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Alfonsín avanza en su deseo de crear la II República Argentina

La plaza de Mayo de Buenos Aires, frente a la Casa Rosada, fue escenario en la tarde de ayer de una masiva concentración de la Unión Cívica Radical, el partido en el Gobierno, encaminada a promocionar lo que será la fundación de la II República Argentina. El presidente, Raúl Alfonsín, tenía previsto dirigirse al pueblo desde los balcones de la casa del Gobierno para reafirmar sus intenciones de reformar la Constitución -lo que podría prever un segundo mandato presidencial-, establecer el juicio oral y público -hasta ahora es secreto y por escrito, excepto en casos excepcionales, como el juicio a las juntas militares de la dictadura- y trasladar la capitalidad de la República a Viedma, en la provincia de Río Negro, en el Atlántico sur del país.

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A las siete de la tarde, una hora antes de la concentración en la plaza de Mayo, el peronismo renovador había convocado a sus militantes en la plaza Once, bajo el lema Sí, se puede cambiar y como respuesta al acto radical. El peronismo renovador es la corriente interna con mayor fuerza dentro del caos peronista y está dirigido por el joven diputado Carlos Grosso; por Antonio Cafiero, ex ministro de Economía en uno de los Gobiernos de Isabelita Perón y adversario de Herminio Iglesias por la gobernación de Buenos Aires, y por Carlos Saúl Menem, gobernador peronista de La Rioja y declarado aspirante a la presidencia de la República en las futuras elecciones. Todos ellos, hombres moderados, cultivados y dotados de respetabilidad personal, económica y política.Pero el país, tenso y crispado por el reciente intento de asesinato del presidente, ha de atender a otros temas hondamente conflictivos: la interpelación en la Cámara de los Diputados del ministro del Interior, Antonio Troccoli, que terminó a puñetazos; la extradición del brujo José López Rega, concedida por Estados Unidos, y la ruptura de relaciones diplomáticas con Suráfrica.

Argentina es en estos momentos el paraíso de los secuestradores. Toda la mano de obra desocupada, que pasó siete años secuestrando personas y que en gran medida continúa enquistada en los aparatos de seguridad del Estado ha continuado trabajando por su cuenta, haciendo desaparecer a industriales de fortuna para cobrar rescate. Uno de los últimos casos es el del empresario Jorge Oswaldo Sivak, desaparecido desde hace meses. Su familia, que ya ha pagado no uno, sino varios rescates, estima que se encuentra en manos de parapoliciales encubiertos por el ministro del Interior para evitar un escándalo político. En la comparecencia del ministro ante la Cámara, una hermana del secuestrado tildó a Troccoli de embustero a las voces y éste perdió los nervios replicándole a los gritos que se callara. En medio de un pandemónium de voces y aspavientos, diputados radicales y peronistas comenzaron por insultarse y acabaron por repartirse puñetazos antes de que la sesión fuera suspendida hasta el miércoles.

Para el miércoles se teme la necesidad de desarmar a sus señorías -muchas de las cuales concurren a las sesiones con pistola- para evitar males mayores no sólo por la continuación de las explicaciones del ministro Troccoli sobre los secuestros extorsivos, sino por .la llamada a comparecer del ministro de Defensa para que aporte datos sobre el intento de asesinato del presidente.

La concedida extradición de José López Rega, secretario del ex presidente Juan Domingo Perón, brujo y confidente de la familia, presunto amante de la señora, fundador de la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A), ex ministro de Acción Social, es lo que menos necesita en estos momentos la baqueteada democracia argentina. Acusado por tres jueces federales de ocho homicidios presuntamente probados, malversación y defraudación, acabará llegando al país si, como se presupone, no prospera su apelación ante la justicia estadounidense.

Su proceso dividirá aún más al justicialismo y constituirá el destapamiento de un gran cubo de basura maloliente para todos. En una nación ya fatigada por tanto juicio sobre los horrores pasados, sólo faltaba la apertura de un proceso al Rasputín de Isabelita y de Perón. Esta extradición es lo último que hubiera deseado el Gobierno radical.

Finalmente, la República Argentina ha roto sus relaciones con Suráfrica en un gesto loable, pero sumamente comprometido. Suráfrica, pese al Atlántico sur, es uno de los más importantes vecinos de Argentina, sus relaciones económicas eran estrechas y todo el reaccionarismo militar y civil argentino hallaba consuelo en el régimen de Pretoria. El Gobierno radical, fiel al krausismo español que le inspira, ha dado un nuevo paso de arriesgada moralidad.

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