El director del Museo del Hombre de París no descarta que el fósil de Orce sea humano
Henry de Lumley recomienda la máxima prudencia al valorar el hallazgo
"El equipo científico del Instituto de Paleontología de Sabadell que realizó los descubrimientos de Orce está considerado como uno de los mejores del mundo. El trabajo que realizan -la búsqueda de vestigios humanos en el terreno de Guadix-Baza- es de una complejidad extraordinaria, una especie de labor detectivesca en la que hay sorpresas y pasos atrás, pero hay que ser muy prudentes; no se puede descartar en absoluto que los restos que hallaron el año pasado sean de un homínido", dijo ayer a EL PAÍS el doctor Henry de Lumley, director del Museo del Hombre y de Paleontología Humana de París.
El profesor de Lumley, una de las máximas autoridades mundiales en Paleontología, hizo estas observaciones a este diario en Perpiñán, en cuyo palacio de los Reyes de Mallorca fue inaugurada ayer por la mañana una exposición sobre el origen y la evolución del hombre, preparada por el laboratorio de Paleontología del Museo del Hombre de París.En la presentación de la exposición se encontraba también el profesor Josep Gibert, del Instituto de Paleontología de Sabadell, que está al frente del equipo que descubrió los controvertidos restos que en principio podían atribuirse a un homínido que habitó la zona de Guadix-Baza hace aproximadamente 1.400.000 años.
La polémica en torno a este descubrimiento paleontológico -de consecuencias trascendentales a nivel científico, en caso de confirmarse- surgió la semana pasada a raíz de la suspensión de un simposio internacional de expertos en Paleontología que debía celebrarse en Granada. En la suspensión de la reunión académica -que se verificó a petición del doctor Josep Gibert- concurrieron varios factores. Por un lado, según el paleontólogo sabadellense, el número de asistentes previstos al acto y su especialización no permitía un clima de discusión científica lo bastante sereno.
Por otro lado, al limpiar de ganga calcárea la cara interior del hueso perteneciente al supuesto hombre de Orce, se descubrió una cresta y dos rugosidades atípicas, y los científicos de Sabadell están realizando en estos momentos investigaciones complementarias para fijar con certeza la especie animal o prehumana a que pertenece el fragmento.
Aparentemente, las pesquisas prometen ser laboriosas, y el único método definitivo -un sistema de análisis inmunológico de restos fósiles que permite determinar la especie animal a que pertenecen los restos sin error posible, que ha sido puesto a punto en Estados Unidos- no será utilizable hasta dentro de unos meses.
Según la opinión del director del Museo del Hombre de París, la opinión difundida la semana pasada de que el hueso podía pertenecer a un asno se sitúa en el terreno de la mera especulación. De hecho, en caso de que los restos hallados no pertenecieran a un homínido, deberían pertenecer a un équido similar al caballo actual, aunque de corta edad y -en principio- con un volumen encefálico desusado. Aunque el equipo de paleontólogos de Sabadell está en estos momentos investigando este extremo, y se impone la máxima prudencia antes de avanzar conclusiones, una fuente consultada por este diario comentó que "si era un caballo, debía ser un caballo muy inteligente, pues el fragmento hallado corresponde a un cráneo que podía albergar una masa encefálica de 950 centímetros cúbicos, mientras que los caballos actuales no suelen superar los 600 centímetros cúbicos de masa encefálica".
"La importancia del yacimiento paleontológico de Guadix-Baza es absolutamente indiscutible. De hecho, se trata de una zona de sedimentos, formada en períodos situables entre hace 15 y cinco millones de años. Es como una historia de la vida en la tierra depositada en piedra", afirmó el profesor Henri de Lumley, cuya esposa, Marie Antoinette de Lumley, es también una destacada paleontóloga y se cuenta entre los miembros de la comunidad científica internacional que el año pasado avalaron la hipótesis de que los restos -un fragmento de cráneo- hallados por Gibert y su equipo podían ser los vestigios humanos más antiguos del continente euroasiático.
Trabajo detectivesco
"El equipo de paleontólogos de Sabadell", dijo el profesor de Lumley en presencia de Josep Gibert, "ya se acreditó como uno de los más importantes del mundo con la labor del doctor Miquel Crusafont, recientemente fallecido, pero con los hallazgos que hicieron el año pasado este papel se ha visto realzado. El caso es que el profesor Gibert y su equipo han hallado una cantidad impresionante de osamentas y restos animales, y este volumen de descubrimientos ya es importantísimo tanto si entre ellos hay restos humanos como si no".
"Lo que me interesa destacar como científico", prosiguió Lumley, "es que el trabajo de los paleontólogos es lento, complejísimo y proclive a las sorpresas. Es como investigar un crimen cometido hace más de un millón de años a partir de indicios muy escasos; es un trabajo de equipo, en el que hay que reflexionar mucho y verificar mucho. Ahora bien, sólo hay tres o cuatro zonas en el mundo -el África Oriental, el norte de Pakistán, Indonesia y el sur de la Península Ibérica- en las que se puede rastrear la historia de la vida en la Tierra. De momento, no tenemos pruebas seguras, pero la comunidad científica mundial está convencida de que hay huellas humanas de esa antigüedad en el continente europeo, y, desde luego, es bastante probable que esas huellas estén en la zona de Guadix-Baza. Ese terreno es de una importancia crucial para reconstruir la historia de la evolución de la vida y del hombre".
Terreno prometedor
Josep Gibert, el responsable del equipo de jóvenes paleontólogos catalanes que descubrió el año pasado el hombre de Orce estaba ayer también en la presentación de la exposicion de Perpiñán, en la que -en caso de no haber surgido la reciente polémica- hubiese estado también expuesto el fragmento de cráneo hallado en Venta Micena, próxima a la localidad granadina de Orce.
Gibert parecía ayer más agitado por el revuelo público que ocasionaron las dudas acerca de su descubrimiento que trastornado po un posible error en sus plantea mientos. "Lo importante", dijo "es que no se puede rebatir por completo -al menos por ahora- lo que una serie de científicos de talla internacional confirmó acerca de nuestro hallazgo. También es importante para nosotros considerar que hemos dado la cara y que en todo momento hemos operado a nivel científico y nunca hemos cedido a la tentación de mover este asunto por canales extracientíficos".
"Lo que sí está claro", añadió Gibert, "es que el terreno de Guadix-Baza, así como otros puntos del sur de la Península Ibérica, es altamente prometedor en este sentido. Para entendemos; en París en Madrid, en Sabadell y en toda la comunidad científica internacional se tiene claro que en la zona de Guadix-Baza, tarde o temprano se encontrará un hombre fósil de más de un millón de años, y desde luego será un descubrimiento sin ningún género de dudas".
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