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El voto de los representantes contribuye a la paz, según Managua

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, valoró el voto del Congreso norteamericano como una contribución a la paz, aunque poco antes de ser rechazado el plan de ayuda a las guerrillas antisandinistas se había mostrado escéptico, ya que "la Administración Reagan buscará otras formas para seguir apoyando económicamente a los contrarrevolucionarios. Hoy mismo siguen llegando armas a Honduras", aseguró Ortega. Cada vez que EE UU realiza maniobras en ese país, "deja armamento para las fuerzas mercenarias".Justamente el lunes, mientras los congresistas debatían en Washington sobre la ayuda a los contra, cerca de la localidad hondureña de Puerto Trujillo desembarcaron 2.200 soldados norteamericanos, iniciando así el ejercicio Universal Treck 85, el más complejo de los que ha diseñado el Pentágono en esa nación centroamericana.

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El presidente nicaragüense advirtió que en las últimas semanas se ha registrado un salto cualitativo en el suministro de equipos militares, ya que los contra han recibido aviones, con los que se disponen a "bombardear Nicaragua".

Este escepticismo no le ha impedido manifestar que "el rechazo de la Cámara, de Representantes a la ilegal guerra encubierta representa un esfuerzo del pueblo y el Congreso norteamericanos para emprender el camino hacia el respeto de los más sagrados principios del derecho internacional". Ortega califica de ilegal e inmoral el hecho mismo de que el Congreso de Estados Unidos discuta si agrede o no a Nicaragua, pero entiende que el resultado de la votación supone un primer paso hacia la paz. Para completar esa vía, considera que el Congreso debe rechazar también cualquier proyecto para presionar al Gobierno nicaragüense con el fin de que negocie "con los mercenarios dirigidos por la CIA".

Ortega ha reiterado su invitación a Washington para que reanude las conversaciones bilaterales de Manzanillo, aunque sin aludir directamente al anuncio de Reagan de que está dispuesto a restablecer el diálogo directo con los sandinistas. Para el portavoz presidencial, Manuel Espinoza, este hecho "cambia totalmente la situación".

Ni la votación del Congreso ni el restablecimiento del diálogo con EE UU hará modificar, sin embargo, al Gobierno de Nicaragua "su firme e irreversible posición de no aceptar ninguna clase de diálogo con las fuerzas mercenarias dirigidas y pagadas por el Gobierno de Washington, cualquiera que sea el contexto en que este pretendido diálogo se quiera montar".

Los sandinistas consideran que su país padece un conflicto provocado artificialmente por EE UU y que éste debe ser resuelto en una negociación directa con Washington. Managua aceptaría discutir en ella la propuesta de alto el fuego presentada por Ortega.

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