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EL ESTE CAMBIA

Más de medio millón de alemanes piden libertad en las calles de Berlín Este

ENVIADO ESPECIALCerca de un millón de personas -al menos medio millón, según la agencia oficial ADN- se congregaron ayer en el centro de Berlín Este para exigir refórmas políticas en el país, en la mayor protesta pacífica de la historia de la República Democrática Alemana (RDA).

Los dos únicos oradores pertenecientes al Partido Socialista Unificado (SED, comunista) -ambos supuestamente reformistas-, el jefe del partido en la capital, Günter Schabowski, y el retirado jefe del servicio de espionaje, Markus Wolf, fueron abucheados por la muchedumbre, cuyas aspiraciones aumentan día a día dejando patente la incapacidad del nuevo líder, Egon Krenz, de imprimir la velocidad suficiente a las reformas.

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Desde primeras horas de la mañana, centenares de miles de personas, muchas de ellas provenientes de otros lugares de la RDA, fueron acercándose al centro de la vieja capital del Reich. Familias enteras portando un increíble surtido de pancartas, cada una diferente de la otra, se tomaban un baño de libertad a plena luz del día y ante la mirada opaca de la temida policía política y las fuerzas de seguridad.

El acceso a Berlín Este por los pasos fronterizos no fue cerrado, pero se impidió la entrada a los más notorios miembros de la lista alternativa de Berlín Oeste y a disidentes famosos que intentaban volver al país del que habían sido expulsados.

Los oradores del Gobierno, abucheados por la multitud

El más conocido de los disidentes, el poeta y cantante Wolf Biermann, de 53 años, que llama públicamente "cerdos fascistas" a los dirigentes de la RDA, intentó hacer honor a la invitación que le habían hecho los miembros del grupo opositor Nuevo Foro de sumarse a la manifestación, pero no lo consiguió. Ni siquiera obtuvo una explicación de los guardias fronterizos.El orador más aplaudido de la jornada fue el sorprendente Manfred Guerlach, líder del Partido Liberal (LDPD), uno de los cuatro que forman el llamado bloque domesticado por el Partido Socialista Unificado (SED, comunista). Gerlach repitió en público lo que ya había propuesto en Die Morgen, el periódico de su partido. Ante el delirio de la audiencia, exigió la dimisión en pleno del Gobierno, pidió el fin del monopolio del SED y la convocatoria de elecciones libres.

Todo lo contrario sucedió cuando les tocó el turno a los dos únicos oradores que representaban al poder. El discurso del jefe del SED en Berlín Oriental, Günter Schabowski, uno de los principales conspiradores en la caída de Honecker, y el miembro del Politburó que más se ha destacado por su populismo en los últimos días, no pudo ni siquiera hacerse escuchar debido a los abucheos multitudinarios que levantó su aparicion en el estrado.

La intervención de Schabowski, que fue televisada en directo por la cadena de la RDA, tuvo que ser descifrada a posteriori y entonces se supo que había pronunciado críticas contra los miles de alemanes orientales que en aquel mismo momento estaban escapando del país.

No fue sólo eso lo que despertó las iras del público, sino su pretensión de que debía mantenerse el liderazgo del SED. Algo similar le sucedió a Markus Misha Wolf, el famoso superespía que llevó de cabeza a los servicios de información occidentales en la pasada década y que, entreotras cosas, consiguió la caída de Willy Brandt a raíz del notorio caso Guillaume. Wolf, un comunista honrado y convencido, abierto partidario de las reformas, aseguró que "cientos de miles de comunistas han trabajado duramente a lo largo de mucho tiempo para cambiar las cosas". Pero la masa tampoco quiso escucharlo y los pitidos, risas y abucheos le obligaron a acortar su discurso.

Tras lo sucedido ayer, y si el nuevo líder Egon Krenz es realmente el modelo de oportunista pragmático que haría cualquier cosa para permanecer en el poder, la próxima reunión del comité central puede convertirse en una escabechina. Krenz ya inició una purga que tuvo su momento más espectacular el viernes pasado con el anuncio de la dimisión de cinco de los 17 miembros que forman el buró político del SED: el ideólogo Kurt Hager, de 77 años; el secretario del comité central, Hermann Haxen, de 73; el vicepresidente primero Alfred Neumann, de 79; el encargado de disciplina en el partido, Eric Mueekenberger, de 79, y el ministro del Interior, Erich Mielke, de 81.

Las demandas de los oradores, entre los que se encontraba un elenco de intelectuales de prestigio, se centraban ya directamente en la pérdida del poder absoluto del SED. Ulrich Muege, un actor y conocido opositor, fue muy claro en este sentido: "El llamado liderazgo del SED debe estar anclado por la ley. Cualquier grupo que se atreva a reclamar un liderazgo sobre la sociedad debe habérselo ganado antes".

Los manifestantes eran más específicos y sarcásticos en sus peticiones: "Egon, aquí llegamos", cantaban cuando se acercaban a la Alexanderplatz. Las pancartas no dejaban lugar a dudas: "Elecciones libres", "Egon ganará las elecciones del 92 con un l20%", decía otra refiriéndose al fraude electoral del pasado mes de mayo. Y otra: "Queremos vino nuevo en odres nuevos".

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