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La cultura de la democracia argentina

Los problemas políticos, con recriminaciones y llamadas a la reconciliación, centraron el tema del primer debate

La Semana de la Argentina Democrática, que comenzó el lunes en Madrid, coincide con la visita a España del presidente Alfonsín, principal responsable de la transición de aquel país latinoamericano a la democracia, y constituye un intento de presentar en España algunos de los elementos que hoy hacen posible la esperanza en la recuperación cultura¡ de aquel país. Los actos concluyen el sábado, con la proyección de Como la sombra tenue, de una hoja, cortometraje de Óscar Aizpeolea, y Gracias por el fuego, largometraje de Sergio Renán.Antes habrá debates, conciertos y actividades teatrales de parecido signo a las que se reseñan en esta página y que han congregado a un gran cantautor, Falú, al teatro Cervantes y al bandoneonista Rodolfo Mederos, entre otros.

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Un cambio de fechas en la realización de las mesas redondas organizadas en tomo a la Semana de la Argentina Democrática permitió el lunes enfrentar y confrontar conceptos sobre la vida del pensamiento argentino de hoy. El tema Cultura argentina hoy, originariamente programado para hoy fue debatido el lunes en el Instituto de Cooperación Iberoamericana, en lugar de Realidad argentina hoy, que tendrá lugar esta tarde, a las 18.30 horas, en el mismo local. Tal vez debido a este cambio el público asistente a la primera reunión se manifestó durante el debate principalmente en tomo a algunos de los problemas políticos que aquejan a la Argentina democrática del presente, habiendo sido imposible desviar la discusión al campo de la cultura. La estrecha relación entre cultura y política fue así el punto central de un debate que osciló entre las recriminaciones y las conciliaciones.Gregorio Wenberg, director de la Biblioteca Nacional argentina, inició la rueda de intervenciones de los miembros del panel de discusión. "Lo que ocurrió en estos últimos ocho años", dijo, "es que nos achicaron el país". Según Wenberg, no hay una idea clara de los enormes estragos que causó la dictadura en la educación y la cultura argentinas durante los últimos años. Con una merma notable en la matrícula escolar y una desdemocratización en el sistema universitario, las consecuencias han sido considerables. Las llamadas listas negras, en. las que figuraban los más destacados catedráticos, dieron lugar a una serie de nombramientos arbitrarios para los puestos usurpados. "Desapareció el espíritu crítico en las aulas y con ello las alternativas plurales del pensamiento", declaró Wenberg.

Además de la fuga masiva de: cerebros de Argentina, los estudiantes tendieron principalmente a adoptar las carreras más tradicionales, dejando de lado la posibilidad de otras más adecuadas a las necesidades de la vida moderna. Esto causó una aparente plétora de profesionales subempleados y la reducción de su prestigio como tales. "El intente, de sacar la política de la universidad consiguió reducir al mínimo el papel crítico y creador que ella debe incentivar, como cosa fundamental".

Para el embajador y periodista Ramiro Casasbellas, la Prensa argentina y su sumisión a los gobiernos de facto constituyeron el núcleo de su intervención. Destacó el opaco y vergonzoso papel de los órganos de Prensa y los periodistas que apoyaron con su palabra la actuación de la dictadura, encubriendo el terrible trasfondo de injusticias que se cometieron. Aun hoy, muchos de ellos descuidan su deber de informar sobre los acontecimientos de la vida democrática, debilitándola en cierta forma. Según Casasbellas, diez millones de argentinos desconocen hoy cuál es el funcionamiento del Congreso, que en los últimos 53 años ha funcionado sólo 26.

"Los diarios desaprovechan toda la información de los debates y comisiones especiales del Congreso, en provecho de un anecdotario sin valor. Después de esta larga noche hay un desafío, el de saber utilizar la libertad de expresión para fortalecer el sistema democrático y no sólo atender al aspecto comercial de la Prensa. Los periodistas que dicen ser independientes porque no practican ninguna militancia partidista, no lo son realmente.

El escritor Antonio di Benedetto fue aún más duro contra la Prensa argentina, al afirmar que "lo que ha existido en el periodismo argentino ha sido cobardía. Acusó a los periodistas que han aplaudido los actos oficiales y que no tuvieron siquiera el valor de usar el silencio como arma", dijo Di Benedetto, quien fue aplaudido por el público asistente. El escritor reside como exiliado en España y ha regresado, hace unos días de una breve visita a Argentina. "Ahora las cosas están cambiando", afirmó, "ahora la gente habla y hasta bromea sobre las autoridades como sucedía antes. Eso sí, no he visto ninguna burla al doctor Alfonsín, no se le ridiculiza, hay una gran fe en él".

Añadió que siente en los jóvenes argentinos un gran vacío cultural. "Sin información no hay cultura, y ellos no han tenido acceso a periódicos, libros ni ideas. La destrucción mayor de la dictadura ha sido, aparte de los asesinatos, la del asesinato del pensamiento", expresó Di Benedetto. La agregada cultural de Argentina en España, Beatriz Guido, quiso recordar, sin embargo, la labor de jóvenes creadores argentinos que, pese a las dificultades del exilio, han luchado por producir las obras que hoy día ven la luz.

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