930.

Frialdad

Pero sí tenía una frialdad y una habilidad a toda prueba que le permitieron que su carrera militar no quedara truncada cuando en 1931 se proclamó la República y fue destituido de su puesto en Zaragoza. Durante el periodo republicano Franco llegaría a ocupar en el bienio derechista la jefatura del alto estado mayor y, durante el Gobierno del Frente Popular, pudo unirse al proyecto conspirador de los generales que acabarían alzándose contra la República.

Y aquí Serrano quiso dejar de analizar la personalidad de Franco para pasar a analizar lo que él mismo denominó El caso Franco. ¿Por qué el dictador pudo ejercer un poder absoluto sin ningún tipo de freno o control? Según el ex ministro franquista, cuando estalla la sublevación del 18 de julio de 1936, el alzamiento tiene otros directores. Pero Sanjurjo, el jefe natural, muere en accidente de aviación; Cabanilles no sirve; Goded fracasa en su intento de sublevar Barcelona; Queipo triunfa en Andalucía, pero queda bloqueado. Resta Franco con un único posible rival, Mola, pero éste, que según Serrano siente veneración por el caudillo, le da su apoyo. Será después cuando se dé cuenta del poder excesivo de Franco. En junio de 1937, Mola, única persona que podía suponer un freno para el poder de Franco, muere víctima de otro accidente de aviación. En ese viaje iba a pedirle al dictador la jefatura del Gobierno. Serrano, que se apresuró a calificar de "estupideces y maledicencias" cualquier interpretación no accidental de la muerte de Mola, contó ayer que cuando el almirante Cervera, casi llorando, le comunicaba en su despacho de Burgos la muerte de su amigo y colaborardor, Franco le cortó: "¡Ah, al verle a usted así pensé que nos habían hundido el Canarias!" [crucero emblemático nacionalista en la guerra civil].

Serrano Súñer, por último, explicó su principal aportación a la historia de España: dirigir la política exterior del régimen en los primeros años de la II Guerra Mundial. Y aquí la emoción pudo con un hombre que nueve veces se puso frente a Hitler.

Serrano relató cómo una y otra vez se pararon las presiones de Berlín, que si unas veces iban por el camino de la suavidad, otras entraban en el campo de las amenazas. "Soy el dueño de Europa y aquí hay que obedecer", dijo Hitler al sentarse frente a Franco en la famosa y archicontada entrevista de Hendaya.

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