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La conciencia de una ciudadana

Rosa Goñi, 41 años, empleada de banca y ama de casa, madre de 4 hijos, dice que su conciencia ciudadana le hará presentar más denuncias si llegara el caso a pesar de "la historia kafkiana" en la que se ha visto envuelta por denunciar el peligro mortal que podía esconderse tras unas insignificantes colas de gambas que ella había comprado confiadamente en el mercado de la calle Príncipe de Vergara de Madrid en los últimos días de diciembre. Durante seis días, organismos oficiales, municipales y estatales, han contribuido a la oscuridad informativa del asunto, arrojándose unos a otros la pelota, y eludiendo respuestas concretas.Una amiga residente en Suiza le comentó por teléfono, a mediados del mes de enero, que la televisión de aquel país había anunciado la entrada en España de una partida de gambas de Taiwan que portaban una bacteria que había producido días antes la muerte a 12 personas en Holanda. Las autoridades sanitarias suizas hablan prohibido estas gambas y alertaban a la población para que no las consumiera. Días después fueron prohibidas oficialmente en Italia.

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Rosa Goñi conservaba, en su frigorífico un paquete de estas gambas que no había consumido en Nochevieja, como tenía previsto. Tras no pocas dificultades iniciales para encontrar un interlocutor que le resolviera el tema de su denuncia consiguió que las gambas fueran llevadas el día 24 de enero al laboratorio municipal para ser analizadas. Las pruebas del laboratorio dieron como resultado, el jueves, día 2 de febrero, que las gambas contenían la bacteria shigella flexneri, la misma que en Holanda habían tenido efectos mortales. Se trataba también de la misma marca de gambas.

El director del laboratorio municipal, Pablo Lasa, puso en conocimiento de las autoridades del ayuntamiento su descubrimiento y pidió que se analizara también otra partida de gambas importadas de Taiwan que se encontraban en algunos frigoríficos de Mercamadrid. El director de la sección de Abastos del ayuntamiento de Madrid, José Alfredo de Juan, explicaba que estas gambas encontradas en Mercamadrid, de marca Shrimps (Gambas, en inglés), aunque eran importadas de Taiwan nada tenían que ver con las contaminadas.

Algunos de los más altos responsables de la sanidad municipal negaron en un primer momento que tales gambas se hubieran vendido en Madrid y que se encontraran en el mercado español. Dentro de esta dinámica de negaciones el concejal de Sanidad, Manuel Mella, llegó incluso a amenazar, según una información transmitida por la agencia Europa Press todavía no desmentida, a la persona denunciante con abrir una investigación "porque existían indicios de que un familiar de la misma había viajado recientemente al extranjero y había podido traer las gambas desde el exterior".

Paralelamente a las propias investigaciones el ayuntamiento, en sus consultas a los responsables estatales de Comercio, Sanidad y Consumo, recibía la respuesta oficial de que no habían entrado en España gambas de esa marca. La misma respuesta, acompañada a veces por un "seguro que no, aunque lo estamos investigando" se ha dado reiteradamente a este periódico en medios oficiales de Agricultura y Pesca, Comercio y Sanidad y Consumo.

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