El regusto de la democracia
Colas y normalidad ante los colegios electorales de las principales capitales chilenas
Una afluencia masiva de votantes se registró desde las ocho de la mañana de ayer (doce del mediodía, hora peninsular española) en la mayoría de las ciudades del país, provocando aglomeraciones y colas en los colegios electorales. El clima era de normalidad. El último informe del Gobierno sobre la constitución de mesas de votantes señalaba que un 100% de éstas había comenzado a funcionar en 10 de las 13 regiones en que está dividido este país de casi 4.000 kilómetros de extensión.
La mayor concentración urbana después de la región metropolitana -la octava región-, tenía, sin embargo, al igual que Santiago, más del 20% de las mesas de votación sin constituir, lo que presagiaba un escrutinio tardío.Despachos difundidos por radio y televisión desde provincias y pequeños pueblos rurales coincidían en destacar una afluencia masiva de votantes, especialmente por la mañana y no en la tarde, en contra de los hábitos electorales que han tenido los chilenos en pasadas consultas.
Control militar
Las ciudades y pueblos estuvieron bajo control de jefes de plaza, en su mayoría del Ejército. Algunas zonas permanecieron durante las primeras horas sin energía eléctrica, por el atentado habido en la víspera contra tres torres de alta tensión, que dejó sin luz 2.000 kilómetros del territorio, a pesar de la vigilancia militar. En esa extensión se concentra un 90% de la población.
Observadores internacionales se distribuyeron en 25 capitales provinciales y cada delegación, integrada por parlamentarios de distintos países, recorrió cuatro lugares de votación.
La asamblea parlamentaria internacional emitirá hoy un informe sobre la legitimidad del plebiscito y el viernes lo harán los delegados internacionales.
Algunas irregularidades menores, pero en un ambiente de normalidad electoral, fueron denunciadas en provincias.
En pueblos rurales de la octava región, 500 kilómetros al sur de la capital, apoderados de la oposición dijeron que hubo falta de transporte público para concurrir a los lugares de votación y que algunas personas no firmaban el registro (censo) al entregar la papeleta de voto.
El jefe militar de Los Ángeles, 90 kilómetros más al sur, dijo que sí la policía se veía rebasada por incidentes nocturnos el Ejército saldrá a las calles. En Temuco, 900 kilómetros al sur de la capital, despachos radiofónicos informaron que la falta de práctica en las mesas provocaba atrasos.
El ex senador democristiano Jorge Lavanteros culpó de las aglomeraciones en esa ciudad al Gobierno por dejar un número de 350 votantes por cada mesa y no cerca de 200 como era en el pasado. En Arica, 2.000 kilómetros al norte de Santiago, seis observadores internacionales protestaron porque fueron seguidos por soldados "como perros guardianes". Después de su reclamo, la situación se subsanó. Los observadores manifestaron estar impresionados por la afluencia de votantes.
En las ciudades de Coquimbo y La Serena, 550 kilómetros al norte de la capital, la desorganización y la lentitud de la votación provocaron colas de una longitud de hasta cinco manzanas. En las aglomeraciones murió un anciano de 71 años por un ataque cardiaco y hubo un número indeterminado de heridos, según informes radiofónicos.
En Valparaíso, situada a 120 kilómetros al oeste de Santiago, dirigentes opositores temían que la lentitud impidiera la votación de todos los concurrentes. En el liceo Barros Luco, de esta ciudad, fue denunciado un caso de suplantación de votante. El ex diputado democristiano Gustavo Cardenil contó que en un liceo de mujeres, con una gran aglomeración de público, grupos de votantes saltaron las rejas para ingresar al recinto. "Este entusiasmo electoral es un hecho inédito en la historia", afirmó.
En Rancagua, 90 kilómetros al sur de Santiago, los votantes esperaron hasta cinco horas bajo el sol primaveral. Más al sur, en Chillán, dos apoderados del sí, que incitaban a votar por el candidato Pinochet, fueron desalojados por carabineros. Pero los problemas y pequeñas irregularidades, hasta el cierre de esta edición, aunque irritaron a los dirigentes opositores eran casos aislados y habituales por lo demás en las épocas democráticas del país.
Contradicciones
Resultados contradictorios arrojaba el escrutinio del Gobierno y el de radios opositoras en las ciudades de provincias varias horas después de finalizada la votación. El Gobierno, en su primer informe, con sólo 18.000 votos escrutados, dio ventaja para el sí en todas las regiones, excepto una. En cambio, Radio Cooperativa, la principal de la oposición, quintuplicaba este número de votos en cuatro distintas ciudades, dando ganador al no.
En el estadio regional de Concepción, un escrutinio parcial daba una ventaja de dos a uno al no sobre, el sí. En cada mesa que había un triunfo opositor comenzaba espontáneamente una pequeña manifestación contra el dictador, según despachos radiales.
En esta ciudad, 450 kilómetros al sur de Santiago, hasta el comando de independientes por el sí daba ganador al no en sus primeros escrutinios. Al cierre, Pinochet obtenía mejores resultados en las zonas rurales más apartadas, en las mesas de mujeres y en los barrios de clases altas de distintas ciudades. A su vez, el no comenzaba a imponerse en las zonas más politizadas del país, donde antes de septiembre de 1973, cuando había elecciones democráticas, la izquierda y el centro eran más fuertes.
En Valdivia, 950 kilómetros al sur de la capital, los primeros resultados eran sorpresivos: de acuerdo a despachos radiales el no iba adelante con un 56% contra un 44%.
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