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LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO

El Congreso de la URSS se resiste a desaparecer

Pilar Bonet

El Congreso de los Diputados Populares de la URSS (el superparlamento de 2.250 escaños) entró ayer en su fase culminante al rechazar, bien entrada la tarde, el proyecto de ley que prevé su desaparición de la arena política para iniciar un periodo de transición donde las repúblicas, y especialmente la Federación Rusa, llevarán la voz cantante en las decisiones que atañen a lo que ha sido la Unión Soviética. El proyecto de ley, que contiene ciertos elementos de compromiso respecto a la declaración efectuada por el presidente Mijail Gorbachov y 10 presidentes de repúblicas, obtuvo 1.200 votos a favor y 275 en contra, lo que suponía una mayoría simple, pero no la mayoría de dos tercios (1.483 votos), necesaria para su aprobación.

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El proyecto de ley pasó a ser reelaborado por las repúblícas para ser sometido hoy a una segunda votación sin debate. El rechazo se debió fundamentalmente a las resistencias para entregar el último bastión del viejo sistema, el Sóviet de la Unión, una de las cámaras del Sóviet Supremo. Esta cámara es lo único que queda fuera del control total de las repúblicas en el proyecto de ley distribuido ayer por la tarde. Un tumultuoso ambiente reinaba ayer en el Palacio de Congresos del Kremlin a medida que la hora de la verdad se hacía inminente para los integrantes del Parlamento semidemocrático surgido en 1989 de la concepción de la reforma política de Mijail Gorbachov. Las presiones sobre los diputados, que representan una sociedad ya desaparecida, eran inmensas. El proyecto de ley rechazado ayer contemplaba un Sóviet Supremo formado por un Sóviet de las Repúblicas y un Sóviet de la Unión. En la primera cámara, se preveía que cada república tuviera un sólo voto y cada una de ellas un total de 20 diputados, con excepción de la Federación Rusa, que tendría 45. Los integrantes del Sóviet de las Repúblicas serían delegados por los órganos de poder republicanos a partir del contingente de diputados ya existentes -los del Congreso y los de las repúblicas-.En cuanto al Sóviet de la Unión, se preveía el mantenimiento de las cuotas existentes en la actualidad, que tienen en cuenta a los diputados de diversas organizaciones, entre ellas el PCUS y los sindicatos oficiales. La declaración de los once preveía la aparición de un Consejo de Representantes (a razón de 20 diputados por república) en sustitución del mecanismo formado hoy por el Congreso de los Dipu tados Populares y el Sóviet Su premo de la URSS (Parlamento de 540 escaños, que son ocupa dos de forma rotatoria por miembros del Congreso de los Diputados Populares). Según el proyecto de ley, desaparece el puesto de vicepresidente de la URSS, uno de los puntos en los que ha insistido la Federación Rusa en los largos debates que precedieron a la elaboración del texto votado ayer. Si el presidente de la URSS no puede cumplir con sus obligaciones, el Consejo de Estado -formado por los presidentes de las repúblicas- eligirá entre sus miembros a un presidente en funciones y presentará su decisión al Sóviet Supremo en un plazo de tres días. Si el presidente está incapacitado por razones de salud, este extremo deberá ser confirmado por una comisión médica estatal formada por el Sóviet Supremo.Numerosos diputados intentaban determinar ayer cómo podrían mantener sus escaños en la nueva situación, mientras Gorbachov buscaba preservar la unión bajo su liderazgo. El mismo Congreso que había sido obra de las primeras reformas de Gorbachov, rechazó la propuesta del presidente de recortar sus poderes con la creación de un Parlamento nuevo y transitorio hasta la formación de la nueva unión. "No pienso renunciar así como así a los poderes que me otorgaron los electores", exclamaba el diputado conservador Víctor Fomínij. "Es algo totalmente ilegal, que supone una amenaza a los derechos y libertades de los ciudadanos", decía el también conservador Yuri Burij.

Cinco años en el puesto

Los diputados que han formado parte del Congreso mantendrán su estatus por el plazo de cinco años para el que fueron elegidos en 1989. Ello no implica que sigan existiendo como Congreso, ya que el proyecto de ley considera que no es apropiado volver a reunir a este órgano durante el periodo de transición, cuya duración no se especifica.

El Congreso se enfrenta hoy a una decisión legal que difícilmente influirá ya en el curso de los acontecimientos. Según el servicio de noticias Interfax, varios dirigentes de grupos parlamentarios tienen preparada ya la propuesta de disolución del Congreso, si éste no acepta por las buenas entregar el poder a nuevos órganos. Un grupo de diputados de la Federación Rusa ha propuesto al Sóviet Supremo de esta república que convoque un congreso extraordinario con objeto de declarar la total soberanía de Rusia, lo que supondría otra forma de dejar de lado al superparlamento soviético con una declaración de independencia semejante a la de otras repúblicas periféricas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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