El 'no' se proclama vencedor en Chile y pide al Gobierno que no tergiverse los datos
La oposición al dictador chileno, general Augusto Pinochet, se proclamó, pasadas las tres de la madrugada de hoy (hora peninsular española), vencedora en el plebiscito para decidir si el actual jefe de Estado, el general Augusto Pinochet, sigue en el poder hasta 1997. Según el Comando por el No, que pidió al Gobierno que no tergiversara los datos, con el 22,72% de los sufragios escrutados un 60,1% de los votantes había dicho no al dictador, y sólo un 39,9% le había manifestado su apoyo. A esa hora, el Ministerio del Interior sólo había facilitado resultados correspondientes al 3,04% de los inscritos, y el sí aventajaba al no por un 51,3% frente al 46,5%. Los observadores españoles aseguraban, por su parte, que los datos parciales apuntaban a la victoria del no.
La oposición hizo un llamamiento a la población para que no saliera a la calle y permaneciera tranquila en sus hogares con el fin de que no se produjeran actos de violencia. En el palacio de la Moneda, sede de la presidencia de la República, estaban encendidas casi todas las luces. Los ministros allí reunidos no quisieron hacer declaraciones al llegar. Pinochet bajó un momento para decir que había por las calles "grupos con pasamontañas y armas". Aparentemente, el dictador chileno daba la imagen de derrotado y había perdido parte de la seguridad que mostraba por la mañana.Dirigentes del partido Renovación Nacional, que apoyaba al sí, se preparaban para asumir una "posible derrota", aunque se aferraban a los datos oficiales, que señalaban todavía una ventaja de Pinochet.
Horas después" de cerrar los colegios electorales, las calles de Santiago permanecían casi desiertas. Los dirigentes del no se mostraban al principio de la noche callados y no daban resultados. Sólo la emisora de oposición Radio Cooperativa comenzaba a difundir resultados parciales de mesas que parecían apuntar a una victoria del no.
Al filo de las nueve de la noche (una de la madrugada de hoy, hora peninsular española) el secretario ejecutivo del Comando por el No, Jenaro Arriagada, rompía el silencio y salía al paso de la declaracion del subsecretario del Interior, Alberto Cardemil, que daba ventaja al sí sobre la base del recuento en un pequeño número de mesas. Arriagada calificó de inadmisible que se pudiese dar una información sobre una base tan ínfima de cómputos. "Un escrutinio tan menguado es irrelevante. Creemos que la ciudadanía merece más respeto y consideración de parte de las autoridades", dijo.
El resultado de las mesas escrutadas, dijo Arriagada, arrojaba "una tendencia abrumadoramente favorable al no". Y recomendó evitar "cualquier tipo de manifestación que pueda crear una situación de incertidumbre o inestabilidad, que sólo favorecería a los sectores que no desean que este proceso termine satisfactoriamente".
La participación fue masiva en el plebiscito de Chile
La oposición no denunció irregularidades graves durante la votación, que se desarrolló sin incidentes destacables. Los observadores extranjeros subrayaron la limpieza del proceso. A pesar de estos buenos augurios, se esperaba con temor la llegada de la noche, porque la anterior al plebiscito registró un gigantesco apagón que dejó sin electricidad a la mitad del país. La gente se preguntaba ayer qué ocurriría si el apagón se repetía durante el cómputo de los votos. El Gobierno afirmó haber tomado precauciones ante un eventual apagón y que contaba con generadores que servirían para no interrumpir el escrutinio. La oposición negó en los días previos al plebiscito el carácter oficial de los resultados que diera el Ministerio del Interior.
De los 7.435.913 electores que estaban inscritos en los registros, miles formaron gigantescas colas ante las 22.131 mesas repartidas por todo el país. La participación, muy alta, alcanzó en la capital el 95%.
Cuando llegó ayer al palacio de la Moneda, Pinochet, candidato único de este plebiscito, aseguró que se mantendría el orden público. El presidente chileno advirtió que unos 30.000 efectivos de las fuerzas de seguridad estaban preparados para intervenir sí se producían disturbios.
Los primeros resultados, pintorescos y nada representativos, reflejaban un abrumador triunfo del sí. Pero correspondían a la Antártida, donde el sí consiguió 51 votos y el no sólo 2. En la isla de Pascua el sí logró 535 votos, frente a 122 del no.
Santiago, a oscuras
La votación empezó con normalidad, después de la noche de angustia vivida el martes, cuando un apagón, el segundo en 72 horas, dejó sin luz a medio país. En Santiago a las 20.45 hora local (0.45 del miércoles en España) se escucharon en el centro de la ciudad tres explosiones casi seguidas. Posteriormente hubo más explosiones, que culminaron con un apagón a las 22.32. La capital se convirtió en una ciudad fantasmal, con todas las luces apagadas y barrios enteros sin semáforos. En la población se palpaba miedo, rabia e impotencia. En la oscuridad de la noche se escuchaba el ruido de helicópteros, que sobrevolaban la capital y a veces lanzaban chorros de luz con sus reflectores. El denominador común de las conversaciones era la sospecha de que el apagón se debía a una provocación desde el poder para boicotear el plebiscito o al menos crear un clima de temor en el pueblo.
El día del plebiscito amaneció con un sol radiante de primavera y una panorámica impresionante de la cordillera nevada. La gente tomó las calles para votar en Santiago, que con el sol ya había perdido el aspecto amenazador de la noche anterior. Para votar se formaron colas gigantescas y se produjeron retrasos en la constitución de mesas.
El dirigente democristiano y portavoz del Comando por el No, Patrício Aylwin, apeló al electorado a "no dejarse amedrentar. No hay ningún motivo para tener temor y acciones como éstas revelan simplemente el espíritu antidemocrático de algunas gentes, quienes quiera que sean, para perturbar la normalidad del acto electoral".
La víspera misma del plebiscito, y antes de producirse el apagón, la Televisión Nacional, único canal que cubre todo el territorio chileno, emitió una entrevista de una hora con la esposa de Pinochet, Lucía Hiriart.
El primer miembro de la Junta que votó fue el jefe de la Fuerza Aérea, general Fernado Matthei. En el momento de acudir a votar Matthei comentó sonriente a los periodistas: "Se me había olvidado cómo se votaba".
El comandante de la Armada, almirante Toribio Merino, planteó el plebiscito en términos maniqueos. Dijo: "Sé que todo el país es un país único en Suramérica, con una gran cultura cívica y espero que elija, entre el bien y el mal, el bien. En el mundo entero se está dando esta pelea: o se elige el bien, o se elige el comunismo destructor, materialista y totalmente contrario a las leyes de Dios". El representante del Ejército en la Junta, teniente general Humberto Gordon, declaró: "Una de las opciones ya lleva 15 años de una demostración concreta. Si los chilenos quieren cambios, yo creo que este Gobierno ya ha dado muchos cambios importantes e interesantes, que dan a cada ciudadano la tranquilidad de ser responsable de sus actos".
Pinochet llegó a La Moneda pasadas las diez de la mañana. Tras el ceremonial de saludo por la guardia de palacio, Pinochet conversó con los periodistas acreditados. Vestía traje gris claro, se mostraba relajado, besaba a las mujeres periodistas y conservaba el gesto sonriente. A preguntas de la Televisión Nacional, respondió: "Tengo la certeza de que está todo bien, porque he sido informado por todas las zonas de que hay tranquilidad. Ha habido pequeñas cosas sin importancia, discusiones de ebrios, pero se nota que el pueblo chileno es un pueblo culto".
Sobre la posibilidad de incidentes, dijo: "Aquí hay de 25.000 a 30.000 hombres, que están en toda la ciudad. Al primer problema que haya, les voy a dar con todo lo que tengo. Así que no creo que nadie se atreva a hacer una cosa así".
Poco después Pinochet acudió a votar en la mesa número 1, cerca de La Moneda. En respuesta a la pregunta de qué esperaba de la ciudadanía, respondió: "Espero que piense en Chile". No quiso dar un pronóstico sobre el desenlace del plebiscito, porque, dijo, "no soy adivino".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.