La CEE propone 10 años de transición para la agricultura española e integración en dos etapas para frutas y hortalizas
Un período de transición total de 10 años y el mantenimiento de dos etapas -de cuatro 3, seis años- para la integración del sector hortofrutícola español en la CEE son los aspectos más relevantes de la declaración agrícola que la Comunidad Económica Europea entregará hoy a los negociadores españoles. Según la propuesta comunitaria, en la primera de las etapas de la integración hortofrutícola se mantendrá el régimen actual de exportación, y se implantará para todo el período un régimen de vigilancia de los intercambios, que podrían quedar interrumpidos de manera semiautomática. La CEE subraya en su documento que España no podrá acceder al fondo de garantía de precios de la CEE para frutas y hortalizas. Y por si esto fuera poco, Francia parecía ayer en condiciones de conseguir una mención del control de la producción de vino en España. Éste es, a falta de algún punto importante que a última hora de ayer se esbozaba, el contenido de la declaración que la CEE entregará hoy a España.
Los diez se pusieron finalmente de acuerdo ayer en una declaración que entregarán hoy a España sobre la agricultura. "No es satisfactoria para España", señaló ayer el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, "aunque ésta no es la posición definitiva de la CEE". Pero la CEE ha puesto alta la valla para el ingreso español.Un período de transición total de 10 años para la integración de la agricultura española. Una transición en dos fases (antes se les llamaba por su nombre, etapas), de cuatro y seis años, con pase automático de una a otra para el sector hortofrutícola. Durante la primera fase España no tendrá acceso a los fondos de garantía de precios de la CEE y, para este sector, se mantendrá el régimen comercial "aplicado antes de la adhesión", incluyendo los acuerdos bilaterales vigentes con Francia y otros países. Sobre todo esto, un régimen de vigilancia del comercio que, para todo producto sensible, podría interrumpirse de manera semiautomática. Y una mención -insistencia francesa- sobre los problemas específicos del control de la producción de vino en España.
"Es de lamentar que la posición no sea más flexible", señaló Morán, viendo, no obstante, "algunos avances", como la automaticidad del pase de una fase a la siguiente. Morán no desea las etapas, pero éstas sólo desaparecerán "cuando España tenga acceso a los fondos de garantía de la CEE", y añadió que "en algunas semanas estos puntos habrán sido corregidos".
El acuerdo interno de la CEE no fue fácil. El ministro francés de Asuntos Europeos, Roland Dumas, habló de una "discusión áspera, seria y profunda", y señaló que él había insistido en la cuestión del vino "para salvaguardar los intereses de los agricultores del mediodía francés". A media tarde, de ayer Dumas señaló que "estamos obteniendo satisfacción en todos los puntos".
Para las frutas y hortalizas, durante la primera etapa o fase, se mantendría el actual régimen comercial. Este sector español recibiría un trato de país tercero. Incluso peor que Marruecos o Israel, que gozan de mayores rebajas arancelarias. Pero eso sí, la CEE mantendría una tutela sobre los precios españoles. La situación sería incluso peor que ahora, con la subida de aranceles de la CEE que acompaña a la puesta en marcha del nuevo reglamento comunitario sobre frutas y hortalizas. Ninguna ayuda comunitaria al mantenimiento de los precios de las frutas y hortalizas españolas, aunque sí de los fondos para reformar las estructuras de mercado.
Una transición clásica
Para las frutas y hortalizas durante la segunda fase y para el resto de la agricultura desde el día de la adhesión, la CEE se pronuncia por una transición clásica, es decir, una aproximación gradual en todos los órdenes, durante la cual reinaría un sistema de vigilancia para los intercambios comerciales de productos sensibles.
Cada año habría, así, que negociar un calendario con cantidades y fechas, producto por producto, fijando sus techos. Superados estos techos, se establece un procedimiento de urgencia por el cual, a la demanda de un país miembro o de la Comisión Europea, ésta dispondría de 24 horas para tomar medidas conservadoras, incluida la interrupción del comercio.
En cuanto al vino, Francia, finalmente, aceptó una fórmula que señala que "se plantean problemas específicos en cuanto al control de la evolución de la producción en España, a los que habrá que encontrar soluciones negociadas" en el marco de toda la CEE. La vía queda abierta para que España no pueda producir más que ahora.
Francia ha logrado endurecer el contenido de la declaración. La cita hispano-francesa de Rambouillet no ha sido tan fructífera como se pretendía. Y Morán insistía ayer en que los franceses no habían hecho del vino un problema.
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